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El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas

farmlandgrab.org- Uno de los mayores compradores de tierras agrícolas del mundo está en problemas debido a su implicación en conflictos por la tierra, destrucción ambiental e inversiones arriesgadas. Este nuevo informe de GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos1 presenta por primera vez un análisis exhaustivo de las cuestionadas inversiones de la Universidad de Harvard en tierras agrícolas por todo el mundo.

El informe encontró que:
·         El fondo de dotación de Harvard ha gastado unos mil millones de dólares en la adquisición de más de 850 mil hectáreas de tierras agrícolas en todo el mundo, convirtiendo a la Universidad en uno de los mayores y más diversos inversionistas agrarios a nivel geográfico.
·         Las adquisiciones de tierras agrícolas por parte de Harvard fueron hechas sin las auditorías previas adecuadas y han contribuido al desplazamiento y el acoso a comunidades tradicionales, a la destrucción ambiental y a conflictos por el agua. En particular, las consecuencias de estas adquisiciones son perjudiciales en Brasil, donde el fondo de dotación de Harvard adquirió casi 300 mil hectáreas de tierras en el Cerrado, la sabana más biodiversa del mundo.
·         Las poco claras inversiones en tierras de Harvard tuvieron como resultado ganancias inesperadas para los administradores de los fondos y sus socios comerciales, pero fracasaron como estrategia de inversión para la universidad.
Este informe exhorta a los estudiantes, docentes y ex alumnos de Harvard a exigir que el fondo de dotación de la Universidad termine con todas las inversiones en tierras agrícolas, tome medidas inmediatas para resolver todos los conflictos de tierras asociados a sus propiedades actuales y asegure que las comunidades afectadas sean compensadas adecuadamente por los daños.
 Palmerina Ferreira Lima, frente a su casa
en el pueblo de Melancías, Piauí, Brasil.
Foto- Rosilene Miliotti - FASE
 “El agua: se terminó”
Palmerina Ferreira Lima es una mujer de 77 años, de la aldea de Melancias, ubicada en la ribera del Río Uruçuí Preto, en el estado brasileño de Piauí. Por más de cien años, su comunidad vivió de las tierras fértiles, de la exhuberante sabana y sus aguas abundantes, en la norteña región del Cerrado, de gran biodiversidad. Pero aquellos días de bienestar son recuerdos lejanos.2
Hace algunos años, poderosos hombres de negocios cercaron las tierras que rodeaban el poblado y erigieron grandes plantaciones de soja industrial. La comunidad de Palmerina ya no tuvo acceso a la tierra de la cual dependieron para alimentar a sus familias por generaciones. Comenzaron a sufrir problemas de salud que antes no existían, producto de las fumigaciones aéreas de pesticidas, que son arrastradas por el viento desde los cultivos hacia sus casas. Los pesticidas también destruyeron sus cultivos y contaminaron sus fuentes locales de agua. Y esos ríos y vertientes, que alguna vez fueron abundantes y llenos de peces, ahora se están secando debido a la deforestación y al riego de las plantaciones.
“El agua: se terminó. Lo que queda es muy poco. Tenemos miedo a morir de sed. Bastaría con detener estos proyectos y el agua volvería. Pero no los detienen. No. Seguramente los detendrán cuando el río esté totalmente seco”, señala Palmerina.
Aunque la gente de Melancias no lo sabe, uno de los predios que les está ocasionando este daño es propiedad de la Universidad de Harvard. El involucramiento de Harvard no es obvio porque siendo una universidad de elite su propiedad está oculta tras una compañía administrada por socios brasileños locales. Harvard contrató a estos empresarios para que adquirieran la tierra y explotaran la tierra a nombre de ellos. Pocas personas saben que este mismo grupo brasileño de negocios adquirió por lo menos otras 5 propiedades para Harvard en esta área de Brasil, con iguales consecuencias para las personas que ahí viven. Y este es solamente uno de los tres grupos brasileños con los cuales trabajó Harvard para adquirir cerca de 300 mil hectáreas de tierras de cultivo en el nordeste de Brasil, en el Cerrado, entre 2008 y 2016, convirtiendo a Harvard en uno de los principales propietarios extranjeros de tierras agrícolas en el país.
Las tierras de cultivo de Harvard en Brasil son sólo una parte de un rompecabezas mucho mayor, oculto tras una oscura red de compañías que compran tierras agrícolas a nombre de la Universidad en todo el mundo. Nuestras investigaciones revelan que, a lo largo de la última década, Harvard hizo uso de múltiples estructuras empresariales para adquirir extensas tierras de cultivo en Brasil, Sudáfrica, Rusia, Ucrania, Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos. Protegidos del escrutinio público, el fondo de dotación de la universidad acumuló en menos de diez años una de las mayores carteras de tierras de cultivo, más que cualquiera de las compañías financieras del mundo.
