Mientras tanto, en India, millones de agricultores se negaron a desocupar las calles de Nueva Deli. Han estado protestando durante meses, desafiando de manera decidida el intento del gobierno central de imponer reformas que los pondrían a merced de los gigantes corporativos.
Las dos protestas, tan diferentes en forma, tienen en común algo fundamental. Cada una expresa la indignación por la toma de control de los sistemas alimentarios por parte de las compañías tecnológicas más grandes y más ricas del mundo. En China, Alibaba encabeza una masiva ola de inversiones y adquisiciones en el sector alimentario por parte de las compañías tecnológicas. Hace muy poco tiempo pagó 3.600 millones de dólares para adquirir la cadena de hipermercados más grande del país. En India, compañías como Amazon y Facebook realizan operaciones similares para controlar la distribución de alimentos y el comercio minorista mediante comercio electrónico, lo que explica, en gran medida, el deseo del gobierno central de desmantelar las protecciones de mercado para los agricultores.
Queda claro que la ambición de los Gigantes Tecnológicos por el sector de alimentos y agricultura no termina en China e India. Tiene un carácter global y alcanza a todos los aspectos del sistema alimentario, incluyendo lo que se conoce como agricultura digital. Mientras que algunos ven esto como un medio para llevar tecnologías más avanzadas a la actividad agrícola, las tecnologías no se desarrollan en una burbuja. Están moldeadas por el dinero y el poder, y ambos están concentradas al extremo en el sector de las tecnologías. En una era donde sólo unas pocas corporaciones tienen un control sin precedentes sobre la información, las comunicaciones y el sistema alimentario, la agricultura digital evolucionará de modos que fortalecerá su poder y sus ganancias.
Un nuevo informe de GRAIN revisa el modo en que los Gigantes Tecnológicos ya promocionan la agricultura industrial y la agricultura por contrato, y debilitan la agroecología y los sistemas alimentarios locales a través del desarrollo de sus plataformas de agricultura digital. Como lo muestra el informe, las consecuencias son particularmente graves para los pequeños agricultores en el Sur Global.
Las plataformas de agricultura digital de los Gigantes Tecnológicos se basan en la recolección de cantidades masivas de datos, que pueden luego ser procesados con poderosos algoritmos para proporcionar a los agricultores análisis y datos en tiempo real sobre las condiciones de sus suelos y agua, el desarrollo de sus cultivos, la situación respecto a plagas y enfermedades y los cambios inminentes del tiempo y el clima que puedan ocurrir. Esto puede sonar atractivo para los agricultores en áreas donde hay una gran recolección de datos (análisis de suelos regulares, estudios de campo, mediciones de rendimientos, etcétera) y para las fincas que pueden pagar nuevos instrumentos tecnológicos que recolectan datos (como los nuevos tractores, drones, sensores en el campo). Para estas fincas, las compañías tecnológicas pueden recolectar suficiente cantidad de datos como para entregar recomendaciones relativamente específicas y útiles sobre aplicación de fertilizantes, uso de pesticidas y épocas de cosecha. Si estas fincas realizan monocultivos, eso hace mucho más simple la recolección y análisis de datos, como también las recomendaciones.
La historia es muy distinta para los 500 millones o más de familias campesinas en el mundo que producen la mayor parte de los alimentos a nivel mundial. Es común que sus tierras se localicen en áreas donde los servicios de extensión son mínimos o no existen y donde difícilmente hay algún tipo de recolección centralizada de datos de campo. Los campesinos y campesinas tampoco pueden pagar los altos precios por los instrumentos tecnológicos que las fincas más grandes pueden usar para alimentar con datos a la nube. El resultado es que los datos que recolectan las compañías tecnológicas las fincas pequeñas serán, inevitablemente, de muy mala calidad. Infografía de GRAIN. Haga clic en la imagen para ampliarla o aquí para ver la versión en PDF.
Una buena recomendación no es realmente el objetivo de todo esto. Para las corporaciones que invierten en agricultura digital, el objetivo es integrar a millones de agricultores en una enorme red digital, controlada centralmente. Una vez incorporados, los agricultores son fuertemente presionados, si no acaso obligados, a comprar sus productos (insumos, maquinaria y servicios financieros) y a venderles productos agrícolas que las compañías venden a otros. Todo esto se hace a través de sistemas de compra y venta mediante teléfonos móviles, desarrollados por las mismas compañías.
Las plataformas digitales emergentes de los Gigantes Tecnológicos no ayudarán a que el campesinado comparta sus saberes o promueva sus diversas variedades de semillas y de animales. Las plataformas hacen énfasis en el cumplimiento de condiciones, los agricultores que participan deben comprar los insumos que son promovidos y vendidos mediante crédito (con altas tasas de interés), deben seguir las “recomendaciones” que les llegan a través de las aplicaciones de conversación si quieren calificar para un seguro de cultivos (por el cual deben pagar), deben vender sus cultivos a las compañías (y no negociar el precio), y deben recibir sus pagos mediante aplicaciones de dinero digital (por las cuales tienen que pagar una comisión). Cualquier error puede afectar su calificación crediticia y el acceso al financiamiento y los mercados. Es agricultura por contrato a una escala masiva.
Estos desarrollos de la agricultura digital no están divorciados de la agresiva entrada de los Gigantes Tecnológicos a la distribución de alimentos y el comercio minorista. En realidad, la agricultura digital está desarrollando, al inicio de la cadena productiva, sistemas de producción centralizados que alimentarán las operaciones en evolución de los Gigantes Tecnológicos, los cuales están desplazando rápidamente a las tiendas pequeñas, los vendedores ambulantes y otros actores locales que por largo tiempo han brindado a los consumidores los alimentos producidos por campesinos y campesinas. Se están creando las condiciones para que quienes ahora producen o venden en pequeña escala sean los futuros trabajadores a destajo de las compañías de los Gigantes Tecnológicos.
Es necesario que cuestionemos y resistamos las agresivas adquisiciones en el sector de los sistemas alimentarios por parte de los Gigantes Tecnológicos. Debemos trabajar en conjunto para acabar con el poder de los Gigantes Tecnológicos y sus multimillonarios dueños y luchar por una visión diferente; una basada en la participación democrática y diversificada en la producción y en el compartir conocimientos e información.