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Doce años después de dar a luz a su hija se enamora del donante anónimo que fecundó su óvulo

En 2005, cuando su pareja era otra mujer, quiso tener un hijo. El año pasado se encontró con el hombre cuyo semen eligió, entre muchos desconocidos donantes, para embarazarse.


Imagen ilustrativa-Pixabay - Herney
Más de 10 años después de embarazarse por inseminación artificial, la estadounidense Jessica Share se enamoró del hasta entonces anónimo padre biológico de su hija, cuya esperma eligió entre otros donantes en 2005 y al que conoció el año pasado. La increíble historia fue contada en el programa 'Good Morning America'.
Share relató cómo con Aaron Long se hicieron novios tanto tiempo después de que su semen le permitiera tener un hijo, en tiempos en que ella tenía por pareja a otra mujer. Explicó además que eligió su esperma porque se sintió entonces atraída por su perfil de donante.
Hace algunos años, Jessica rompió con su novia y por ese mismo momento su hija, Alice, encontró a quien había sido su padre biológico, gracias a la web de análisis genético 23andMe. Alice se puso en contacto con el hombre, y al tiempo Jessica y Aaron decidieron encontrarse en persona. Sintieron casi enseguida atracción mutua, admitió la mujer, y ahora los tres viven juntos en una casa en Seattle.
"Es como si estuviera viviendo una historia de ciencia ficción", dijo Aaron para definir su relación. Y admitió que tiene muchos más hijos biológicos: aunque desconoce la cifra exacta, estima que rondan en torno a 67.  

Detectan una segunda señal cósmica de origen desconocido que se repite

En total, los astrónomos han anunciado la detección de 13 nuevas ráfagas rápidas de radio.
 Imagen ilustrativa Pixabay - WikiImages

Científicos canadienses detectaron, con ayuda de un instrumento conocido como CHIME 13, nuevas ráfagas rápidas de radio (FRB) o señales espaciales de origen desconocido. Lo más interesante es que el equipo descubrió que una de las señales se repite, característica que solo se había registrado antes en otra señal similar.
Según reporta un comunicado que resume dos estudios publicados en la revista Nature, las misteriosas señales –de milisegundos de duración– provienen de un lugar desconocido fuera de nuestra galaxia, ubicado a unos 1.500 millones de años luz. En total, durante el año pasado se descubrieron 13 fenómenos como este, todos en el verano.
El misterio de la década ¿Qué o quién envía las señales de radio desde el espacio?
Hasta ahora, los científicos habían detectado solo una señal repetiva, a la que denominaron como FRB 121102. Captada en 2012, se repitió 16 veces, y su origen fue rastreado en una galaxia enana ubicada a 3.000 millones de años luz. La nueva ráfaga, llamada FRB 180814.J0422+73, se repitió seis veces.
Además, los investigadores reportan que 7 de aquellas 13 ráfagas se registraron en la frecuencia de 400 mega Hertz, que sería la frecuencia más baja registrada hasta ahora para este fenómeno (la más baja anterior fue de 700 MHz).
Los autores del estudio destacan algunas similitudes entre las ráfagas que se repiten, la FRB 121102 y la FRB 180814.J0422+73, y considera que este hecho puede sugerir mecanismos de emisión o efectos de propagación similares.
La primera ráfaga rápida de radio, FRB 010724, fue detectada en el año 2007 por un grupo de científicos de la Universidad de Virginia Occidental, Estados Unidos, mientras estudiaban los datos recopilados por el telescopio australiano Parkes en 2001. Desde entonces, este fenómeno cósmico ha pasado a ser uno de los principales enigmas astrofísicos, sin que se haya logrado aún comprender su naturaleza.

La crisis de las ratas en Nueva York, agravada por el cambio climático: "Estamos en guerra"

19.152 llamadas al Ayuntamiento de Nueva York por la presencia de ratas, un 10% más que un año antes
Según los expertos, la subida de las temperaturas ha alargado su período de alimentación y reproducción
El aumento de su población es una tendencia global que se da en muchas ciudades del mundo

Mural de Banksy pintando en un edificio de Manhattan, Nueva York, en 2008. CORN FED CHICKS - CC
El diario.- Oliver Milman - Nueva York.- Durante mucho tiempo, la gigantesca población de ratas de Nueva York se alimentó de los restos de pizza desperdigados por las calles de la ciudad. La plaga creciente de ahora tiene un nuevo motivo para estar a gusto en Nueva York: la subida de las temperaturas.

Las autoridades de la ciudad hablan de un número creciente de quejas de residentes por las ratas y dicen que los inviernos más suaves están alargando el período en el que pueden alimentarse y reproducirse. La moderación de los inviernos también ha aumentado el tiempo que las personas pasan haciendo actividades al aire libre y generando el tipo de basuras que hace prosperar a las ratas. 

