Descubre las propiedades de este tubérculo, lleno
de energía, fibra y potasio, que alcanzó la fama mundial de la mano del atleta
jamaicano Usain Bolt
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Por LAURA CAORSI
Hasta
hace cinco años, casi nadie lo conocía en Europa. El ñame era un alimento
anónimo del que pocos habían oído hablar. Sin embargo, en 2012 se hizo famoso a
la misma velocidad que Usain Bolt, el atleta jamaicano que batió el récord del
mundo en los 100 metros lisos durante los Juegos Olímpicos de Londres. Aquella
gesta deportiva despertó el interés de la prensa, que quiso saber qué comía
el hombre más rápido del mundo, y que se sorprendió ante la
brevedad de la respuesta: Bolt comía ñame, mucho desde su infancia.
El
entusiasmo no se hizo esperar. Exótico y potencialmente eficaz para mejorar el
rendimiento deportivo, el ñame lo tenía todo para subir al podio de los
llamados superalimentos, y a partir de ese momento se le atribuyeron
un sinfín de propiedades casi milagrosas. Pero ¿las tenía? No. De hecho, el
ñame es un tubérculo de lo más normal, sobre
todo en América Latina (también en Canarias), donde forma parte de la dieta
cotidiana, como el boniato,
la patata o la yuca.
Al igual
que estos alimentos, el ñame es muy rico en carbohidratos de absorción compleja
(sobre todo, en almidón), una característica que lo convierte en una fuente de
energía muy interesante. También contiene fibra, algunas
vitaminas y minerales como el potasio. Entonces, ¿qué lo hace especial? Los
valores de esos nutrientes. Comparado con el boniato y la patata, el ñame nos
aporta entre un 7 % y un 10 % más de carbohidratos, casi el doble de fibra y
más del doble de potasio, un mineral particularmente útil para
la recuperación muscular.
Por lo
demás, se parecen bastante, incluso para cocinar. Puedes prepararlo frito, al
horno, en sopas, guisos, purés... No te convertirá en la
persona más veloz del planeta, pero le aportará variedad a tu cocina sin irte
muy lejos de casa.