Un
reclamo histórico
Con 102 votos a favor y
sólo dos abstenciones, la aprobación de la medida -que llega dos meses antes de que
Sebastián Piñera asuma la presidencia del país- fue celebrada por el Gobierno
actual.
La Ley de Universidades Estatales aprobada hoy en el Congreso,
que fortalece su gestión institucional, devuelve al Estado su rol protagónico
en asegurar una educación superior pública de calidad. ¡Cumplimos nuestra
promesa!
Esta legislación "regula el financiamiento de la gratuidad
y considera una nueva institucionalidad integrada por la Subsecretaría y la
Superintendencia de Educación Superior", señaló la Cámara de Diputados,
que aprobó el texto proveniente del Senado sin modificaciones.
"Al avanzar en la gratuidad en la educación superior, queremos construir un país
más equitativo con igualdad de oportunidades. ¡Con la aprobación en
el Congreso, consagramos como ley un derecho social que nunca debió estar en
manos del mercado!", expresó Bachelet en su cuenta de Twitter, tras la
aprobación.
La medida dará vía libre a "avanzar en el financiamiento
institucional de la gratuidad que cubre, en la actualidad, hasta el sexto decil
de la población (60% más vulnerable)", agregó el comunicado difundido por
la Cámara Baja.
Al avanzar en la gratuidad en la educación superior,
queremos construir un país más equitativo con igualdad de oportunidades. ¡Con
la aprobación en el Congreso, consagramos como ley un derecho social que nunca
debió estar en manos del mercado!
La iniciativa, que deberá tener el visto bueno
del Tribunal Constitucional antes de ser promulgada por Bachelet, contó incluso
con la aprobación de los parlamentarios del bloque opositor Chile Vamos. Las
únicas abstenciones fueron las de Cristina Girardi y Ricardo Rincón, del
oficialista Partido por la Democracia (PPD) y del Demócrata Cristiano,
respectivamente.
Una educación pública gratuita, de calidad y sin fines de lucro
ha sido el eje de las movilizaciones que por varios años han mantenido los
estudiantes chilenos.
La educación universitaria
fue gratuita en Chile hasta 1981, cuando la dictadura de Augusto Pinochet
simplificó los requisitos para la creación de universidades privadas. Así, estas
instituciones se multiplicaron hasta superar las cuarenta, que en un esquema de
mercado tenían libertad para fijar el valor de sus matrículas.