Así lo anunció el martes el
presidente del Parlamento, Jacob Mudenda.
El presidente de Zimbabue, Robert
Mugabe, ha presentado finalmente su dimisión este martes, una semana después de
que el Ejército tomara el control del país, según ha anunciado el presidente
del Parlamento, Jacob Mudenda.
Según ha informado el diario Herald, Mudenda
ha anunciado ante el Parlamento que el proceso de impedimento, que se estaba
debatiendo contra el mandatario justo en el momento de su dimisión, queda
suspendido después de que éste haya accedido a renunciar. Y es que, de no haber
dimitido, las cámaras se disponían a aprobar una moción de censura impulsada
por el partido del propio Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente
Patriótico (ZANU-PF), que cuenta con mayoría en ambas salas, y que era apoyada
por la principal formación de la oposición, el Movimiento por el Cambio
Democrático (MDC-T).
Mudenda ha interrumpido la sesión
conjunta de la Asamblea Nacional y el Senado para leer la carta de dimisión,
con efectos inmediatos, de Mugabe como presidente y ha anunciado que este
miércoles se nombrará un nuevo mandatario.
La noticia ha sido recibida con aplausos por
los presentes, según ha publicado el mismo medio, y en las calles, con vítores
y los vehículos que hicieron sonar sus bocinas.
Mugabe, que ha gobernado durante
37 años el país, se había resistido a las presiones, pese a la multitudinaria
protesta en su contra el sábado y a las negociaciones mantenidas con el
Ejército y con los emisarios enviados por Sudáfrica.
Parecía resistirse a abandonar el cargo que
ostentaba desde 1987, aunque gobernaba como primer ministro desde 1980. El
detonante del alzamiento militar fue la destitución del vicepresidente Emmerson
Mnangagwa el pasado día 6, forzada por la facción del partido gobernante afín a
las ambiciones de la primera dama, Grace Mugabe, de convertirse en la sucesora
de su marido en el poder. Desde entonces, la ZANU-PF, cofundada por Mugabe, destituyó
al veterano líder, de 93 años, como número uno de la formación y lo sustituyó
por Mnangagwa, además de expulsar a Grace Mugabe y a sus aliados.
Pese al rechazo popular y de su propio
partido, Mugabe no dimitió ni cuando la ZANU-PF le dio un ultimátum. Por ello,
la formación inició los trámites para poner en marcha la moción de censura
parlamentaria, que finalmente no se consumará tras la renuncia definitiva del
mandatario este martes.