Las quejas relacionadas con ratas han aumentado en los últimos cuatro años. Solo en 2017 hubo 19.152 llamadas al Ayuntamiento por este tema, un 10% más que un año antes. No se sabe exactamente cuántas ratas hay en Nueva York (las estimaciones oscilan entre doscientas cincuenta mil y decenas de millones), pero en otras ciudades de EEUU se han registrado aumentos similares en la actividad de estos animales. Los servicios de control de plagas de Houston, Washington, Boston y Filadelfia también dicen estar recibiendo muchas más llamadas.

La gente experimentada en la lucha contra las ratas responsabiliza parcialmente al cambio climático. "Es un asunto complejo, pero estamos viendo aumentos de la población de ratas en todo el mundo", dice Bobby Corrigan, un conocido especialista y consultor en el tema que, como parte de su investigación de doctorado, llegó a vivir una semana en un establo de Indiana infestado de ratas.

"El número de peticiones que tengo está por las nubes, no doy abasto", cuenta. "Desde Boston hasta Washington DC, cualquier inspector de salud te dirá que hay una tendencia al alza (…) Las ratas frenan su reproducción en invierno porque hace mucho frío, pero es probable que ahora tengan una camada más al año porque hace más calor; en cada camada hay unas 10 crías y eso marca la diferencia".

'Nuevos mundos' a la vista: La NASA halla un exoplaneta no rocoso 23 veces más pesado que la Tierra

Además del HD 21749b, un satélite de la agencia estadounidense también ha localizado otros dos exoplanetas.

Los exoplanetas LHS 3844b, Pi Mensae c y HD 21749b - exoplanets.nasa.gov
El Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS, por sus siglas en inglés) de la NASA ha detectado el exoplaneta HD 21749b, cuyo tamaño triplica el de la Tierra. La masa del HD 21749b, hallado en la constelación Reticulum, a una distancia de 53 años luz, es 23 veces mayor que la de nuestro planeta, mientras que la temperatura en su superficie es de unos 150 grados centígrados.
El planeta tarda 36 días en completar una órbita en torno a la estrella de tipo K, HD 21749, de una masa equivalente al 80% de nuestro Sol. Diana Dragomir, autora principal del informe sobre el hallazgo, destaca que tiene una densidad mayor que la de Neptuno y opina que el HD 21749b podría ser un planeta acuático o podría tener "algún otro tipo de atmósfera sustancial", pero que no es rocoso.
Se trata del planeta con mayor periodo de tránsito en un radio de 100 años luz respecto del Sistema Solar, con la temperatura de superficie más fría entre los exoplanetas que orbitan una estrella más brillante que de décima magnitud, o unas 25 veces más tenue que el límite que puede percibir el ojo humano.
Además, los científicos creen que alrededor de la misma estrella podría girar otro planeta, más o menos del tamaño de la Tierra, que completa una vuelta cada 8 días. Si los astrónomos están en lo cierto, sería el planeta más pequeño detectado hasta la fecha por TESS.

Pi Mensae c y LHS 3844b

Además del HD 21749b, el satélite de la NASA halló otros dos exoplanetas. Uno de ellos, el Pi Mensae c, que es el doble de grande que la Tierra, orbita la estrella Pi Mensae, parecida al Sol en tamaño y masa y que se encuentra situada a unos 60 años luz, siendo visible sin telescopios en la constelación Mensa del hemisferio sur. El nuevo planeta tiene una órbita circular a diferencia del planeta Pi Mensae b, que consta de una órbita excéntrica.
El otro planeta encontrado por TESS es el LHS 3844b. Es rocoso, se ubica a unos 49 años luz, en la constelación Indus y se considera uno de los exoplanetas en tránsito más cercanos, de cuya existencia se tiene constancia. El LHS 3844b orbita una fría estrella enana tipo M, que tiene una quinta parte del tamaño del Sol, y que completa su órbita en 11 horas. Debido a su proximidad a la estrella, de día pueden formarse charcos de lava fundida en su superficie rocosa.


En busca de los mundos perdidos, Hubble encuentra un exoplaneta que se evapora rápidamente

El exoplaneta se está reduciendo a medida que la atmósfera se escapa
Al capturar exoplanetas que se encuentran precariamente cerca de sus estrellas, los astrónomos han descubierto la escasez de un tipo de mundo extraño. Es una clase predicha de mundo del tamaño de Neptuno que orbita a unos pocos millones de millas de su estrella, mucho más cerca que la distancia de 150 millones de kilometros entre la Tierra y el Sol. Apodados "Neptunes calientes", estos planetas tendrían atmósferas que se calientan a más de 927 grados (lo suficientemente caliente como para derretir la plata).


Sin embargo, la misteriosa deficiencia de Neptuno caliente sugiere que estos planetas son raros, o fueron abundantes al mismo tiempo, pero desde entonces han desaparecido. De hecho, la mayoría de los exoplanetas conocidos del tamaño de Neptuno son simplemente "cálidos", porque orbitan más lejos de su estrella que los de la región donde los astrónomos esperaban encontrar a Neptunes calientes.
Hasta la fecha, los astrónomos han descubierto dos Neptunes cálidos que están filtrando sus atmósferas al espacio. El hallazgo más reciente, un planeta catalogado como GJ 3470b, está perdiendo su atmósfera a una velocidad 100 veces más rápida que la de la previamente descubierta evaporación del cálido Neptuno, GJ 436b.
Estos descubrimientos refuerzan la idea de que la versión más caliente de estos mundos distantes puede ser una clase de planeta transitorio cuyo destino final es reducir al tipo más común de exoplanetas conocidos, los mini-Neptunes, planetas con atmósferas pesadas y dominadas por hidrógeno. Más grande que la Tierra pero más pequeño que Neptuno.

