“Los padres son los
huesos con los que los hijos afilan sus dientes”. —Peter Ustinov
A medida que pasa el tiempo y los niños van creciendo, vas
dándote cuenta de que hay cosas que fallan. ¿No obedecen y no eres
capaz de reconducirles para que lo hagan? No pasa nada,
tener un hijo malcriado no es una situación irreversible y aquí
te damos unos consejos para arreglar esos errores que han podido ocurrir
durante su crianza.
¿Cómo saber si tu hijo es
un malcriado?
Es importante que distingas entre un mal comportamiento y el
temperamento de cada persona, que puede ser mayor o menor, y no depende de la
educación que puedas ofrecerle durante su crianza. Cuantos más rasgos de
los que vamos a señalar a continuación tenga el niño, mayor será la probabilidad
de que esté malcriado.
Estos son los rasgos a tener en cuenta:
o Utiliza el
berrinche o las pataletas, igual que un niño pequeño pero con
mucha más fuerza, como arma para lograr lo que quiere. Una alternativa al
berrinche más “sofisticada” es el chantaje.
o Tiene
explosiones de carácter frecuentes y de una intensidad muy alta en las que
pierde por completo el control.
o Emplea
palabras fuertes para expresarse.
o Frecuentemente
daña los objetos propios o de otros, accidental o deliberadamente.
o Dice mentiras de
manera consciente y pretende sacar partido de ellas.
o Le cuesta
mucho cumplir con sus deberes y no coopera si
tratas de ayudarle a que lo haga.
o Delega sus
responsabilidades o le cuesta mucho esfuerzo asumirlas.
o A veces roba.
Causas del mal
comportamiento
Lo primero que debemos hacer para cortar el problema de raíz
es atacar las causas de ese mal comportamiento. Saber por qué el niño se
comporta así es esencial para poder ver qué estamos haciendo mal:
o Nadie le ha
enseñado a gestionar la energía que emana de sus emociones y tampoco lo
ha aprendido por él mismo.
o Los padres
tampoco saben gestionar sus emociones, de manera que el
ejemplo que le han dado a sus hijos dista de ser el adecuado.
o Siente que de
alguna forma se le ha maltratado, bien sea por unos
padres indiferentes o ausentes o por agresividad verbal o física. Se resistirá
o mostrará el resentimiento que le produce ese maltrato portándose mal.
o Se siente
demasiado presionado. Algunos padres creen, equivocadamente, que su hijo es un
adulto en miniatura y lo sobrecargan de exigencias o responsabilidades.
o
Los padres no saben imponer su autoridad. A veces
implementan normas ambivalentes, irracionales o incoherentes. A veces, ellos mismos
no cumplen las normas que les imponen a sus hijos. En otras
ocasiones, temen hacerles daño o se sienten culpables por algún motivo e
intentan compensarlo siendo demasiado permisivos.
o
Soluciones del mal comportamiento
Una vez identificada la fuente del problema, debemos armarnos de mucha
paciencia y amor, porque este proceso lo va a requerir. Además, los padres
debemos ser también honestos con nosotros mismos y
reconocer que hemos cometido ciertos errores que tenemos que corregir.
Las tres claves que nunca fallan en ese proceso de revertir
una mala crianza son:
1. Imponer unas
normas no negociables comenzando por aspectos prácticos, como los horarios.
2. Encontrar
momentos relajados en los que la comunicación sea fluida. Piensa que, por ejemplo, el juego facilita
la comunicación y contribuye a entender el sentido de las reglas.
3. Escucharlo
con atención y tratar de entender su mundo afianzará y enriquecerá la relación.
Patricia Díez
Socióloga, politóloga y jurista. Apasionada del mundo de internet y convencida de que se pueden mejorar las cosas a través de la comunicación. He vivido en 7 países diferentes, convivido con multitud de culturas y trabajado en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.