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China impone sanciones a siete estadounidenses y a varias entidades del Gobierno de EE.UU.

Entre las personas que son objeto de las medidas restrictivas figura Wilbur Ross, secretario de Comercio estadounidense durante la Administración Trump.


El ministerio chino de Exteriores ha anunciado este viernes la imposición de sanciones contra siete estadounidenses y contra varias entidades gubernamentales de EE.UU., informa Reuters. La medida ha sido tomada en respuesta a medidas similares de Washington contra varios funcionarios chinos por la situación en Hong Kong.

Entre las personas que son objeto de las medidas restrictivas figura Wilbur Ross, secretario de Comercio estadounidense durante la Administración Trump.

Además, Pekín aplicó sanciones "recíprocas" contra actuales o antiguos dirigentes de varias organizaciones, entre ellas la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China y la Comisión de Revisión Económica chino-estadounidense. En la lista también figuran organizaciones no gubernamentales como el Instituto Nacional Demócrata para los Asuntos Internacionales, el Instituto Republicano Internacional, Human Rights Watch y el Consejo de Democracia de Hong Kong (con sede en Washington).

El pasado 16 de julio, Washington impuso sanciones contra siete funcionarios chinos a los que responsabiliza por las políticas hacia Hong Kong. Al mismo tiempo, alertó a las empresas internacionales de los riesgos de hacer negocios en la región administrativa especial china, debido al "deterioro" de la situación.

Tras aquellas sanciones, el gigante asiático instó a EE.UU. a dejar de entrometerse en los asuntos internos de China y de Hong Kong. Asimismo, la Cancillería china calificó las sanciones de "un desperdicio de papel" y recalcó que no "se doblegará" ante ellas.

Variante delta: ¿riesgo para los niños que vuelven a clases?

¿Qué riesgo supone la variante delta del coronavirus para los niños que vuelven a la escuela en clases presenciales?
Estas son las respuestas del pediatra alemán Jakob Armann.

Crecer en tiempos de coronavirus significa mantener distancia.

En el hemisferio norte, los niños tienen vacaciones de verano. El pediatra alemán Jakob Armann, que trabaja en el Hospital de Niños de la Universidad de Dresde, en el estado de Sajonia, explica el riesgo que representa la variante delta del coronavirus para el regreso a clases de forma presencial.

Deutsche Welle: ¿Cuán peligrosa es la variante delta del coronavirus para los niños?

Jakob Armann: Actualmente no tenemos datos sobre si la variante delta es más peligrosa para los niños que la variante alfa, que fue relevante anteriormente, o que el coronavirus original. En este momento, si se observan las tasas de hospitalización, si se observa a los niños que ingresaron a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), nada ha cambiado desde el surgimiento de la variante delta. La variante delta es más transmisible, de modo que habrá más gente contagiada en todas partes y, por eso, también más niños contagiados. Pero, en cuanto a riesgo individual, nada ha cambiado con la variante delta.

¿Eso significa que la cantidad de niños que usted atiende en el hospital donde trabaja no ha cambiado, o que no hay más niños internados allí por la variante delta que antes?

En estos momentos no tenemos ni un solo niño internado con COVID-19 en el hospital. Obviamente, las cifras en Alemania siguen siendo bastante bajas, y, sin embargo, hay chicos contagiados con la variante delta en la ciudad de Dresde y en las áreas circundantes. Pero ninguno de ellos ha estado lo suficientemente enfermo como para que hubiera que ingresarlo a un hospital. Si se toman en cuenta los datos de Reino Unido, donde la variante delta surgió antes que en Alemania, tampoco allí hay más niños internados por COVID-19 con una mayor prevalencia de la variante delta.

Escuchamos que los síntomas de COVID-19 por la variante delta son diferentes en los adultos, en comparación con los síntomas que les provoca la cepa original. Para clarificar, ¿usted está diciendo que no hay diferencia en ese sentido en los niños?

