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La bioenergía a gran escala debe excluirse de la definición de energía renovable

Al incluir la bioenergía en los objetivos de energía renovable, la UE está promoviendo directa e indirectamente subsidios para la misma, al considerarla una alternativa sostenible a los combustibles fósiles.
Pero de acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía, la energía renovable es “energía derivada de procesos naturales (P.ej. solar, viento) que se regeneran a un ritmo más rápido del que se consumen”. La bioenergía no cumple con esta definición, ya que no hay garantía de que toda la biomasa que se quema se regenere, y nunca se regenera “a un ritmo más rápido” del que se consume.

Más aún, la bioenergía a gran escala está lejos de ser sostenible, ya que depende de una gran expansión de la agricultura industrial, de plantaciones de monocultivos de árboles, y de la tala industrial. Estas actividades industriales agotan y contaminan los suelos y el agua, destruyen los bosques, pastizales y humedales, y destruyen los medios de vida de muchos millones de personas sobre todo en el Sur global.
La UE pretende tener una política climática y objetivos de reducción de emisiones muy ambiciosos. Pero esta pretensión se basa en la falsa premisa de que la bioenergía a gran escala es inherentemente neutral en términos de carbono, o por lo menos “baja en carbono”. Un cuerpo creciente de evidencias muestra sin embargo que, especialmente cuando la bioenergía se produce y se utiliza a gran escala, tiende a incrementar más que a reducir las emisiones de carbono cuando se compara con los combustibles fósiles.

Muchas instancias en la UE argumentan que los impactos ambientales y climáticos adversos de la bioenergía a gran escala pueden evitarse aplicando estándares de sostenibilidad. Sin embargo, estándares aplicados a diferentes tipos de 'materias primas' no pueden solucionar una cuestión que tiene que ver con la escala: la gran escala de la bioenergía industrial es un problema en sí mismo. Estándares y esquemas de certificación se aplican únicamente a cargamentos específicos de biomasa o biocombustibles y no tienen efecto en el conjunto de la escala y la expansión.

Por el contrario, agrandan el problema al legitimar el uso de bioenergía a gran escala a los ojos del público. Más aún al haber mostrado el escándalo de Volkswagen lo ineficaces que son los estándares e incluso las normativas sin una estricta vigilancia independiente, y los estándares ya existentes para biocombustibles y los propuestos para biomasa dependen enteramente de autorregulación por parte de las empresas y las consultorías contratadas por ellas mismas.

En la UE, la bioenergía tiende a competir más bien con fuentes de energía renovable más bajas en carbono y que ocupan menos tierras, como la eólica y la solar, más que con los combustibles fósiles, porque se adapta a la actual infraestructura de los últimos, y así se está obstaculizando un cambio real.

La bioenergía puede constituir una alternativa energética sostenible, pero sólo cuando se produce a una escala pequeña para cubrir necesidades energéticas locales, y sólo si (por ejemplo) se tienen en cuenta los efectos sobre la salud del humo puertas para adentro, especialmente sobre las mujeres. Los esquemas de energía local a pequeña escala podrían en todo caso seguir teniendo apoyo, por ejemplo a través de fondos de desarrollo rural. De hecho, proyectos de bioenergía comunitaria a menudo ya se ven beneficiados de este tipo de apoyos, más que de subsidios derivados de la Directiva de Energías Renovables, la cual impulsa de manera desproporcionada los esquemas industriales a gran escala.

La UE no puede continuar con el modelo actual de consumo energético, que se sustenta en falsas afirmaciones de que la bioenergía es renovable, cuando su uso a escala industrial claramente no lo es. Las pretensiones de que las emisiones se reducen son a menudo falsas y se dan a expensas de la tierra, el sustento, los bosques, los suelos y el agua. La UE ya porta una gran responsabilidad en las crisis del clima y la biodiversidad que amenazan al planeta. Demandar más tierras para la producción de bioenergía bajo la falsa premisa de quecontribuye así a proteger el clima sólo puede incrementar la ya inaceptable elevada huella de la UE sobre el uso de tierras.

Es necesario que la UE termine el actual sobreconsumo de energía, y su enorme impacto global sobre personas y ecosistemas.



Un cambio positivo y una buena señal para el resto del mundo sería reconocer totalmente los devastadores impactos de la bioenergía a gran escala sobre las personas, los territorios, los bosques y el clima, y excluir la bioenergía de la definición de energía renovable y de la próxima UE DER.

Enlace relacionado
: https://www.salvalaselva.org/…
Fuentes : Red Latina sin Fronteras - biodiversidadla.org

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