El despilfarro de Harvard en tierras agrícolas en el mundo
Harvard comenzó a comprar tierras agrícolas inmediatamente después de la crisis financiera y de los precios de los alimentos, de 2007-2008. Fue uno de los numerosos fondos de dotación, de pensiones y otras instituciones de inversión que comenzaron a adquirir tierras agrícolas en los inicios de la crisis e las inversiones de alto riesgo y del colapso del mercado inmobiliario en Estados Unidos y Europa. Mientras que la Asociación de Seguros y Anualidades Magisteriales (TIAA, por sus siglas en inglés) de Nueva York tomó el liderazgo en la compra de tierras agrícolas entre los fondos de pensión, Harvard, con su fondo de dotación de 37 mil cien millones de dólares, rápidamente se convirtió en el principal comprador de tierras agrícolas entre las universidades (ver Tabla 1.)3
Tabla 1. Fondos de dotación de las principales universidades estadounidenses en cuyos portafolios de inversiones existen transacciones con tierras agrícolas.
Fondo de dotación
Activos gestionados (en miles de millones de dólares estadounidenses)
Asignación para recursos naturales (en millones de dólares estadounidenses)
Ubicación de las tierras agrícolas
University of Texas Investment Management Company
40,3
4 978
Australia, América Latina
Harvard Management Company
36,0
4 644
África, Oceania, América Latina, EUA
Princeton University Investment Company
21,7
3 625
Desconocido
Stanford Management Company
29,1
2 301
Desconocido
Yale University Endowment
25,4
2 007
Desconocido
University of Michigan Endowment
9,7
700
Desconocido
Emory University Endowment
4,6
642
Desconocido
University of Pennsylvania Endowment
10,7
642
Desconocido
Harvard ya había realizado importantes gestiones destinadas a la adquisición de plantaciones forestales maderables.4 Así que la inversión de fondos de dotación en tierras agrícolas no era algo totalmente nuevo para y se ajustarían fácilmente a su cartera de recursos naturales. Las inversiones en madera proporcionaron también contactos en todo el mundo y un modelo replicable de inversión en tierras en el mundo, a través de empresas ficticias en el extranjero y oscuras subsidiarias.
En 2008, la universidad comenzó a comprar tierras en Brasil, Sudáfrica y Nueva Zelanda. Luego vino una importante inversión en Rusia y Ucrania, seguida por varias compras de estancias en Australia y en Estados Unidos. Para junio de 2017, Harvard había inyectado más de 930 millones de dólares en varias de sus subsidiarias de tierras agrícolas y había adquirido más de 850 mil hectáreas en todo el mundo.5
Las adquisiciones de tierras de cultivo de Harvard son canalizadas a través de complejas estructuras empresariales, haciendo difícil comprobar la propiedad de las tierras agrícolas. Incluso la propia junta de supervisores no tiene una clara visión de las tierras que el fondo posee y administra.6

Una estructura corporativa poco transparente
 Figura 1- Adquisiciones de tierras agricolas por el fondo de dotación de Harvard.
Por sobre cada una de las estructuras de inversiones en tierras agrícolas hay una subsidiaria en Boston, exenta de impuestos, que administra diferentes partes de las inversiones del fondo de dotación. Estas subsidiarias, que participan en la adquisición de tierras agrícolas, son Blue Marble Holdings, Phemus, Demeter y Harvard Private Capital Realty.
La información que aparece en la declaración de impuestos de estas subsidiarias de Boston, muestra que Harvard canalizó dinero para la inversión en tierras agrícolas a través de estas compañías hacia otras subsidiarias, registradas en paraísos fiscales, tales como el estado de Delaware en Estados Unidos o las Islas Caimán. Las subsidiarias tienen nombres como Guara LLC o Granary Investments.
Desde estas compañías en los paraísos fiscales, el dinero fluyó hacia las subsidiarias en los países objetivos, las cuales son administradas por varios operadores locales, con actividad en los agronegocios y en la adquisición de tierras. Estos grupos locales de negocios identificaron las tierras, hicieron la compra y administraron las fincas. Harvard les pagó millones de dólares en honorarios por sus servicios (ver Recuadro 1).