Eventualmente, estos planetas pueden reducir aún más su tamaño para convertirse en súper-Tierras, versiones más masivas y rocosas de la Tierra. Si GJ 3470b continúa perdiendo masa rápidamente, en unos pocos miles de millones de años, quizás también se reducirá a un mini-Neptuno.
 Los pescadores se sentirían desconcertados si capturaran solo peces grandes y pequeños, pero pocos peces medianos. Los astrónomos también se han quedado perplejos al realizar un censo de planetas extrasolares que abrazan a las estrellas. Han encontrado planetas calientes del tamaño de Júpiter y súper-Tierras calientes (planetas no más de 1.5 veces el diámetro de la Tierra). Estos planetas están ardiendo porque orbitan muy cerca de su estrella. Pero los llamados "Neptunes calientes", cuyas atmósferas se calientan a más de 1,700 grados Fahrenheit, han sido mucho más difíciles de encontrar. De hecho, hasta ahora solo se han encontrado unos pocos Neptunes calientes.
De hecho, la mayoría de los exoplanetas conocidos del tamaño de Neptuno son simplemente "cálidos", porque orbitan más lejos de su estrella que los de la región donde los astrónomos esperaban encontrar a Neptunes calientes. El misterioso déficit del caliente Neptuno sugiere que tales mundos extraños son raros, o fueron abundantes al mismo tiempo, pero desde entonces han desaparecido.
Hace unos años, los astrónomos que utilizaban el Telescopio Espacial Hubble de la NASA descubrieron que uno de los Neptunes más cálidos conocidos (GJ 436b) está perdiendo su atmósfera. No se espera que el planeta se evapore, pero es posible que Neptunes no haya tenido tanta suerte.
Ahora, los astrónomos han usado el Hubble para atrapar a un segundo Neptuno "muy cálido" (GJ 3470b) que está perdiendo su atmósfera a una velocidad 100 veces más rápida que la de GJ 436b. Ambos planetas residen a unos 3.7 millones de millas de su estrella. Eso es una décima parte de la distancia entre el planeta más interior de nuestro sistema solar, Mercurio y el Sol.
"Creo que este es el primer caso en el que esto es tan dramático en términos de evolución planetaria", dijo el investigador principal Vincent Bourrier de la Universidad de Ginebra en Sauverny, Suiza. "Es uno de los ejemplos más extremos de un planeta que sufre una gran pérdida de masa a lo largo de su vida. Esta considerable pérdida de masa tiene importantes consecuencias para su evolución, y afecta nuestra comprensión del origen y destino de la población de exoplanetas cerca de su estrellas."
Al igual que con los planetas en evaporación descubiertos anteriormente, la intensa radiación de la estrella calienta la atmósfera hasta un punto en el que escapa a la fuerza gravitatoria del planeta como un globo de aire caliente sin ataduras. El gas que se escapa forma una nube gigante alrededor del planeta que se disipa en el espacio. Una razón por la que GJ 3470b puede evaporarse más rápido que GJ 436b es que no es tan densa, por lo que es menos capaz de aferrarse gravitacionalmente a la atmósfera calentada.
Además, la estrella que alberga GJ 3470b tiene solo 2 mil millones de años, en comparación con la estrella de 4 mil millones a 8 mil millones de años que orbita el planeta GJ 436b. La estrella más joven tiene más energía, por lo que bombardea el planeta con más radiación abrasadora que la que recibe GJ 436b. Ambas son estrellas enanas rojas, que son más pequeñas y duraderas que nuestro Sol.
El descubrimiento de dos Neptunes cálidos que se evaporan refuerza la idea de que la versión más caliente de estos mundos distantes puede ser una clase de planeta transitorio cuyo destino final es reducirse al tipo más común de exoplanetas conocidos, los mini-Neptunes, planetas con gran cantidad de hidrógeno y dominados por hidrógeno. Atmósferas que son más grandes que la Tierra pero más pequeñas que Neptuno. Eventualmente, estos planetas pueden reducir aún más su tamaño para convertirse en súper-Tierras, versiones más masivas y rocosas de la Tierra.
"La pregunta ha sido, ¿adónde han ido los calientes Neptunes?" dijo Bourrier. "Si trazamos el tamaño planetario y la distancia de la estrella, hay un desierto, un agujero, en esa distribución. Eso ha sido un enigma. Realmente no sabemos cuánto jugó la evaporación de las atmósferas para formar este desierto. Pero nuestro Hubble "Las observaciones, que muestran una gran cantidad de pérdida de masa de un cálido Neptuno en el borde del desierto, son una confirmación directa de que el escape atmosférico juega un papel importante en la formación de este desierto".

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