Parásitos de la especie Ancylostoma
caninum. - wikipedia.org - Dominio Público
Si bien en los últimos años se
publican numerosos trabajos sobre el cambio climático y sus posibles
consecuencias, existe todo un enorme problema ecológico vinculado a los
parásitos que, pese a haber sido tradicionalmente ignorado por los científicos,
podría significar un impacto crítico e impredecible para la humanidad, advierte
un artículo publicado en el portal Science
Alert.
Según algunas estimaciones, los
parásitos constituyen más de la mitad de todas las especies conocidas del
planeta. Su importancia en la ecología es colosal, ya que influyen en el
comportamiento de aproximadamente uno de cada dos animales salvajes.
Uno de los casos mejor conocidos es
el del Euhaplorchis californiensis, un gusano plano que habita en los pantanos
de agua salada al sur de California (EE.UU) e infecta a los peces de la especie
guayacón. Las larvas del parásito se desplazan hasta el cerebro de su huésped y
crean allí una capa de quistes.
Esto hace que los peces reaccionen
retorciéndose y acercándose a la superficie del agua, incrementando hasta
30 veces las chances de ser comidas por las aves depredadoras. Y es
justamente el intestino de estas últimas a donde pretenden llegar los gusanos.
Luego, el excremento de las aves es comido por caracoles y, tras vivir en su
interior y dejarlos estériles, los parásitos vuelven al agua, repitiendo así el
ciclo.
Agentes
invisibles
Este es tan solo un ejemplo del enorme
papel que juegan los parásitos en la cadena alimenticia. De hecho, en un
ecosistema promedio, existen más vínculos del tipo parásito-huésped que de
depredador-presa. Así, este grupo de organismos influye de manera sustancial en
la supervivencia y reproducción de poblaciones enteras de otras especies dentro
de sus respectivos hábitats. Todo esto les valió el apodo de 'agentes
omnipresentes de la selección natural' entre algunos científicos.
Pero, lejos de pertenecer
exclusivamente a la vida salvaje, existen al menos 300 especies de gusanos que
parasitan al organismo humano, y una de cada tres personas es huésped de al
menos una de ellas. Por este motivo, en los últimos años los científicos
comenzaron a preocuparse cada vez más por la manera en que el cambio climático
podría afectar a la propagación de enfermedades parasitarias.
Una
pregunta abierta
Una de ellas es la anisaquiosis, una
enfermedad infecciosa causada por el consumo en crudo o poco cocinado de
pescado parasitado por larvas del nematodo Anisakis simplex. De acuerdo con
un estudio realizado por la
investigadora Chelsea Wood, de la Universidad de Washington (EE.UU.), la
población de este parásito —que habita en aguas frías como las del Ártico— se
ha multiplicado 208 veces entre 1978 y 2015.
"Apenas estamos empezando de
escarbar en la superficie de [la cuestión] de si un mundo cambiante significa
un aumento en las tasas de enfermedades infecciosas", expresó Wood a
Science Alert.
Los estudios sobre el tema varían en
las predicciones sobre qué porcentaje de especies de parásitos están condenadas
a la extinción dentro de las siguientes décadas y sobre cómo responderán al
cambio climático aquellas que sobrevivan. Así, la pregunta sobre qué impacto
tendrán estos organismos en la ecología global en función del cambio climático
permanece abierta y necesita la urgente atención de los científicos,
concluye el autor del artículo.