Conflicto y controversia
Harvard siguió el camino de otros inversionistas institucionales que han adquirido tierras de cultivo – concentrarse en países que se consideran menos riesgosos, pero con el potencial de grandes retornos. Esto, sin embargo, no mantiene a las inversiones de la universidad libres de conflictos y riesgos.
En Australia, un informe realizado por la Office of Environment and Heritage señala que, en el año 2015, la subsidiaria de Harvard destruyó sitios de cementerios aborígenes y removió en forma ilegal la vegetación nativa en las tierras que adquirió en Nueva Gales del Sur. Existen antecedentes que indican que la compañía agrícola de Harvard no realizó un estudio sobre las culturas aborígenes antes de arar los campos, a pesar de eran evidentes muchos sitios importantes.18
En Sudáfrica, Harvard adquirió campos donde los ex trabajadores negros y sus familias tenían derechos de ocupación concedidos bajo la reforma agraria pos-apartheid. Los conflictos con las comunidades locales se describen en un informe de un investigador que trabajó con el administrador de los campos de Harvard en Sudáfrica, RussellStone.19 Según este informe, una vez que Harvard tomó el control de estas finca, alrededor de 2011, los administradores tomaron medidas para impedir el derecho de estas familias al uso de estas tierras, incluyendo el pastoreo de sus vacas y el acceso a los cementerios familiares. Se dice que el administrador de los campos de Harvard presionó a las familias a firmar un código de conducta y de imponer un sistema de reglas y penalidades que podrían llevar a la expulsión de una familia si no adhería a este código. Hay informes que indican que, después de esto, la tensión en la finca escaló a tal punto que Harvard temía que esto pudiera causar una atención internacional no deseada.
De acuerdo al mismo informe, Harvard insistió que RusellStone encontrara una solución mediada, a pesar de que RussellStone les aseguraba que estas tensiones con las familias ocupantes era algo normal en la agricultura a gran escala en Sudáfrica. La Universidad envió un mediador para ofrecer reubicar a las familias en otras tierras, pero las familias rechazaron la oferta, indicando que las tierras eran de mala calidad y lejos de servicios esenciales. Hay antecedentes que indican que, decepcionados con la situación y preocupados por las repercusiones para su imagen internacional, representantes de la universidad ordenaron a RussellStone, en 2014, vender todas sus propiedades de tierras de cultivo en las cuales hubiera familias “ocupantes”.
Harvard también ha enfrentado conflictos con sus adquisiciones de tierras agrícolas en Estados Unidos. Desde 2012, la Universidad ha puesto más de 115 millones de dólares para adquirir tierras en California y establecer viñas, según lo indicado en las declaraciones de impuestos. Estos campos, en la región de Paso Robles y el Valle de Cuyama, están ubicados en áreas donde la escasez de agua está amenazando la viabilidad de la agricultura.20 Los residentes locales y los agricultores están preocupados de que el proyecto de viñas de Harvard pondrá en peligro su acceso al agua y acusan a Harvard de usar tácticas tramposas para realizar un juego financiero para controlar los recursos hídricos restantes.
En marzo de 2016, un agricultor cuya familia ha cultivado uva de vino por décadas en el área y que está realizando un esfuerzo junto a varios cientos de otros propietarios de tierras para asegurar el acceso al agua subterránea, escribió una carta al CEO de Harvard Management Company:
La percepción local, bien o mal, es que Harvard ha estado haciendo lo siguiente: comprar utilizando varias capas de entidades desconocidas, de manera tal que sería difícil para un fiscalizador hacer el seguimiento de la compra hasta llegar a Harvard; usar agentes para presionar por la formación de distritos de agua locales, que permitirían a las propiedades de Harvard, finalmente, beneficiarse de concesiones del gobierno y fondos de contribuyentes; inducir a algunos dueños de propiedades a vender, con ofertas que son varias veces el precio de mercado y usar este método para adquirir propiedades que contienen infraestructuras hídricas públicas; y, generalmente, no estar disponibles para explicar a la población local acerca de cómo estas inversiones podrían afectar al más vital de los recursos —todo en nombre del retorno de la inversión.21
Dos mujeres del pueblo de Santa Fe en el municipio de Santa Filomena
muestran sus títulos  de tierras, en septiembre de 2017.
La gente de Santa Fe ha vivido en esta parte del Estado de Piauí en Brasil
por más de 200 años, pero ahora son víctimas de una ola de
acaparamientos de tierra en el área perpetrados por empresarios brasileños
y financiados por empresas extranjeras como el fondo de pensión TIAA
que tiene su sede en Estados Unidos.
