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Las videoconsolas y los videojuegos generan tanto
interés que más del 60
% de los menores de entre 6 y 14 años son usuarios de videojuegos.
Sus prestaciones han ido aumentando con el fin de hacer la experiencia cada vez
más atractiva, hasta llegar a incorporar, entre otras características, gráficos
más realistas, juegos colaborativos o conexión a Internet. ¿Supone esto un
riesgo para los menores? A continuación veremos para qué se conectan las
videoconsolas a la Red, qué peligros tiene esto para nuestros hijos y qué
podemos hacer como padres, además de elegir con ellos los videojuegos.
¿Para qué se conecta la
videoconsola a Internet?
La conexión a Internet permite que la videoconsola
pueda actualizarse, descargar juegos y demos, comprar extras y ampliaciones de
los juegos e incluso alquilar películas o realizar búsquedas en línea. También
posibilita al jugador nuevas opciones de juego, como partidas online con otros
usuarios, tomar parte en competiciones y conversar con otras personas que
también están jugando.
Aunque no es imprescindible conectarse a la Red
para poder jugar, en muchos casos utilizar el modo sin conexión disminuye las
posibilidades de juego. Por tanto, la preferencia entre los menores es el juego
online, no solo por entretenimiento, sino también por presión social y
comercial.
La importancia de elegir juntos
los videojuegos
Los videojuegos y la diversión en Internet no están
reñidos con la seguridad. En muchas ocasiones, nos dejamos llevar únicamente
por las preferencias del menor, ya que es complicado aconsejar
sobre los juegos cuando no se conoce nada sobre ellos. Por eso, es recomendable
que nos interesemos por esta modalidad de ocio de nuestros hijos. Y lo podemos
hacer compartiendo esta actividad con ellos; así podremos ver
los riesgos que pueden correr, los contenidos a los que acceden, sus actitudes,
sus gustos, etc.
Existen videojuegos de diversas temáticas (acción,
estrategia, deportes, etc.) pensados para distintas edades, por eso como padres
es necesario conocer si el contenido es adecuado para su edad o
madurez.
En este sentido, puede resultar de gran ayuda
apoyarse en el catálogo
PEGI. Esta clasificación europea aparece en las
carátulas de los videojuegos, así como en la información a la hora de descargar
o comprar una aplicación en mercados como Google Play. Mediante una serie
de símbolos
PEGI, se informa al consumidor sobre su contenido y la
edad para la cual está pensada, por lo que resulta más fácil saber si un
contenido puede ser o no apropiado para nuestros hijos.
Imagen- IS4K |
También existe el sello PEGI Online que
se concede a las plataformas de juegos en Internet que cumplen con los
requisitos establecidos en el código de seguridad en línea de PEGI, acreditando
que el sitio web está libre de contenidos ilegales y adopta medidas de
protección para la privacidad de los menores. Estas plataformas se comprometen
también a incorporar mecanismos de bloqueo y denuncia en sus páginas web.
Además de PEGI, hay
otros sistemas de clasificación de contenidos, como el que se emplea en el
mercado de aplicaciones App
Store.
¿Qué riesgos existen?
Como cualquier dispositivo con conectividad a
Internet, las videoconsolas pueden suponer un riesgo cuando no se aplican
medidas de prevención y no se usan con responsabilidad. Lo mismo ocurre con los
videojuegos. Y hay incluso quien les atribuye varios beneficios
cuando se utilizan de manera segura y responsable, como por ejemplo:
mayor capacidad de atención, mayor habilidad para interpretar mapas, más
rapidez en la toma de decisiones, estimulación cognitiva ante enfermedades
neurodegenerativas, etc. Sin embargo, un uso inadecuado conlleva
riesgos asociados: