Los ganadores del 'negocio' de la ayuda humanitaria para Haití (que no son precisamente sus habitantes)

Cinco veces las reservas internacionales de Ecuador. Ese fue el monto de ayuda internacional que se estima que recibió Haití en 2010, luego del devastador terremoto que asoló la isla.Un hombre camina sobre un edificio derrumbado en Saint-Louis-du-Sud, Haití. 16 de agosto de 2021
Matias Delacroix -AP

Pero, ¿cómo es posible que después de haber recibido unos 13.000 millones de dólares, la situación en el país antillano sea comparada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) con Sudán del Sur y la República Centroafricana? La respuesta parece residir en el irregular manejo de esos fondos por parte de las ONG's, la corrupción institucional y la línea asistencialista de esas ayudas, que no han permitido el desarrollo del país más pobre de América Latina.

El fin de semana, un nuevo sismo se sintió en Haití, pero no ha sido el único. El país se mantiene bajo los escombros de una interminable crisis política, institucional, social y humanitaria, que se agravó con el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse. En ese contexto, cabe preguntarse qué tan eficiente puede ser el nuevo llamado a enviar ayuda humanitaria por parte de la comunidad internacional, en una nación que ha demostrado, hasta la saciedad, el fracaso de esa política ante la catástrofe.

La ayuda que no llegó

Analistas internacionales han acuñado el término "Estado de ayuda" para Haití, tomando en cuenta que el país tiene la mayor cantidad de ONG's por habitante en el mundo. Según algunas estimaciones, se dice que hay unas 10.000 en un país de 11 millones de habitantes.

La cifra, sin embargo, no se ha traducido necesariamente en mayores ayudas. La misma población haitiana tiene más de una década denunciando que la asistencia que reciben de esas organizaciones no contribuye al desarrollo de las comunidades sino que, por el contrario, alimenta el ciclo de la dependencia.

El personal de mantenimiento de la paz de
las Naciones Unidas en Haití.  30 de marzo de 2010
Jorge Saenz -AP

El argumento de las ONG's para defender su manejo discrecional de los fondos es que el Gobierno es corrupto, lo cual no deja de ser cierto si se toman en cuenta los índices que miden la corrupción en el país y las protestas que, en su momento, se produjeron en contra del desvío de recursos por parte de las administraciones de Michell Martelly o el asesinado Moïse.

No obstante, la falta de transparencia del Gobierno que denuncian las oenegés es la misma que esas organizaciones aplican para no rendir cuentas de los sustanciosos recursos que han recibido, y que casi igualan el Producto Interno Bruto (PIB) de Haití.

Los ejemplos de cómo esas organizaciones han malversado los recursos a lo largo de una década sobra. Basta nombrar, por ejemplo, el escándalo por los 500 millones de dólares que la Cruz Roja administró para construir casas en Haití, de las cuales solo edificó 6, o el juicio en España contra el exconseller de Cooperación Rafael Blasco por el desvío de 4 millones de euros de fondos públicos para proyectos de oenegés, entre ellos, la construcción de un hospital en el país caribeño.

Las marcas de la invasión

Pero más allá del tema económico, la presencia de las organizaciones internacionales en territorio haitiano también ha tenido consecuencias terribles para la propia población.

Después del sismo de 2010, por ejemplo, un informe reveló que miembros de la misión de los cascos azules abusaron de mujeres y niñas durante su estancia en el país, lo que ocasionó más de 356 nacimientos de niños en situación de mayor vulnerabilidad. Los efectivos implicados en los casos no fueron castigados sino enviados a sus países de origen, sin rendir cuenta alguna ante las autoridades haitianas.

Un documento de la ONU también reconoció que la negligencia de su personal en Haití produjo el primer gran brote de cólera tras el sismo de 2010, que dejó 9.145 muertos y que, años más tarde, produjo otro repunte de casos que ocasionó 18 % más de víctimas fatales.

