Como resultado, los científicos determinaron que las dos pacientes carecen de conciencia corporal (cuando se les venda los ojos apenas pueden caminar), son menos sensibles a ciertas formas de contacto (no se activa ninguna zona cerebral cuando se les acerca un aparato que vibra), pero sin embargo, tienen desarrollado el sistema nervioso con normalidad (son capaces de sentir dolor, picor y cambios de temperatura).
"Diseño de nuevas terapias"
"Nuestro estudio pone de relieve la importancia crítica del PIEZO2 y los sentidos que controla en nuestra vida diaria", ha declarado Carsten G. Bonnemann, investigador principal del estudio, explicando que este gen es responsable del tacto y de la propiocepción, pero no de la detección de temperatura o de dolor.
"Lo destacable de estos pacientes es que sus sistemas nerviosos compensan la falta de tacto y conciencia del cuerpo", indica Bonnemann. "Esto sugiere que el sistema nervioso puede tener varios caminos alternativos que podemos explotar en el diseño de nuevas terapias", afirma.