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¿Quién tiene derecho a contar la historia de un país?

advox.globalvoices.org.- En este editorial, los miembros de la publicación independiente Periodismo de Barrio, socios de Global Voices, relatan cómo fueron detenidos e interrogados por funcionarios de la Seguridad del Estado cubana del 11 de octubre al 12 de octubre, cuando cubrían las zonas afectadas por el huracán Mathew. El editorial fue publicado originalmente en Periodismo de Barrio, y se ha reproducido en su totalidad en Global Voices (originalmente en español) bajo nuestro acuerdo de asociación.
"Fuimos detenidos por hacer periodismo en Baracoa, en Maisí, en Imías: tres de los principales municipios afectados por la tormenta."
 Seis miembros del equipo de Periodismo de Barrio y dos colaboradores fueron detenidos en la ciudad de Baracoa, que se encuentra en la provincia de Guantánamo. No fueron detenidos por la sonrisa. Nosotros no fuimos detenidos por tomar una foto y publicarla en nuestra cuenta personal de Facebook. Nosotros no fuimos detenidos por utilizar el servicio en línea PayPal en nuestra campaña de recaudación de fondos públicos que nos permitió cubrir el proceso de recuperación de las comunidades afectadas por el huracán Mateo. Fuimos detenidos por hacer periodismo en Baracoa, en Maisí, en Imías: tres de los principales municipios afectados por la tormenta.

En concreto, fuimos detenidos por entrevistar a - o tratando de entrevistar - el gobierno local en Imías, los trabajadores de línea eléctrica que estaban tratando de restablecer el servicio eléctrico, las víctimas, las familias que evacuaron a las personas vulnerables, los maestros de escuela, cocineros, y los directores de la escuela que techos perdidos, así como libros, las clínicas médicas que fueron dañadas, los hombres y las mujeres que salvaron a otros hombres y mujeres, así como sus animales y plantas. Aquellos de nosotros que se dirigieron a Maisí fueron interrogados por funcionarios de la Seguridad del Estado en la sede del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba al tratar de obtener la autorización para trabajar en el área. Aquellos de nosotros que llegamos a Jamal fuimos detenidos en la casa donde estábamos alojados.

Su justificación fue que en Baracoa, en Maisí, y en Imías uno no podría realizar la actividad periodística, porque todas estas ciudades estaban bajo un estado de emergencia.

De acuerdo con el artículo 67 de la Constitución de Cuba, un estado de emergencia se declara "en caso de o ante la inminencia de desastres naturales o catástrofes u otras circunstancias que por su desastre, la proporción, o la esencia puedan afectar el orden interno, la seguridad del país, o la estabilidad del Estado. "Si bien este estado de excepción está en vigor, los derechos y responsabilidades de los ciudadanos reconocidos por la Constitución pueden ser administrados de forma diferente.

Ley 75 de la Defensa Nacional regula la forma en que se declaró el estado de emergencia, así como otras situaciones excepcionales. "El estado de emergencia, de conformidad con los artículos 67 y 93 párrafo 1, es declarado por el Presidente del Consejo de Estado por medio de una resolución que expresa las razones para ponerlo en marcha, la delimitación de la zona en la que se establezca, y el período efectivo. "hasta la fecha de nuestra detención, no había comunicación pública oficial por el Presidente del Consejo de Estado anunciando un estado de emergencia, aparte del anuncio realizado 4 º de octubre por el Estado Mayor de la Defensa Civil alertando a seis provincias cubanas antes de la llegada del huracán Mateo.

Esto no tiene la condición jurídica necesaria para declarar un estado de excepción de acuerdo a lo dispuesto en la Constitución.

De acuerdo con la Ley 75, "en ninguna de las situaciones excepcionales, se garantiza que los derechos fundamentales de la Constitución no serán excluidos o suspendidos." Además, "la libertad e inviolabilidad de la persona están garantizadas a quien resida en el territorio nacional. "

Como parte de las medidas adoptadas, que las autoridades cubanas no anunciaron públicamente, el ejercicio del periodismo en las zonas afectadas se restringió a aquellos medios que recibieron la acreditación para trabajar allí. 

Ni la Ley 75 ni la Constitución de la República ni el Código de Ética de la Unión de Periodistas de Cuba - al que dos de nuestros colegas pertenecen - a regular el ejercicio del periodismo en situaciones de desastres naturales. Si reconocemos que en situaciones de emergencia, se garantiza que "los derechos fundamentales de la Constitución no serán excluidos o suspendidos", que incluye la libertad de expresión y de prensa, Periodismo de Barrio no violó ninguna ley.
No hemos venido a Baracoa con el objetivo de actuar fuera de la ley. Ninguno de los miembros de nuestro sabía que tendría que "ser acreditado" antes de dirigirse a la provincia de Guantánamo.

Sin embargo, si hubiéramos tratado de hacerlo, no hubiéramos tenido un representante a quien acercarse. A diferencia de los medios de comunicación estatales y extranjeros, Periodismo de Barrio no tiene un funcionario público en Cuba a partir del cual podemos pedir autorización para realizar trabajo periodístico en una región dada. Debido a esto, esa noche, en la sede municipal del Ministerio del Interior, se pidió la autorización necesaria para hacer las historias que ya se habían planeado. La respuesta, que llegó al día siguiente después de haber permanecido en la casa durante unos quince horas como se ordenó, fue una negativa.

Todos nosotros, los periodistas fuimos luego conducidos al Ministerio de la Unidad de Operaciones del Interior en Guantánamo, escoltado por la patrulla 205ª del Departamento de Seguridad del Estado.

