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Para llegar a esta conclusión, un grupo de astrónomos internacional estudió dos concentraciones estelares vinculadas al halo de la Vía Láctea que se encuentran a 14.000 años luz por encima y por debajo del plano del disco de nuestra galaxia, respectivamente. Se trata de un grupo de gigantes rojas y otro de estrellas variables clase RR Lyrae.
Partiendo de las
masas y el espectro de dichas estrellas, los astrónomos calcularon la
velocidad, dirección y edad de estos cuerpos celestes, descartando tras ello
que hubieran nacido en una galaxia
enana desaparecida en un choque intergaláctico.
Además de por el análisis de la velocidad y de la dirección de las estrellas, esta opción quedó desechada por el hecho de que la cantidad de estrellas variables prevalece sobre las gigantes rojas, algo inhabitual para las galaxias enanas.
Asimismo, un análisis espectral indicó
que su composición química es más cercana a las estrellas del disco de la Vía
Láctea que a la de las 'prófugas' de galaxias vecinas.
"Me agrada que
hayamos ubicado la parte final de estas 'guerras galácticas', algo que confirma
que nuestra
galaxia es bombardeada por sus vecinos de manera
constante", comentó Kathrym Johnston, investigadora de la Universidad de
Columbia (EE.UU.), según recoge RIA Novosti.