(Foto: Rosilene Miliotti / FASE)
Acaparamientos de tierra en el Cerrado, Brasil
Las adquisiciones de tierras más conflictivas realizadas por Harvard ocurrieron en Brasil. La universidad es una de las muchas compañías financieras extranjeras, provenientes de Norteamérica, Europa y Japón que han adquirido tierras en la región del Cerrado en el nordeste brasileño a lo largo de las últimas décadas. Este bioma de sabana, que contiene 5 por ciento de la diversidad del planeta, es crítico para la conservación del Amazonas y una de las principales fuentes de agua para la cuenca hídrica más importante de Brasil. También es la tierra de más de 80 pueblos indígenas, así como una variedad de pueblos “tradicionales” cuyo estatus es reconocido por la ley brasileña, tales como las comunidades afro-brasileñas quilombolas.
Pero durante el último par de décadas, esta parte del Cerrado ha sido intensamente deforestado y arado para una de las mayores expansiones de la producción de cultivos de materias primas en la historia reciente. La expansión comenzó en el sur y luego, hace diez años, comenzó a avanzar agresivamente hacia el noreste, hacia los estados de Tocantins, Maranhão, Bahía, and Piauí.
Esta “nueva frontera” para la producción de soja, caña de azúcar y otras materias primas agrícolas es hacia donde Harvard y otras compañías financieras extranjeras están orientando sus inversiones. Se sienten atraídos a esta área por los precios de las tierras relativamente bajos y el potencial aumento en el valor de mercado. Además de Harvard, algunas de las principales compañías financieras que están adquiriendo tierras en esta área incluyen a TIAA de Estados Unidos, ABP de Holanda, Sojitz de Japón y Valiance Asset Management del Reino Unido. Todas estas compañías operan a través de sociedades con compañías locales que se hacen cargo de la adquisición de tierras y de las operaciones agrícolas.22
La oleada de especulación en tierras agrícolas por parte de compañías extranjeras, ha agravado los conflictos locales por la tierra en el área. El Banco Mundial señala que, con la rápida expansión de las plantaciones agrícolas en esta parte del Cerrado, “la ocupación ilegal y desordenada de la tierra rural (grilagem) es común.”23 El grilagem es una forma particular de acaparamiento de tierras que se ha expandido en la parte nordeste del Cerrado en el cual se falsifican títulos de tierra para legitimar la ocupación ilegal de tierras públicas.24 Las tierras son cercadas para dar la apariencia de una finca y los títulos fraudulentos son vendidos con ganancias inmensas a otras compañías, las cuales a menudo están conectadas con inversionistas extranjeros.
Estas tierras públicas no están desocupadas, como generalmente lo señalan los acaparadores de tierras (grileiros). Por generaciones, han sido el hogar de las comunidades locales, en el caso de las áreas de tierras bajas, o son usadas en forma colectiva por estas comunidades para cazar, pastorear, recolectar leña y cosechar frutos y plantas medicinales. Por esto los grileiros recurren muy a menudo a la violencia y a la intimidación para desplazar a los habitantes locales e impedirles que accedan a las tierras.25
Harvard ha canalizado sus fondos para la adquisición de tierras agrícolas en el nordeste del Cerrado a través de tres diferentes grupos de negocio locales (ver Recuadro 1). Bajo el paraguas de estos operadores, la universidad adquirió silenciosamente, unas 300 mil hectáreas de tierras, un área mayor que Luxemburgo, en partes de los estados de Piauí and Bahía donde los conflictos por tierras son comunes.
Informes recientes han dado a conocer cómo uno de los socios de negocios de Harvard en Brasil, el grupo Granflor, hizo las gestiones para que una subsidiaria de propiedad de Harvard adquiriera más de 120 mil hectáreas de tierras en el estado de Bahía a un empresario, conocido grileiro en el estado.26 Granflor insistió en estas tierras, a pesar de haber sido advertido por los residentes locales, de que se meterían en serios conflictos.27 Según un informe de 2014 elaborado por una comisión estatal de Bahía, los títulos sobre las tierras se lograron a través de un “un festival de procedimientos irregulares e ilegales que terminaron en la usurpación de las tierras públicas” e implicó el desplazamiento violento de numerosas familias locales que tradicionalmente habían ocupado y usado estas tierras públicas. También parece que las adquisiciones de tierras de Harvard violan las restricciones brasileñas sobre propiedad extranjera que limitan la cantidad de tierra que una compañía extranjera puede adquirir en un municipio.28 La oficina del fiscal en el estado de Bahía ahora está considerando si demanda a la subsidiaria de Harvard y anula los títulos.29

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