
Puedes
tener un esquema mental en el cual aparezca un chico o una mujer con ciertas
características, pero finalmente puedes llegar a enamorarte de alguien
completamente distinto. Generalmente, seguimos patrones, aunque hay factores
que están en unos niveles más profundos y que podemos desconocer.

Por ejemplo, tenderemos
a buscar personas parecidas a nosotras /os o a nuestros entornos familiares
(papá y mamá), ya que la familiaridad es una manera de sentirnos seguras/os.

La visión anterior puede parecer que es más
apropiada del paleolítico, pero realmente nuestro cerebro no ha cambiado en
casi 100.000 años.

En segundo lugar, vamos a desmontar el mito de que
los polos opuestos se atraen.
Sí que es cierto que podemos sentir curiosidad
por las personas completamente distintas a nosotros/as, pero generalmente
escogemos a personas lo más parecidas porque nos sentimos más cómodas/os con
este tipo de personas.

En tercer lugar, la gran mayoría de parejas pueden
fracasar porque hay un desequilibrio en alguna de las siguientes áreas:
o La intimidad.
Una relación donde no hay intimidad o una esfera
sexual se puede convertir en una mera amistad.
Una relación donde no hay
amistad ni tampoco planes de futuro, puede hacer que sus partes sólo sean
amantes. O una pareja que comparte sólo una visión de futuro, pero no una amistad
o intimidad, puede convertir a sus partes en meros socios de un proyecto común.
El problema que hace que muchas parejas rompan es
cuando una de las partes tiene una serie de expectativas en alguna de estas
áreas y la otra persona tienes unas otras distintas.
Si no hay un acuerdo entonces la relación está condenada.
Si no hay un acuerdo entonces la relación está condenada.

Quizás
hay parejas que discuten menos, o que llegan a acuerdos de forma más ágil, pero
el conflicto es algo natural en las relaciones, sean del tipo que sean.
Además,
debemos cambiar la idea que discutir es algo malo.
El discutir puede ser una gran oportunidad para comprender, aprender y crecer conjuntamente. Eso sí, debemos mantener unos pilares básicos en la relación, como: el respeto, la comunicación, el cariño y la complicidad.
El discutir puede ser una gran oportunidad para comprender, aprender y crecer conjuntamente. Eso sí, debemos mantener unos pilares básicos en la relación, como: el respeto, la comunicación, el cariño y la complicidad.
Estos factores son claves ya que
permiten que muchas de las facetas de una relación sana de pareja puedan darse.
Sí hay respeto entonces las dos partes se sentirán
cómodas y actuarán con naturalidad. Esta es la base sobre la que se asientan
todas las demás necesidades y principios de una relación.
ORIOL LUGO Y ANA FARRÉ