Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano.- En una amplia conversación con el periodista Gustavo Sylvestre del Canal 5 de Noticias de Argentina (C5N), emitida el pasado 30 de marzo, el Papa Francisco habló de todo: la lucha contra los abusos en la Iglesia, la guerra en Ucrania, la búsqueda de la paz, la política en Argentina, el avance de la ultraderecha, el valor del patriotismo y el odio en la sociedad. Además, abordó temas como la popularidad de las Iglesias evangélicas en América Latina, la instrumentalización de la Justicia, los pecados del periodismo, su vínculo con los privados de libertad y su visión sobre la mujer.
Junto con reiterar reflexiones que ya había compartido en las entrevistas publicadas en las últimas semanas en el contexto de sus diez años de Pontificado, el Santo Padre ahondó en sus comentarios sobre asuntos relativos a su patria, Argentina.
Las luchas internas
Sylvestre preguntó al Pontífice sobre sus dichos en la Audiencia General del 15 de marzo, cuando agradeció que líderes políticos del oficialismo y la oposición de Argentina se hubiesen unido para firmar una carta de saludo y, además, los exhortó a unirse siempre para hablar, discutir y llevar la Patria adelante. Francisco manifestó que a todos les encantan las [luchas] internas de otros, es decir, armar una polémica sobre cualquier cosa. Agregó que “nuestro internismo es dañoso, es más fuerte que las pertenencias, destruye la filiación política. Se hacen diversos partidos que no tienen fuerza política de convocatoria”, aseveró.
El Sucesor de Pedro ilustró con un relato sus reflexiones respecto al “internismo”, a aquellas disputas que se dan al interior de la vida política y social. Dijo que, por ejemplo, cuando seis o siete ejecutivos terminan de firmar un acuerdo de sus respectivas empresas, mientras esperan que llegue el champán para brindar, unos y otros debajo de la mesa se hablan para fundar otra sociedad.
En este sentido, el Papa subrayó que “la política es el arte de presentar un proyecto y convencer al otro” y destacó la necesidad de tener “políticos de raza”. En efecto, lamentó que a veces se va perdiendo lo que es esa raza política, que es un servicio y no una fracción electoralista. Puntualizó que llegan a dar vergüenza los líderes que ya han tenido cuatro “divorcios políticos” y que se presentan como “salvadores de la Patria”. Acotó que “hay identidades que las tienes o no las tienes”, y aclaró que la pertenencia política o religiosa no es un vestido, un traje o un zapato que se cambia de un día para el otro, sino “es una pasión, la llevas adentro”. Francisco invitó a cada uno a cuestionarse cuál es la historia política de cada persona, la identidad, la pertenencia.
“La ultraderecha siempre es centrípeta”
En cuanto al avance de la ultraderecha en diversos países, Francisco reconoció su preocupación por este fenómeno y sostuvo que “la ultraderecha se recompone, es curioso, se recompone siempre, es centrípeta, no es centrífuga, no crea hacia afuera posibilidades de reforma”. Y al ser interrogado por el antídoto para la ultraderecha, el Pontífice argentino sugirió la justicia social. “No hay otra”, insistió el Papa.
“Si quieres discutir con un político, pensador de ultraderecha, habla de justicia social, habla en horizontal”, aconsejó Bergoglio.
Desenmascarar una justicia que no es justa
En relación con el lawfare, o sea, la instrumentalización de la Justicia, el Santo Padre consideró que esta manipulación “empieza a través de los medios de comunicación, que descalifican y meten sospecha de un delito. Se hacen esos sumarios grandísimos, y para condenar basta el volumen de ese sumario, aunque no se encuentra el delito”, recalcó.
El Pontífice aludió concretamente a los bullados casos que en Brasil afectaron a los presidentes Luiz Inácio “Lula” da Silva y Dilma Rousseff. Lula da Silva, tras su segundo mandato presidencial, estuvo 19 meses en la cárcel acusado de corrupción, mismos cargos que el Congreso Nacional usó para destituir a Rousseff en 2016, a quien el Papa calificó de “mujer de manos limpias, excelente mujer”. En ambos casos, explicó Francisco, no lograron acreditarles delitos. Por eso consideró que “hay que alzar la voz”, “hay que decir acá hay una irregularidad” y “los políticos tienen esa misión de desenmascarar una justicia que no es justa”.
“Todos adentro… La Iglesia es casa de todos”
Sobre las personas homosexuales y los divorciados vueltos a casar, Francisco reiteró que la comunidad eclesial no puede dividirse en sectores, sino que todos son hijos de la Iglesia y todos deben ser acompañados en su camino.
Preguntado por el celibato de los sacerdotes, el Santo Padre repitió que esto no es un dogma, sino una disciplina que se puede cambiar o no, y recordó que ya hay sacerdotes casados en las Iglesias católicas orientales.
El Papa hizo hincapié en el combate contra los abusos que está llevando a cabo la Iglesia, remarcando que continúa el compromiso que a este respecto asumió su predecesor, Benedicto XVI.
También recordó que hay que luchar por la paz, porque la guerra es un drama y nos destruye. Puntualizó que cuando un imperio se siente débil necesita hacer la guerra y comerciar con armas. A su vez, alertó que, si no se produjeran armas en un solo año, se acabaría el hambre en el mundo.