“El poeta del caos”

Hoy se conmemora el aniversario número cincuenta (50) de la partida del cantautor y vocalista de la legendaria banda de rock, The Doors, Jim Morrison llamado también, The Lizard King (el Rey Lagarto), Mr. Mojo Risin, The Shaman (El Chamán), el Chamán del Rock, el Poeta del Caos.

Jim Morrison, nacido en Melbourne, Florida el 8 de diciembre de 1943 y muerto al parecer por sobredosis de heroína en París, Francia, el 3 de julio de 1971.

Con una vida vertiginosa, intensa y breve al igual que la de músicos como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Brian Jones, Kurt Cobain y Amy Winehouse quienes no superaron la edad de 27 años.

El tiempo no fue limitación de para dejar un legado hoy casi olvidado, pero que trasciende la historia de la cultura en esta época de banalización de la música en función de los mercados, de la cual por desgracia tampoco Jim Morrison pudo librarse, pues al igual que los Beatles, (y otros) cuyos mejores contenidos musicales fueron dejados a la zaga de canciones famosas pero sin trasfondo ni esencia y con las cuales tocaron el cielo de la fama y el dinero en un ambiente de excesos y consumo de drogas psicodélicas sin excluir el LSD, el mercado los convirtió en íconos del consumismo y no por aquello que en realidad motivaba sus composiciones.

La denuncia social y la convicción de alcanzar un mundo mejor los hizo objeto de censura en su momento. A Jim Morrison, la improvisación poética durante sus interpretaciones en público lo distancian del juglar tradicional y de la cultura hippie de los años 60s en cuya época vivió, pues su sensibilidad marcada por el existencialismo y ajena a toda frivolidad estuvo motivada desde la infancia por el fin de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, pero sobre todo por la literatura de contenido profundo, la música y la poesía.
“Un amigo es aquel que te da la libertad de ser tú mismo”.

“Muéstrate a ti mismo ante tu más profundo miedo; después de eso, el miedo ya no tiene poder y eres libre”.

La riqueza; fruto del esfuerzo, el falso mito en América Latina.

celag.org.- ¿Cómo le explicamos a una mujer que su salario está acorde a su esfuerzo tras trabajar todos los días de la semana, catorce horas seguidas, limpiando casas ajenas? ¿Cómo se lo justificamos a un joven que cada día se despierta a las 4:30 de la mañana para irse a trabajar a la construcción y regresar a casa por la noche? ¿Quién puede asumir que el salario es un fiel reflejo del esfuerzo?


En el imaginario de la ciudadanía latinoamericana existe una gran mayoría que no "se come el cuento" de que los altos ingresos vienen originados por el esfuerzo. Hay un claro sentido común latinoamericano a este respecto. Por ejemplo, en Argentina, según nuestra encuesta CELAG, cuando se pregunta cuál es el origen de la riqueza de las familias más adineradas, sólo el 15,1 % considera que se debe al esfuerzo. El resto cree que es un asunto de corrupción o de herencia. En Chile, México, Bolivia, Perú y Colombia, los porcentajes son muy parecidos (13,4 %, 21,7 %, 20,7 %, 19,9 % y 18 %, respectivamente).

El mito del esfuerzo en América Latina es una gran mentira, tanto desde un criterio de subjetividad como si lo miramos objetivamente en cifras.



Pero no sólo es una cuestión de subjetividad; lo que piensa la gente está en sintonía con lo que objetivamente acontece.

Esta falsa relación entre esfuerzo y riqueza queda absolutamente demostrada en el libro "El capital del siglo XXI", del economista francés Thomas Piketty. En ese estudio se concluye que la herencia es uno de los principales factores para estudiar la reproducción del modelo económico capitalista. Para él, el control de la riqueza se transmite en grandes proporciones por vía hereditaria. Es lo que Kathleen Geier denominó heiristocracy (gobierno de los herederos). Esta suerte de "capitalismo patrimonial", de alta concentración, condiciona definitivamente el devenir de la economía real.

Se espera que las 500 personas más ricas del mundo les entreguen a sus herederos la suma de 2,4 billones de dólares en las próximas dos décadas. Y a nivel latinoamericano el fenómeno es idéntico. Más de la mitad de la riqueza pasa de generación en generación sin verse afectada por nada ni por nadie. Por ejemplo, en un informe de la OCDE ("¿Un elevador social descompuesto? Cómo promover la movilidad social") se destaca que en Colombia se necesitan al menos 11 generaciones para que un niño pobre deje de serlo. Más de dos siglos para salir de una condición heredada desfavorable, por mucho que se esfuercen. En Brasil se necesitan 9; en Chile, 6.

Alfredo Serrano Mancilla, economista y académico español, actual director ejecutivo del CELAG

Corrupción y herencia constituyen, definitivamente, el combo explicativo de buena parte de la riqueza latinoamericana. El esfuerzo es mayoritario, pero la riqueza no; está concentrada en muy pocas manos.

El otro eje es la corrupción, que representa un significativo porcentaje del PIB en la región latinoamericana

. Esta es la otra variable observada por la población para explicar la procedencia del dinero de los que verdaderamente tienen dinero. Al hablar de corrupción no sólo nos referimos a un asunto circunscrito exclusivamente a los políticos. Hay tanta o más corrupción en el sector privado. O, mejor dicho, en las grandes empresas, porque el valor de la corrupción a nivel de pequeña y mediana empresa es marginal.

Corrupción y herencia constituyen, definitivamente, el combo explicativo de buena parte de la riqueza latinoamericana. El esfuerzo es mayoritario, pero la riqueza no; está concentrada en muy pocas manos.

A veces, siento que nos pretenden imponer ese veredicto tan bien ilustrado en la viñeta de El Roto: "Prohibido ver lo evidente".

Alfredo Serrano Mancilla

Director CELAG, Doctor en Economía, @alfreserramanci

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