Los haitianos protestan para exigir a la MINUSTAH que pague
por el brote de cólera. 15 de febrero de 2017
Andrés Martínez Casares - Reuters

Lo más controvertido es que los cascos azules estaban en Haití desde 2004, cuando EE.UU. desplegó una intervención militar en la isla después de propiciar el golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide, que había sido electo dos años antes con el 91,69 % de los votos. El argumento de Washington para meter a sus soldados era la supuesta garantía de estabilidad democrática.

Los años siguientes, no obstante, demostraron que la presencia estadounidense tuvo nulo efecto en la estabilidad de Haití.

La trampa de las 'ayudas'

Sobre Haití hay un punto en común y es que la mayor parte de los recursos que llegan tienen cuatro destinatarios directos: las cúpulas políticas, las élites empresariales, las ONG y las organizaciones internacionales que están asentadas en ese territorio.

El grueso de la población, mientras tanto, sigue sumida en la absoluta pauperización. De hecho, el 80 % de los haitianos es pobre y la mitad de ellos padece "hambre pura", según reconoció recientemente el coordinador subregional para Mesoamérica y representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Panamá y Costa Rica, Adoniram Sanches.

La crisis alimentaria se ha agudizado aún más debido a la pandemia de covid-19 y el pronóstico en medio de la inestabilidad política tras el magnicidio de Moïse no es más alentador. Los informes de la Oxfam dan cuenta de lo evidente: que Haití está en una crisis de pobreza, alimentada por la desigualdad.

Según esa organización (cuyos altos cargos en Haití también estuvieron implicados en un escándalo por abusos sexuales a mujeres y violación a menores de edad), "desde la independencia en 1804, el Estado haitiano ha mantenido los privilegios de una pequeña élite a expensas de la mayoría".

Pero el poder económico de las ONG tampoco ayuda. Su presencia y manejo discrecional en el país ha contribuido aún más al debilitamiento institucional de Haití y a ahondar la sensación de un Estado frágil que no es capaz de llevar las riendas de su propio destino, una imagen que ha sido alentada –desde hace más de dos siglos– por las potencias colonialistas contra la primera república negra e independiente de América Latina.

El intervencionismo de EE.UU.

Basta un repaso por los dos siglos de historia de Haití para entender cómo las potencias occidentales han sido directamente responsables de la pobreza, el atraso y las dificultades que aún hoy sufre ese país.

Desde el abusivo monto que Francia le hizo pagar a Haití por haber obtenido su independencia, hasta la forma en que países como EE.UU. y Alemania hicieron préstamos impagables a la nación para que le resultara imposible zafarse de sus acreedores, la presión económica ha sido la espada usada contra una nación que hace más de dos siglos tuvo la 'osadía' de emanciparse.

En la actualidad, el mecanismo persiste aunque con estrategias menos evidentes. En 1995, Washington obligó a Haití a eliminar aranceles a varios productos alimenticios, lo que no solo inundó el mercado haitiano de rubros estadounidenses, sino que llevó a la quiebra a los productores de arroz del país caribeño, que anteriormente abastecían la demanda interna.

La estrategia del arroz tuvo como protagonista a Bill Clinton, el expresidente estadounidense que estuvo también implicado con la administración de fondos para la isla incluso después del terremoto de 2010, cuando se desempeñó como copresidente de la llamada Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH).

Bill Clinton y Hillary Clinton posan con los trabajadores
en el Parque Industrial Caracol en Haití. 22 de octubre de 2012
Larry Downing- Reuters

Gracias a la CIRH, Clinton dio el impulso a dos grandes proyectos, que serían ejecutados por empresas estadounidenses: un hotel de lujo, cuyo dueño es cercano al entorno del expresidente, y el parque industrial Caracol, que fue abandonado años más tarde por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), tras reconocer que la agencia no tenía la experticia para llevar a cabo la construcción, no había factibilidad técnica y tampoco generaría los empleos que se habían prometido. En esa obra fallida se 'perdieron' al menos 70 millones de dólares.

