Nueve
consejos prácticos para tratar los alimentos y superficies afectados por el
moho
Imagen- vschlichting
Los alimentos que incluyen algún tipo de
procesamiento previo a su puesta en venta se comercializan de manera
obligatoria con una fecha de caducidad o de
consumo preferente. La primera indica el momento a partir del cual un producto
no debe comerse o ingerirse, porque puede constituir un peligro para la salud;
se usa en los alimentos muy perecederos, como los productos pasteurizados,
carnes o envasados al vacío. La fecha de consumo preferente se
refiere al momento a partir del cual sus cualidades organolépticas originales
pueden verse afectadas. Su ingesta, no obstante, sigue siendo segura. Incluye
alimentos como legumbres, aceites, conservas, cajas de leche... Pero y si aún
dentro de esas fechas aparece moho,
¿qué hacemos?En las siguientes líneas te lo contamos.
A veces, la comida que está dentro de las fechas
aptas para el consumo se ve afectada por el moho y adquiere un tono verde
azulado en algunas zonas (no en todo el alimento). El
ejemplo más típico es el del pan de molde. ¿Qué se debe hacer en estos casos?
¿Basta con retirar la parte enmohecida para comer el resto? Toma nota de los
siguientes consejos, ofrecidos por la Universidad de Minnesota (EE.UU.).
Cómo tratar la comida afectada por moho
·
1. Si descubres un alimento con moho, evita olerlo
de cerca.
·
2. Introdúcelo en una pequeña bolsa de papel o
envuélvelo en plástico, y tíralo a un contenedor de basura cubierto.
·
3. Comprueba los productos que estaban cerca, para
asegurarte de que el moho no se ha extendido.
·
4. Por lo general, es más seguro desechar la comida
con moho, excepto en los quesos y embutidos curados, o verduras
firmes como zanahorias o pimientos.
·
5. Estos productos (los del punto anterior) pueden
conservarse si no están muy afectados por el moho. Para ello, corta con un
cuchillo la parte afectada, dejando un margen de al menos dos centímetros en
todas las direcciones.
·
6. Asegúrate de que el cuchillo no toca las partes
contaminadas y envuelve el alimento en un plástico limpio.
·
7. Limpia la parte del frigorífico o de la despensa
donde estuviera almacenado ese alimento.
·
8. Para evitar la aparición de moho, limpia el
interior de la nevera cada pocos meses, usando un limpiador específico para
ello o lejía disuelta en agua. Después, aclara el producto con agua limpia y
seca las superficies.
·
9. Si hay moho en las gomas del frigorífico, trátalo
con una mezcla de un litro de agua y tres cucharadas de lejía.
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Conservación de los alimentos:
dudas frecuentes
Las dudas abarcan muchos productos habituales en la
cesta de la compra, como hemos visto en este artículo.
Hacer una lista exhaustiva sería una labor imposible, pero conviene recordar
los más relevantes:
·
Pan de molde. Si detectamos moho en una
rebanada, se recomienda tirar todo el paquete. Las esporas tienen numerosas
raíces que se extienden por la bolsa aunque no sean visibles.
·
Leche abierta. Si es fresca, consumirla en un
par de días. Para la uperisada (UHT), cuatro o cinco.
·
Fiambres y jamón cocido. 48 horas, una vez
abiertos.
·
Patatas. Deben conservarse en lugar
seco y sin luz, para evitar la formación de acrilamida. El frío y el sol hacen que
aumenten los niveles, por la degradación de los almidones. Y nunca deben
conservarse junto a las cebollas, porque duran menos.
·
Productos enlatados. Si las latas están abombadas o
tienen algún agujero o deterioro visible, hay que descartarlas de inmediato.
Podrían contener bacterias causantes del botulismo.
·
Carne picada. Aguanta dos días en la nevera.
Es un producto que se ha manipulado previamente y, al estar picado, presenta
una mayor superficie de posible contaminación para que actúen las bacterias.
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Comida cocinada. Tras la cocción, los alimentos
han de mantenerse siempre refrigerados (nunca más de cuatro días) para evitar
un posible desarrollo de patógenos como E. coli, Salmonella, Listeria o norovirus (en el marisco), que pueden
causar fiebre, diarrea u otros efectos más graves en la población especialmente
sensible (niños y ancianos). Una infección por Listeria podría
incluso provocar un aborto o causar meningitis.