Los investigadores no lograron detectar quién fue el paciente cero del brote.
20minutos-PABLO RODERO. Un avión aterrizó en Dublín este verano tras un vuelo de larga distancia con apenas 50 pasajeros, un 17% de su capacidad total. Sus pasajeros provenían, tras haber hecho escala, de tres continentes distintos y tuvieron que cumplir con las restricciones propias de todos los vuelos en plena pandemia.
A los dos días, dos pasajeros manifestaron síntomas de Covid-19 y dieron positivo al siguiente. Comenzó entonces el rastreo de todos los pasajeros que acabó destapando 13 casos positivos dentro del avión y otros 46 contagios provocados por los pasajeros en los días posteriores.
El brote ha sido detallado en un artículo publicado en la revista médica Eurosurveillance esta semana, evidenciando los riesgos de la propagación del coronavirus en vuelos comerciales, incluso con una baja ocupación que permita la distancia interpersonal entre los pasajeros.
“Este brote demuestra el potencial de difusión del SARS-CoV-2 vinculado al tráfico aéreo”, concluyen los investigadores liderados por la doctora Nicola Murphy. “La transmisión posterior por parte de los 13 pasajeros resultó en un total de 59 casos en seis de la ocho regiones sanitarias en Irlanda”.
Los investigadores no lograron detectar quién fue el paciente cero del brote. Dividieron a los pasajeros en cuatro grupos, cada uno proveniente de un destino y con algún tipo de convivencia previa al vuelo, fundamentalmente en salas de espera del aeropuerto.
Al menos 9 de los pasajeros infectados llevaban mascarilla, uno de ellos, un niño, no la llevaba y se desconoce en los tres casos restantes. Su edad estaba entre 1 y 65 años, con una media de 23 años.
Esquema de contagios en el avión donde se produjo el brote. Euro Surveillance |
Las hipótesis sobre cómo se extendió el contagio, a pesar de que los dos infectados más alejados estaban a 21 filas de distancia incluyen la posibilidad de que la transmisión se produjera antes del viaje, pero el artículo considera “verosímil” que ocurriera dentro del avión para al menos dos de los grupos.
“Un caso pudo, hipotéticamente, haber adquirido el virus de un contacto estrecho antes del vuelo, con la fecha confirmada de contagio en menos de los dos días de periodo de incubación anteriores al vuelo y la aparición de los síntomas 48 horas después del vuelo”, explican los investigadores. “La transmisión dentro del avión fue la única exposición común de otros cuatro casos”.
Igualmente interesante es la forma en la que la enfermedad se extendió en los días posteriores, con una alta relevancia de los llamados supercontagiadores. Según estiman los investigadores, un solo caso fue responsable de la propagación a otras 25 personas y otros tres pasajeros lo transmitieron a 12 pacientes fuera del avión.
El artículo concluye que una “estricta prevención contra la prevención dentro de los vuelos y la implementación de medidas de control son vitales para reducir el riesgo de la transmisión tanto sintomática como asintomática dentro de los aviones” y añade que “un robusto sistema de rastreo es esencial para limitar la propagación tras los vuelos”.