Científicos relacionan tres compuestos presentes en el aceite de orujo de oliva
con la capacidad de atenuar la inflamación de la microglía, implicada en el
desarrollo del Alzheimer
Pero ¿cómo es la relación entre estos compuestos y
las neuronas? ¿Las grasas que consumimos pueden llegar al cerebro? ¿Qué han
podido determinar los científicos? Antes de responder a estas preguntas, es
preciso señalar que el Alzheimer es
una enfermedad de causa desconocida, de tipo neurodegenerativo, que de momento
no tiene cura y cuyas implicaciones sociales y afectivas son devastadoras.
"A veces no somos conscientes de hasta qué punto provoca estragos",
señala el investigador. Y pone un ejemplo bien concreto para ilustrarlo: Pasqual
Maragall. "Fue alcalde de Barcelona cuando se celebraron
los Juegos Olímpicos en 1992 -dice-. Hoy en día tiene Alzheimer. No recuerda
haber sido alcalde de Barcelona, ni que allí se celebraran unas Olimpiadas. De
hecho, tiene una de las antorchas olímpicas en su casa y no sabe lo que
es".
La enfermedad es dura, afecta a quien la sufre y,
también, a su entorno familiar. Y, si bien "sabemos que las personas
que llevan un estilo de vida saludable tienen menor riesgo de padecerla (están
protegidas hasta en un 40 %)", el Alzheimer es una de las primeras causas
de discapacidad, sobre todo entre las personas mayores.
El Alzheimer cursa con inflamación. Es decir,
durante el desarrollo de la enfermedad se produce una inflamación en el
cerebro. Eso se debe a que se produce la sobreactivación de un tipo de células
muy concreto que hay allí, que son las células de la glía o microglía". La
principal función de estas células es defender a las neuronas de posibles
agresiones externas. De ahí que una de las principales estrategias terapéuticas
o de prevención de la enfermedad sea intentar reducir la sobreactivacion de
esas células.
Imagen- congerdesign |
¿Qué puede aportar el aceite de orujo de oliva?
El aceite de orujo de oliva es rico en
una serie de compuestos, como esteroles, hidrocarburos o ácidos grasos,
que se encuentran en concentraciones bajas pero que tienen una elevada
actividad biológica.
Si lo comparamos con un aceite de semillas, vemos
que muchas de estas sustancias no están presentes, y las que están, lo están en
concentraciones mucho más reducidas, el aceite de orujo es especialmente
rico en ácido oleanólico, que no se encuentra en los aceites de
girasol, de palma y otros de semillas, y apenas en trazas en el aceite de
oliva.
Hasta hace poco se pensaba que las lipoproteínas o
partículas transportadoras de la grasa de la dieta no podían llegar al cerebro
porque tenemos una barrera que lo impide. Sin embargo, ahora se sabe que esto
no es así. En determinadas condiciones, como periodos
de estrés, infecciones o estados de tipo de inflamatorio, estas
partículas, que son ricas en triglicéridos, pueden alcanzar el cerebro.
Se piensa
que, en el momento que alcancen el cerebro, las lipoproteínas pueden
interaccionar con las células de la microglía, y se cree que eso provoca la
sobreactivación que está relacionada con la inflamación que tiene lugar en el
desarrollo del Alzheimer, esto puede ocurrir, fundamentalmente, si estamos
siguiendo una dieta poco saludable que incluya aceites que no son sanos.
Entonces... ¿qué pasaría si consumimos
grasas saludables? Justo lo contrario. "Pensamos que
si incluimos en la dieta aceites saludables, como el orujo de oliva, las
partículas transportarán los componentes saludables del aceite. Así, aunque
atraviesen la barrera hematoencefálica y alcancen el cerebro, cuando
interaccionen con las células de la microglía no se producirá ese grado de
inflamacion o quedará anulado por completo".
Esta idea fue el punto de partida de una
investigación, y dio lugar a la siguiente hipótesis:
los componentes minoritarios bioactivos del aceite de orujo (en concreto, el
ácido oleanólico, el alfa-tocoferol y el beta-sitosterol) son capaces de
atenuar la activación de la microglía y, a través de esa atenuación,
protegernos de la enfermedad de Alzheimer.
Imagen- Oriva |
Resultados prometedores
Tras un año y medio de ensayos, la hipótesis se
confirmó. La principal conclusión del
estudio es que los compuestos bioactivos del aceite de orujo de oliva (ácido
oleanólico, alfa-tocoferol y beta-sitosterol) pueden tener un efecto protector
frente al Alzheimer atenuando la activación de la microglía. "Las
distintas concentraciones usadas de estos componentes han reducido los
marcadores de inflamación neuronal. En algunos casos, los compuestos han
anulado e incluso revertido estos marcadores", afirma Sánchez Perona. Las
reducciones de inflamación neuronal más significativas se han conseguido con
lipoproteínas ricas en triglicéridos (TRL) y con lipoposacáridos (LPS).
Pero ¿en qué cantidad de alimento encontramos las
concentraciones de compuestos empleadas en los experimentos? El
investigador responde que no es posible trasladar las concentraciones empleadas
en el estudio a las concentraciones en el aceite. "Hay que tener en cuenta
que la cantidad de los compuestos que llega a los tejidos es mucho menor y que
depende de muchos factores, incluyendo su biodisponibilidad. En el caso de los
compuestos liposolubles del aceite de orujo, y debido al transporte en forma de
lipoproteínas, se evita el paso por el hígado, que disminuye la
biodisponibilidad y que sucede con los compuestos bioactivos hidrosolubles,
como los polifenoles. Por otra parte, hay que tener en cuenta que los
compuestos se distribuyen por todos los tejidos y tipos celulares del organismo
que tengan capacidad de interactuar con las lipoproteínas, por lo que es
imposible saber qué cantidad procedente del aceite termina en el cerebro",
reconoce.
En otras palabras, los científicos aún no saben qué
cantidad de aceite deberíamos consumir para que exista un efecto protector.
"Eso lo veremos en próximos estudios -avanza Sánchez Perona-. Lo principal
es que hemos constatado que el transporte de la grasa en la dieta puede
contribuir a desarrollar la enfermedad. Por tanto, podemos aprovechar estas
lipoproteínas a modo de caballo de Troya para suministrar al cerebro compuestos
con actividad antiinflamatoria".