Este tipo de 'negocios' en la reconstrucción de la isla provocaron que más del 80 % de los recursos que se destinaron al país (solo de 2010 a 2012) abultaran las cuentas de organizaciones no haitianas; y apenas 8,5 % cayera en las arcas del Gobierno. De ese monto, menos del 1 % fue administrado por actores haitianos, según datos de la Oficina del Enviado Especial para Haití.

Cifras recientes de la USAID, reveladas por The Guardian, dan cuenta de que la realidad se mantiene: de los 2.300 millones que se tenían previstos para ayudar a Haití hasta 2019, más de la mitad acabó de vuelta en EE.UU. Es más, un informe del Center for Economic and Policy Research (CEPR) asevera que solo 0,6 % de los fondos se destinaron a organizaciones haitianas y 0,9 % finalmente se entregó al Gobierno.

¿Y ahora qué?

El reciente sismo en Haití, que ya ha dejado más de un millar de muertes, se produce en condiciones aún peores a las de 2010, al menos en términos políticos, sociales y económicos.

"No hay condiciones para las elecciones":
La imparable crisis política y social
que sacude a Haití más allá del terremoto
El magnicidio de Moïse, la pandemia de covid-19, la crisis alimentaria y la casi inexistente economía, que depende cada vez más de importaciones por el escaso desarrollo de las actividades locales (y que tanto prometieron promover las inversiones y ayudas), dejan a la nación en una situación de mayor vulnerabilidad y a la espera de más asistencia.

Esta semana, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, ha prometido celeridad para atender a la ciudadanía. La comunidad internacional se ha comprometido a enviar más ayuda humanitaria y EE.UU. ha dicho que ofrecerá "una respuesta inmediata" a la situación en Haití. Su estrategia no tiene nada de novedosa, ya que la administración de Joe Biden envió a Samantha Power, administradora de la USAID, como funcionaria para "coordinar los esfuerzos".

"A través de USAID, estamos apoyando los esfuerzos para evaluar los daños y ayudar en la tarea de recuperar a los heridos y los que ahora deben reconstruir. EE.UU. sigue siendo un amigo cercano y duradero del pueblo de Haití, y estaremos allí después de esta tragedia", concluyó la Casa Blanca en un comunicado.

Hasta ahora, la certeza de que Washington permanecerá en el territorio del país caribeño está asegurada, pero el precedente de una cooperación ineficaz hace dudar de la capacidad de EE.UU. para "reconstruir" la isla. Haití, por su parte, sigue bajo los escombros de una catástrofe aún peor: el expolio.
Nazareth Balbá

MAPA: ¿Cómo ha sido el arrollador avance de los talibanes que obligó a EE.UU. y Alemania a pedir a sus ciudadanos abandonar el país?

Combatientes talibanes en Herat, Afganistán, el 13 de agosto de 2021. AFP

actualidadrt.- Tras una ofensiva generalizada contra las ciudades, el movimiento talibán —que ha estado aumentando progresivamente sus territorios desde la retirada de las tropas internacionales en mayo— ha capturado desde el pasado viernes las capitales de 18 de las 34 provincias de Afganistán.

El primer centro administrativo en caer en manos de los insurgentes fue Zaranj, en la provincia sudoccidental de Nimroz, conquistado el viernes 6 de agosto. Un día más tarde se confirmó que se habían apoderado de Sheberghan, la capital de la provincia de Jauzján, en el norte del país. El domingo conquistaron otras tres capitales provinciales: Sar-e Pul, Taloqan y Kunduz. Y este lunes capturaron Aibak, centro de la provincia de Samangán.
 
Este martes, en manos del grupo cayeron la ciudad de Farah, capital de la provincia homónima, así como la de la provincia de Baghlan, Puli Khumri, ubicada a solo 200 kilómetros de Kabul, la capital del país.

El miércoles, los talibanes también se hicieron con el control de Faizabad, en la provincia norteña de Badakhshan.

