Lo que hemos vivido los últimos días en Honduras merece un análisis mucho más profundo, pero a modo de reflexión preliminar y síntesis, podemos decir que la voluntad mayoritaria de refundar el país manifestada por el pueblo hondureño ha sido cercenada por las élites políticas y económicas. Todo ello además sufriendo un nivel de injerencia por parte de la Embajada de Estados Unidos nunca visto antes.

Genealogía de un fraude

Son varios niveles de este fraude en el que el menos importante es la compra de votos en zonas populares y regiones más pobres mediante la entrega de bolsas con comida por parte de delegados del Partido Nacional el mismo día de las elecciones.

El otro nivel es precisamente el territorial, en el que, desde lo local, se ha cometido fraude nacional. Los candidatos presidenciales eran 8 de 9 partidos diferentes y cada partido tenía 2 credenciales para sus representantes en cada una de las mesas electorales (16 mil en todo el país). Sin embargo, en centenares de mesas, como hemos podido comprobar personalmente en las actas escaneadas enviadas al TSE, el voto a 4 de estos candidatos era de 0 votos. Esto significa que ni siquiera los representantes de estos partidos en cada municipio han votado por su candidato, vendiendo sus credenciales al Partido Nacional. Los candidatos de estos 4 partidos, Democracia Cristiana, Alianza Patriótica del golpista Romeo Vásquez Velásquez, Unificación Democrática y PINU, ni siquiera alcanzan entre los 4 el 1% de los votos escrutados hasta el momento. Queda claro que se han presentado a las elecciones para hacer un negocio con las credenciales electorales otorgadas por el TSE

Una mirada hacia delante
La posibilidad de 8 años continuados de gobierno del Partido Nacional aterra de solo pensarla, pero es más real que nunca. El pueblo hondureño ha hecho un esfuerzo inmenso, logrando construir una herramienta para la transformación y refundación de Honduras llamada Libre y el primer objetivo en estos momentos debe ser defender la victoria de la candidata Xiomara Castro voto por voto, pero quizás hay que empezar a plantearse que en un escenario en el que el Partido Liberal (20% de los votos) no se ha hundido a pesar del golpe de Estado, y el Partido Nacional tiene mucha fuerza a pesar del fraude cometido, la izquierda necesita recorrer aun el camino hasta la madurez política que le permita ganar las elecciones con un proyecto identificado con los sectores populares que pase por encima de cualquier tipo de fraude e injerencia. También en algún momento es necesario analizar el papel del Partido Anti Corrupción, que se ha convertido en la tercera fuerza de Honduras habiendo sido en un primer momento menospreciado por todos los partidos, incluido Libre. El PAC ha canalizado mejor que la izquierda el voto antisistema, con un discurso populista y de derecha, pero que ha calado en varios sectores, especialmente entre la juventud.
El objetivo más allá de la defensa del voto para la candidatura de Xiomara, debe ser asegurar un buen porcentaje de alcaldes y diputados de Libre, así como mantener la cohesión de un partido frágil ideológicamente, en el que la izquierda, los movimientos sociales y sectores provenientes del liberalismo se han unido con el objetivo de romper el tradicional bipartidismo.
Es el momento de comenzar a pensar en (re)construir el partido, fortalecerlo política, ideológica y organizativamente para convertirlo de una vez por todas en el proyecto político de todo un pueblo, de toda una nación, de una Honduras libre y soberana.
- Katu Arkonada se encuentra en Honduras como observador electoral y acompañante internacional de Libre.