©MSC shipping - El buque contenedor MSC Daniela.
Países
como España, que ha sufrido poderosas tormentas que han destruido
puentes, carreteras, vías ferroviarias y visto pueblos enteros
sumergidos, son el ejemplo de cómo el cambio climático puede
dejarnos sin transporte. Un nuevo estudio hecho para la región
europea y Canadá pone de relieve la importancia de adaptar la
infraestructura a la mayor amenaza del siglo XXI.
La infraestructura de transporte como carreteras, vías ferroviarias, puertos, aeropuertos y canales navegables, enfrentan una amenaza sin precedentes debido al cambio climático, afirma un nuevo estudio de La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE).
La
Comisión pone
como ejemplo a España, país que acaba de
sufrir las tormentas más poderosas experimentadas en décadas,
destruyendo puentes, cortando carreteras y líneas de ferrocarril
y sumergiendo
pueblos enteros en áreas costeras;
y al Reino Unido, cuyas pérdidas causadas por inundaciones podrían
aumentar de 50 millones de libras esterlinas a 500 millones para la
década del 2040.
En
general, en la Unión Europea, los costos para la protección de
puentes contra inundaciones futuras se estiman en más de 500
millones de euros anuales.
La
UNECE afirma que, aun así, la adaptación de los sistemas de
transporte a los crecientes riesgos climáticos ha recibido hasta
ahora una atención relativamente baja, por lo que ha decidido lanzar
el estudio que mapea
áreas clave de
las principales redes y nodos de transporte terrestre en Europa y
Canadá, donde el cambio climático podría ser más peligroso.
Cuatro amenazas a la infraestructura
Según
la comisión, la mayor parte de la infraestructura de la región fue
diseñada para el clima del siglo XX y ha estado sujeta a baja
inversión pública en las últimas décadas, por lo que los mapas
digitales desarrollados en la investigación pueden ayudar
a priorizar los esfuerzos claves de adaptación a los cuatro
potenciales riesgos:
las inundaciones y tormentas, el aumento del nivel del mar, el
aumento de las temperaturas, y el derretimiento del permafrost.
PNUD UkraniaTrabajadores asfaltando una carretera en Ukrania. |
• Inundaciones
por altas precipitaciones y tormentas extremas
La
infraestructura vial y aeroportuaria, ferrocarril y vías navegables
están en riesgo de deslizamientos de tierra y otras fallas
relacionadas con los impactos de las lluvias y las tormentas.
Las
áreas en mayor peligro de la región son aquellas más
pobladas y económicamente desarrolladas en
las cuencas medias y bajas de los principales ríos europeos, por
ejemplo, el Danubio, el Rin, Elba, Po, Dnieper, y los Ríos Don y
Volga.
Las
redes de transporte clave, que probablemente se verán afectadas en
Canadá, se encuentran en la costa de Columbia Británica, incluidos
Vancouver y Prince Rupert, que son las principales puertas de entrada
a Asia, y en el este del país norteamericano.
• Aumento del nivel del mar y mayor actividad de las olas
El
aumento del nivel del mar y una mayor actividad de las olas que
causan erosión ponen en riesgo la infraestructura vital de
transporte costero, es decir, carreteras costeras, ferrocarriles,
puertos marítimos y aeropuertos.
Más
del 60% de los puertos marítimos de la Unión Europea pueden
estar bajo un alto riesgo de inundación para 2100,
causando interrupciones en las operaciones y daños a la
infraestructura portuaria y a los buques, especialmente a lo largo de
la costa del Mar del Norte, donde el tráfico de más de 500 puertos
representa hasta el 15% del transporte de carga mundial.
Se
prevé que el aumento del nivel del mar y la mayor movilidad del
hielo marino en verano afecten a toda la costa norte y ártica de la
región.
• Aumento de las temperaturas
El
aumento de las temperaturas relacionado con el aumento de las olas de
calor y los veranos más secos y calurosos afectará las carreteras,
donde los daños en el pavimento, los daños a los puentes y el
aumento de deslizamientos de tierra en las zonas montañosas se
encuentran entre los riesgos clave.
Las
áreas consideradas particularmente dignas de un análisis más
detallado incluyen las
carreteras electrónicas en el sur de Europa (sureste
de Francia, Italia, los Balcanes Occidentales, Portugal, España,
Grecia, Turquía), así como en los países nórdicos (Noruega,
Suecia y Finlandia).
En
las principales redes ferroviarias, donde los posibles impactos
incluyen el pandeo o el torcimiento de pistas, fallas en las
pendientes y restricciones de velocidad. La infraestructura en el
Mediterráneo (España, Italia, Francia), el norte de Europa y
Croacia se encuentran entre las que necesitan una evaluación más
profunda.
El
calentamiento también se asocia con mayores riesgos de navegación
en las vías interiores, con implicaciones significativas para el
transporte de bienes y personas, lo que ya es problemático en
algunas partes de Europa central.
Michael FritzUn científico en frente de una costa de permafrost en la isla de Herschel en Canadá. |
• Derretimiento del permafrost
El
derretimiento del permafrost traerá importantes riesgos de
estabilidad a la infraestructura de transporte por carretera y
ferrocarril en las regiones árticas de Europa y Canadá.
La
descongelación presenta desafíos significativos para el transporte,
con un aumento de costos para desarrollar y mantener la
infraestructura. Por ejemplo, muchas carreteras del Ártico están
construidas sobre el permafrost,
e implican costos sustanciales de mantenimiento, así como
restricciones de uso.
Los
impactos del deshielo incluyen asentamiento en el suelo,
inestabilidad de taludes, problemas de drenaje y grietas, eso puede
afectar la integridad estructural y la capacidad de carga de la
infraestructura en estas regiones.
Se
anticipa que dicha degradación aumentará sustancialmente bajo los
aumentos proyectados en la extensión y profundidad del deshielo.
Un llamado para los países
La
comisión recomienda a los países de la región europea que
participen en los esfuerzos de adaptación al cambio climático, y
asegura que continuará recopilando y analizando información de
proyectos nacionales y subnacionales para comprender mejor las
áreas clave de vulnerabilidad al cambio climático de las redes de
transporte.
También
les llama a facilitar proyectos e invertir en la evaluación de los
impactos, así como en la identificación de medidas de adaptación.