Al día siguiente, el jueves, los talibanes anunciaron después de varios días de combates la ocupación total de la segunda ciudad más importante del país, Kandahar, capital de la provincia homónima. La misma jornada también se produjo la captura de la estratégica Ghazni y de Herat, la tercera ciudad más grande del país. Asimismo, tomaron Qal'eh-ye Now, capital de la provincia de Bagdis.

Este viernes 13 de agosto, desde el movimiento se anunció la toma de las ciudades de Lashkar Gah, Tarin Kowt, Chagcharán, Pul-i-Alam y Kalat, capitales de las provincias de Helmand, Uruzgán, Gaur, Laugar y Zabul.

Alemania y EE.UU. piden a todos sus ciudadanos
que abandonen Afganistán de inmediato
En este contexto de rápido avance de los insurgentes, Alemania y EE.UU. pidieron este jueves a sus ciudadanos que abandonen Afganistán de inmediato. Sin embargo, Washington informó que no evacuará su embajada de Kabul. El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, aseguraron al presidente afgano, Ashraf Ghani, que el país norteamericano "continúa firme en la seguridad y estabilidad de Afganistán ante la violencia de los talibanes".

La construcción de 'Jurassic Park' en Indonesia sigue en pie (a pesar de las advertencias de la Unesco)

Imagen del Parque Nacional de Komodo de Indonesia, el 6 de abril de 2018.Henning Gloystein / Reuters

Las obras del polémico complejo turístico se realizan en el lugar que fue establecido como área protegida para los dragones de Komodo, una especie en peligro de extinción.

La construcción de 'Jurassic Park', nombre que le dieron en las redes sociales al complejo turístico que se proyecta en el Parque Nacional de Komodo, en Indonesia, continuará a pesar de las advertencias de la Unesco sobre el probable impacto ambiental de la obra, informa Reuters.

El año pasado, el Gobierno del país sudasiático empezó a trabajar en una serie de proyectos para crear nuevos centros turísticos en el parque, declarado Patrimonio de la Humanidad, lo que generó controversia y preocupaciones sobre el hábitat de los dragones de Komodo, clasificados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como especie en peligro de extinción.

Dragones de Komodo
Polémica acerca de la construcción de 'Jurassic Park'

En su informe del 4 de junio de este año, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco manifestó que el proyecto requería una nueva evaluación de impacto ambiental que analice los problemas de pesca ilegal y el riesgo potencial para el hábitat natural de los lagartos.

Asimismo, expresó su consternación por el significante aumento del turismo, pues los patrocinadores esperan atraer hasta 500.000 visitantes anuales a la región, el doble del "número de visitantes antes de la pandemia de covid-19", según las cifras del organismo.

Parte del problema es la falta de claridad de los planes que tiene el Gobierno indonesio al respecto. El proyecto se centra en la isla Rinca y, según Independent , será un "lugar turístico de lujo".

Wiratno, un alto funcionario del Ministerio de Medio Ambiente de Indonesia, comentó a Reuters que la evaluación actualizada se estaba redactando y que podría enviarse en septiembre. No obstante, aseguró que "el proyecto continuará, se ha demostrado que no tiene ningún impacto".

Ataques de los dragones Komodo a humanos

El año pasado, en la isla de Rinca se registró un ataque de un dragón de Komodo a un obrero de la construcción del complejo turístico que resultó gravemente herido. El incidente llevó a cuestionar una vez más el polémico proyecto, ya que los lagartos se tornan más agresivos cuando son perturbados. "No pueden actuar de forma normal cuando se estresan", explicó Aloysius Suhartim Karya, que dirige el grupo de conservación Tourism Rescue Society Forum a VICE World News.

Aunque los ataques de los dragones de Komodo a humanos son raros, son muy peligrosos. Estos animales pueden correr a 20 kilómetros por hora, tienen una longitud de dos a tres metros y pesan unos 70 kilogramos.