Nos interrogaron por segunda vez y fue confiscado nuestro equipo técnico. Tuvimos que entregar las contraseñas y cámaras, grabadoras digitales, ordenadores portátiles, unidades flash, lectores de libros electrónicos y teléfonos celulares, todos los cuales se hayan buscado durante por lo menos cuatro horas. Nos informaron de que las imágenes y las grabaciones de nuestro trabajo en la provincia serían borrados y nuestro equipo electrónico devueltos.

Las tres mujeres que formaban parte del equipo de Periodismo de Barrio fueron examinados físicamente por un funcionario en busca de otras herramientas técnicas que podrían haber sido escondidos en nuestros cuerpos, un tratamiento dado a los sospechosos en casos de pre-criminales. No hicieron lo mismo con nuestros homólogos masculinos. A continuación, se volvió nuestro equipo técnico y los archivos relacionados con nuestro trabajo borrados.

Todo el tiempo que mantiene una actitud respetuosa y de cooperación. Respondimos a todas sus preguntas sobre Periodismo de Barrio, nuestros medios de financiación, el trabajo que quería hacer en la provincia, nuestra experiencia en periodismo anterior, la formación académica que tenemos, y el origen y destino final de las donaciones individuales de ropa, alimentos y productos de higiene personal que hemos traído a la provincia. A lo largo del día (octubre 11º) y hasta que fueron puestos en libertad el 12 de octubre, alrededor de las 8:00 de la tarde, ni un solo cargo o acusación de cualquier delito fue llevado en contra de los miembros de Periodismo de Barrio.

Dejamos Guantánamo lo mismo que cuando llegamos: inocentes.

Pero la inocencia no fue razón suficiente para evitar esta detención arbitraria. En un contexto en que la ley sólo reconoce la existencia de los medios de comunicación estatales y extranjeros acreditados por el Centro de Prensa Internacional, Periodismo de Barrio se encuentra justo en el límite entre estos dos grupos. Somos el resultado de la evolución de las plataformas tecnológicas para la comunicación de información de interés público, la educación universitaria, y las necesidades profesionales que no pueden encontrar un lugar en los medios de comunicación existentes. Y no somos los únicos.

Numerosos medios de comunicación se han creado en el último año sin ninguna garantía de reconocimiento legal ni protección para la práctica de la profesión. La mayoría de las historias publicadas por estos mismos medios demuestran la fiabilidad, el equilibrio en el uso de las fuentes, un alto compromiso ético, y un profundo respeto por la realidad, en toda su pluralidad, de nuestro país.

También reconocen que hay historias que requieren una mayor investigación y el rigor informativo. Su existencia, tanto para los lectores y para los cientos de profesionales reunidos en torno a ellos, debe iniciar un debate público inclusivo sobre la estructura de propiedad de la prensa. Este debate podría abrir espacio para una ley de medios en la que al menos la propiedad cooperativa sería considerada junto con la propiedad estatal, entre otras formas de modelos sociales y públicos con respecto a estos tipos de medios de comunicación.
No es posible decir la verdad sobre Cuba desde un solo punto de vista, o desde puntos de vista unánime que son el equivalente de uno.
Entendemos que el carácter público de la prensa cubana no está garantizada únicamente por la propiedad gubernamental de los medios de comunicación. Pero no es posible decir la verdad sobre Cuba desde un solo punto de vista, o desde puntos de vista unánime que son el equivalente de uno. No cuando hay tantos puntos de vista diferentes. Para la verdad de Cuba es la verdadera Cuba - es decir, la convergencia de las verdades de todo el mundo - no debe ser una construcción colectiva en la que participan diversas voces con los mismos derechos y responsabilidades.

La Constitución de la República de Cuba, en el artículo 53, reconoce la "libertad de expresión y de prensa de acuerdo con esos fines de la sociedad socialista" para sus ciudadanos. Y en la siguiente frase especifica que "los medios de comunicación son de propiedad estatal o social y en ningún caso pueden ser objeto de propiedad privada, lo que asegura su uso para el servicio exclusivo de la clase obrera y en el interés de la sociedad". Sin embargo, debido a la forma en la que esta lógica se ha implementado no hemos logrado el ejercicio pleno de la libertad de prensa y de expresión, ni hemos asegurado el uso exclusivo de los medios de comunicación al servicio de las personas, ni hemos exorcizado el demonio que inspira la prohibición en los medios privados: el monopolio.

Lo que hemos logrado, paradójicamente, es un nuevo monopolio de la información, de los discursos periodísticos y de la verdad.

Los canales de televisión, programas de radio, publicaciones impresas, y editoriales todos los propietarios de cambio, pero que no se conviertan descentralizado o "socializado".

Para socializar no es el mismo que el de nacionalizar. No hay tal cosa como un monopolio bueno o malo. Toda la monopolización, por el Estado, un individuo o una corporación, termina la restricción de las libertades. Socializar un medio para regular la información de manera que, precisamente, no sea centralizada o concentrada en un área social, ya que se desposee a otros de poder. Haciendo "socialismo a la cubana", apropiado para nuestras circunstancias, no constituye una licencia para violar los principios inseparables del socialismo. No encontraremos una sociedad socialista mediante la reproducción de las estructuras de dominación.

Mónica, Elaine y Julio,
los miembros de Periodismo de Barrio.
Foto de Elaine Díaz, usada con permiso.
Esta no es la primera vez que hemos ido a trabajar en zonas afectadas por desastres naturales. Menos de tres días después de la tromba de agua que dañó Playa del Caimito, visitamos la zona sin pedir permiso a nadie. En las entrevistas, tanto los ciudadanos como las autoridades cooperaron con nosotros. Seis meses después de la tormenta de 29 de abril de 2015, se investigaron los principales áreas dañadas. Tres años después regresamos a la ciudad oriental de Santiago.

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