A mediados del año 2012, abogados del Departamento de
Justicia estadounidense redactaron dos memorandos secretos en los que permitían
a la agencia de espionaje NSA comenzar "la caza" de pruebas de
piratería informática maliciosa, sin orden judicial y en suelo norteamericano,
para aquellos datos vinculados a las intrusiones informáticas procedentes del
extranjero, informa 'The New York Times'.
Debido a que la NSA debía de tener evidencias firmes de que
determinados 'hackers' estaban trabajando para una potencia extranjera antes de
poder realizar sus labores de espionaje, la agencia se quejó ya que ello
suponía "una enorme brecha en cuanto a la recopilación [de datos] contra
las ciberamenazas a la nación". Los documentos describen la expansión de
las capacidades de vigilancia masiva de la organización como una de las
"prioridades" de su director Keith Alexander.