Los humanos cambian el clima de forma acelerada e irreversible “un código rojo para la humanidad”

Alarma climática: La actividad humana cambia los patrones de forma peligrosa e irreversible, advierte el nuevo estudio del panel de expertos internacionales en el tema
Unsplash/Marcus Kauffman
Incendio en un parque nacional den Oregon, Estados Unidos
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El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático afirmó que las emisiones de gases de efecto invernadero resultadas de la actividad humana han aumentado la temperatura del planeta en un 1,1° C con respecto a los niveles preindustriales.

Un histórico informe divulgado este lunes indica que los cambios infligidos por los humanos en la historia moderna no tienen precedentes y, en algunos casos no tienen vuelta atrás.

En esta línea, los científicos estimaron que en los próximos 20 años el incremento de la temperatura global podría superar 1,5° C con referencia a los niveles preindustriales.

Además, advirtieron que las olas de calor extremo, las sequías e inundaciones serían cada vez más frecuentes.

En una nota de esperanza, los especialistas añadieron, no obstante que el mundo todavía puede evitar una catástrofe si actúa con celeridad y reduce sustancial y definitivamente las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.

El informe Cambio Climático: las bases científicas, aprobado por los 195 gobiernos integrantes del Grupo de Expertos, es la primera de seis entregas que se publicarán entre 2021 y 2022.

ONU Mujeres /Mohammad Rakibul Hasan
Las inundaciones aumentan en todo el mundo
debido al cambio climático

“Las señales de alarma son escandalosas y las pruebas son irrefutables”, dijo António Guterres, y subrayó que la que la única manera de evitar que se rebase el límite de calentamiento de 1,5° C acordado internacionalmente para fin de siglo, es redoblar con urgencia los esfuerzos y emprender acciones más ambiciosas para frenar el avance del fenómeno.

Según Guterres, el camino a seguir es claro: “Las economías inclusivas y verdes, la prosperidad y un aire más limpio, junto con una mejor salud, son posibles para todos, si respondemos a esta crisis con solidaridad y valor”, puntualizó.

Explico que para empezar, los países del G20 deberían unirse a la coalición de emisiones de carbono cero y presentar planes creíbles y concretos de sus compromisos de frenar el cambio climático antes de la cumbre sobre el clima COP26 que tendrá lugar en Glasgow, Escocia, en noviembre próximo.

En medio de la crisis del COVID-19, América Latina y el Caribe recibió en 2020 el monto más bajo de inversión extranjera directa de la última década

En un nuevo informe, la CEPAL llama a los países de la región a canalizar los flujos de IED -que en 2021 permanecerían estables- hacia actividades generadoras de mayor productividad, innovación y tecnología.
CEPAL.- En un contexto de grave crisis sanitaria, económica y social generada por la pandemia del COVID-19, América Latina y el Caribe recibió 105.480 millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa en 2020, 34,7% menos que en 2019, 51% menos que el récord histórico alcanzado en 2012 y el monto más bajo desde 2010, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) al presentar su estudio anual

A nivel mundial, los montos de inversión extranjera directa (IED) se redujeron un 35% en 2020, alcanzando aproximadamente 1,0 billón de dólares, lo que representa el valor más bajo desde 2005. América Latina y el Caribe se encuentra en una tendencia decreciente desde 2013, lo que ha dejado en evidencia la relación entre los flujos de IED y los ciclos de precios de las materias primas, principalmente en América del Sur, según el informe lanzado en conferencia de prensa virtual por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva del organismo regional de las Naciones Unidas.
El contexto internacional sugiere que los flujos mundiales de IED tendrán una recuperación lenta. Por otra parte, la búsqueda de activos en sectores estratégicos para la reactivación internacional y para los planes públicos de transformación de la estructura productiva (infraestructura, industria de la salud, economía digital) indica que gran parte de estas operaciones tendrían como destino Europa, América del Norte y algunos países de Asia, aumentando las asimetrías globales, alerta el estudio.

En América Latina y el Caribe, los proyectos de IED mostraron una recuperación entre septiembre de 2020 y febrero de 2021; sin embargo, desde ese mes y hasta mayo de 2021 se estaría verificando una nueva caída en el valor de los anuncios. “En este escenario es difícil pensar que las entradas de IED hacia la región tengan un incremento superior al 5% en 2021”, señala el informe de la CEPAL.

