Enfrente, Joe Biden. El candidato demócrata tiene mucha mejor acogida que la que fue su rival hace cuatro años, Hilary Clinton. Trump ya tiene la mosca detrás de la oreja. De hecho, ha llegado a amenazar con retrasar las elecciones ante sospechas de fraude por el voto por correo.
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Pero el magnate no lo tiene todo perdido. Bayón sostiene que las posibilidades de reelección "siguen siendo reales", ya que cuenta con una base electoral y social "muy sólida". Para el experto, Trump puede jugar una estrategia muy clara. "Que salga airoso pasa en parte por su capacidad de polarización y de marcar la agenda. Además Trump puede mover voto que ahora mismo esté oculto", sostiene.
Hay que tener en cuenta, que al igual que ya ocurrió en 2016, "Trump no necesita ganar en votos, sino que para volver a ocupar la presidencia de Estados Unidos lo esencial es imponerse en el colegio electoral" y para ello los Estados clave que pueden decantar el triunfo "son Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Arizona y Florida". En todos ellos, la batalla "aún está abierta".
Joe Biden sabe que ahí es donde se juega el resultado, pero ha apostado por un mensaje sin alardes, defendiendo un nacionalismo estadounidense mucho más sensato que el de Trump. Por ejemplo, no se centra tanto en el "cierre de fronteras" por así decir como en la atracción de inversiones. ¿El objetivo? Que el votante republicano se repiense su decisión. De momento, las encuestas le dan la razón: en casi todas supera al actual presidente por entre seis y ocho puntos. Pero queda camino.
La analista de Elcano Carlota García Encina comenta que "si se celebrasen ahora las elecciones, ganaría Biden". Pero Trump "ya ha dicho que hará todo lo posible por vencer", de ahí que use las redes sociales precisamente para "embarrar" una campaña "en la que él ya lleva meses". Al actual presidente "le pesa tanto la gestión de la pandemia" como "el tema de las protestas raciales".
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La estrategia de Donald Trump es clara: "Las encuestas mienten, son falsas". Ya recurrió a esto en 2016 y le funcionó. "Pero Hilary Clinton caía mucho peor que Biden, eso también hay que tenerlo en cuenta", explican otras fuentes consultadas. El exvicepresidente, por tanto, es un hueso más duro. "A pesar de ciertas polémicas, Biden tiene una bagaje, sabe lo que es la Casa Blanca. Eso a la hora de la verdad es importante", terminan.
Quedan tres meses para las elecciones y la crisis del coronavirus ha desbordado a Trump, aunque él quiera hacer ver lo contrario. Pero juega con una ventaja: su votante es (casi) fijo. Tiene militantes propios. Y por eso, a pesar de los errores, podría volver a ganar. Biden tiene mucho trabajo por delante. De perfil veterano, experto, pausado y de centro. EE UU huye de la izquierda (Sanders volvió a perder unas primarias), pero la alternativa a Donald Trump es ahora más real.