No hay diferencias que podamos determinar en este momento. Tenemos un registro a nivel nacional de las internaciones de niños con COVID-19 y en los últimos meses no hubo diferencias en comparación con meses anteriores. Y lo mismo resulta al consultar con pediatras de Reino Unido, por ejemplo: ellos tampoco registran diferencias. Usualmente, los niños presentan síntomas suaves y no se enferman gravemente con la variante delta del coronavirus.

Mucha gente señala el hecho de que, simplemente, no tenemos suficientes datos, quizás porque muchos estudios que se centran en los niños, incluido el suyo, cuentan con muy pocos sujetos de prueba, y usted básicamente confirma eso. ¿Significa esto que los estudios, si podemos llamarlos así, son en última instancia conjeturas científicas, y realmente no lo sabemos?

Bueno, creo que eso es un poco exagerado. Es cierto, no hay tantos niños enfermos como adultos enfermos, lo cual es una buena señal, pero también eso es un resultado, ¿verdad? Entonces, si no hay muchos niños en el hospital con COVID-19, al menos se sabe que los niños no se enferman realmente con COVID-19. Y si eso no cambia con la nueva variante, entonces no hay razón para temer que eso cambie para los niños en este escenario en particular.

En términos del trabajo con conjeturas, con cada estudio que se lleva a cabo, generalmente se puede responder una pregunta específica. Hay muchas preguntas que quedan sin respuesta en una investigación, y los científicos lo tienen muy claro. Sin embargo, sí existen muchos estudios de diferentes países, y se puede estudiar una combinación de ellos y hacer muy buenas suposiciones sobre algo. Entonces, incluso si un estudio no es lo suficientemente eficaz para determinar algún asunto, si se combinan 10, 15, y hasta 20 estudios diferentes, generalmente se obtendrá un buen resultado. Solo por comparar, por ejemplo, en nuestro estudio escolar incluimos a 1.500 estudiantes para aprobar la vacuna Pfizer-BioNTech en adolescentes. 1.000 adolescentes recibieron la vacuna, y 1.000 recibieron un placebo, por lo que no es que no haya estudios de magnitud similar en niños y adolescentes.

La mayoría de los niños no están vacunados. ¿Será eso un problema para ellos?

A nivel individual, no representa un gran problema para ellos. Como dije, el riesgo individual para cada niño de enfermarse gravemente de COVID-19 es absolutamente mínimo, especialmente si no presenta enfermedades preexistentes. Si hay comorbilidad, la situación es un poco diferente, pero aún así, el riesgo para los niños, comparado con el de la población adulta, es sumamente bajo. ¿Sería beneficioso vacunar a los niños hasta un cierto punto, en términos de reducir la transmisión de coronavirus en la sociedad? Sí, probablemente eso ayudaría un poco. Pero para los niños, individualmente, eso no representa una gran diferencia.

Para mí, lo importante son los programas de vacunación [en cada país], si hay que elegir entre vacunar a adolescentes o, digamos, a un adulto de 35 años, siempre elegiría al adulto de 35 años, porque este corre un riesgo mucho mayor de sufrir los efectos y secuelas a largo plazo relacionados con el COVID-19, en comparación con un niño o adolescente. Si estamos en un lugar en donde hay suficientes vacunas para todos, y, básicamente, no sabemos qué hacer con ellas, entonces empezaría a vacunar a adolescentes, teniendo en cuenta que aún no hay vacunas aprobadas para niños de menos de 12 años, pero no si todavía hay que vacunar a grupos prioritarios.

El otro punto, muy importante, es que pienso que no debería haber una relación entre la asistencia presencial a la escuela y la tasa de vacunación en adolescentes. Conocemos los efectos negativos del cierre de escuelas y de las restricciones escolares durante la pandemia, que son mucho más altos que cualquier riesgo de contraer COVID-19 para ese grupo etario. Por lo tanto, pienso que es mucho más importante que los niños puedan ir a la escuela que vacunarlos contra el coronavirus. Si se pueden hacer ambas cosas, fantástico, pero si eso no es posible, entonces deberían poder asistir a clases de manera presencial.

Jakob Armann es médico pediatra en el Hospital de Niños de la Universidad de Dresde, Alemania.
(cp/ers)

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