El
líder opositor ruso Alexéi Navalni será encarcelado durante quince
días por desacato policial, tras organizar el pasado domingo una
protesta antigubernamental no autorizada.
Además,
ha sido multado con 20.000 rublos (300 euros) al no contar del
permiso del Ayuntamiento en la que ha sido la mayor manifestación
contra el gobierno de los últimos quince años.
"La
gente está descontenta con la corrupción y por eso decidieron
participar en la manifestación pacífica", aseguró durante la
vista judicial el opositor, que fue detenido en el centro de la
capital antes de que se iniciara el acto.
Navalni
destacó que durante los tres días anteriores a la protesta del
domingo, el Ayuntamiento moscovita no ofreció ningún lugar
alternativo en la ciudad para celebrar la manifestación contra la
corrupción.
Por
su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri
Peskov,
ha declarado que quienes aseguraron que las manifestaciones de ayer
no infringían la ley cometieron "una
provocación y una falsedad", porque las autoridades rusas
habían propuesto dos lugares alternativos para esa concentración
moscovita, pero los organizadores los rechazaron, con lo cual "las
personas arrastradas se encontraban en un lugar no autorizado".
El
2 de marzo Navalni difundió en Youtube una
investigación dedicada al jefe de Gobierno Dmitri Medvédev. El
domingo más de 11,7 millones de personas habían accedido ya a este
documento incriminador que acusa al primer ministro de ser el
beneficiario de un imperio formado por lujosas mansiones y centenares
de hectáreas en diversas zonas de Rusia (las afueras de Moscú, las
regiones de Kursk e Ivánovo, las montañas del Cáucaso y las costas
del Mar Negro) así como en la Toscana, en Italia. A esto se sumaría,
según Navalni, explotaciones agropecuarias, viñedos, y bodegas,
además de dos lujosos yates.
Un mínimo de 70.000 millones de rublos
(cerca de 1.130 millones de euros) en dinero y propiedad habría ido
a parar a la red de fondos benéficos, controlada por personas de
confianza, sobre la que se sustenta el esquema del que supuestamente
se beneficia el primer ministro, quien durante cuatro años (de
2008-2011) sustituyó a Putin en la presidencia.
Las
autoridades rusas han calificado de propaganda electoral la última
investigación difundida por Navalni (cuyos datos implican la
colaboración de fuentes en la misma administración) y han ignorado
las graves acusaciones vertidas, al igual que hicieron con anteriores
denuncias de Navalni que afectan a altos funcionarios, como el fiscal
general Yuri Chaika.
La
juventud de los participantes en las manifestaciones del domingo y la
extensión geográfica de la convocatoria indica que la politización
y el descontento ha llegado ya a las provincias rusas, aunque está
por ver aún cuál será en adelante la evolución política y la
actitud del gobierno, que, para salvar su imagen, podría en última
instancia prescindir de Medvédev.
Decenas
de miles de personas atendieron el llamamiento de Navalni y
participaron el domingo en una jornada de protestas que se extendió
por todo el país y que en el caso de Moscú se saldó con más de
500 detenidos, según fuentes policiales, y unas 1.400 según
organizaciones de derechos humanos.
En
total, los organizadores de la protesta del domingo pidieron permiso
para celebrar manifestaciones en 100 localidades y fueron autorizados
en 24 de ellas, según el diario Moskovski
Komsomolets.
En ciudades como Novosibirk, Perm, Kazán y Nizhni Taguil, los jueces
legalizaron las marchas, que habían sido prohibidas por las
autoridades locales, informa el citado diario.
El poder de
convocatoria de los actos varió entre algunos centenares de
personas, en Barnaul, en el Altái, hasta varios miles (Vladivostok,
Novosibirsk, Samara, Yekaterinburg, Jabárovsk, Irkutsk y San
Petersburg, entre otros sitios).
En Moscú hubo centenares de
detenidos y un policía sufrió una conmoción cerebral, en San
Petersburgo y Vladivostok, respectivamente, fueron arrestadas decenas
de personas.Además de Navalni, que iba a pasar la noche en
comisaría, fueron detenidos también los empleados del Fondo de la
Lucha contra la Corrupción (FLC), la organización que el político
preside.
El centro de negocios donde se encuentra la sede del FLC fue
desalojado con el pretexto de que había una amenaza de bomba, según
empleados de otras empresas alojadas en él, que esperaban en la
calle para continuar con su labor.
En
la capital rusa, se realizó un impresionante despliegue de fuerzas
de seguridad, que vigilaban además desde helicópteros. Las
detenciones tuvieron en muchos casos carácter arbitrario y a las
comisarías fueron a parar turistas y simplemente personas que se
encontraban casualmente en el lugar de la protesta.
Encerrado
en un furgón policial enrejado, el corresponsal del canal
Dozhd continuaba
trabajando y entrevistando a los estudiantes que, como él, habían
sido detenidos y se encontraban en el vehículo.
Los manifestantes
llevaban patos de plástico, en alusión a las aves que pudieron
verse en uno de los estanques de las mansiones atribuidas a Medvédev.
También había quien portaba un letrero en el que podía leerse:
“quiero una casa como la de los patos”.
En Moscú, no hubo
pancartas, pero en ocasiones los paseantes-manifestantes corearon
alusiones a Dmitri Medvédev, (marcando las distancias con una
expresión hecha y el diminutivo “Dimón”, en lugar de “Dmitri”)
y al presidente del Estado (“Putin ladrón”). Los cuerpos de
seguridad fueron abucheados a los gritos de “vergüenza”,
“vergüenza”, cuando practicaban detenciones.