“La IED ha hecho aportes relevantes en América Latina y el Caribe, pero no hay elementos que permitan afirmar que en la última década haya contribuido a cambios significativos en la estructura productiva de la región o que haya servido como catalizador para la transformación del modelo de desarrollo productivo. Hoy el desafío es mayor por las características y la magnitud de la crisis. Necesitamos canalizar la IED hacia actividades que generen mayor productividad, innovación y tecnología”, sostuvo Alicia Bárcena.

La CEPAL, dijo, ha identificado ocho sectores estratégicos para dar un gran impulso para la sostenibilidad en la región. Estos sectores, que podrían verse apuntalados por la IED, son la transición hacia energías renovables; la electromovilidad sostenible en ciudades; la revolución digital inclusiva; la industria manufacturera de la salud; la bioeconomía; la economía del cuidado; la economía circular; y el turismo sostenible.

La Inversión Extranjera Directa
en América Latina y el Caribe 2021
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El informe muestra que solo en cinco países aumentó la IED en 2020: Bahamas y Barbados en el Caribe, Ecuador y Paraguay en América del Sur, y México, el segundo mayor receptor de la región después de Brasil. Los sectores de recursos naturales y manufacturas, con reducciones de -47% y -38%, respectivamente, fueron los más golpeados en 2020. Las energías renovables se mantuvieron como el sector de la región que despierta el mayor interés de los inversores extranjeros.

Estados Unidos aumentó de 27% a 37% su participación en la IED de la región en 2020 ante la fuerte caída de Europa (que bajó del 51% al 38%) y de América Latina (que pasó del 10% al 6%). “La menor caída de Estados Unidos como origen de la IED se explica principalmente por el aumento de las inversiones de este país en Brasil en 2020. Por el contrario, las entradas desde los dos países europeos que tenían más inversiones en Brasil —los Países Bajos y Luxemburgo— se redujeron entre 2020 y 2019, lo que determinó una caída del peso de Europa como inversionista”, plantea el documento.

En 2020, los flujos de las empresas transnacionales latinoamericanas (translatinas) también se desplomaron (-73%), aunque con elevada heterogeneidad: mientras Chile y México mostraron un incremento en los flujos de inversión directa en el exterior, Argentina, Brasil, Colombia y Panamá registraron retrocesos.

“Además de mantener la ayuda de emergencia orientada a los sectores de la población más vulnerables y a las empresas de menor tamaño, los países de la región deben poner en marcha planes estratégicos tanto de reactivación como de transformación de la producción. Los gobiernos y el sector privado deben utilizar sus capacidades para que la política de atracción de capitales extranjeros sea parte de la política industrial como instrumento de transformación de la estructura productiva”, enfatizó Bárcena.

El segundo capítulo del informe, titulado “La inversión de China en un mundo que cambia: implicaciones para la región”, plantea que “el proceso de recuperación de América Latina y el Caribe de la pandemia de COVID-19 es una oportunidad de iniciar una nueva etapa en las relaciones económicas con China y de elaborar políticas que aseguren que las inversiones de ese país contribuyan a construir capacidades productivas en los países receptores, a establecer vínculos con proveedores locales, a generar empleo y a promover el desarrollo sostenible. La multilateralidad debe formar parte de esta aproximación estratégica”.

Finalmente, el tercer capítulo, titulado “Estrategias de inversión en la era digital”, analiza el desarrollo digital en el mundo y la región a través de un modelo conceptual que incluye tres dimensiones (economía conectada, economía digital y economía digitalizada) y aborda diversos desafíos en materia de inclusión, innovación, regulación y tributación, entre otros. La IED puede contribuir a la transformación digital en América Latina y el Caribe, afirma la CEPAL, pero si no se consideran las características estructurales de las economías de la región la digitalización podría profundizar las brechas existentes y generar mayor exclusión e inequidad distributiva, concluye.

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