Entre 50 y 152 mil millones de dólares movió el 2016 este negocio ilícito, más que el 2014.
Este reportaje transnacional en el que participaron siete medios latinoamericanos revela cómo opera el tráfico de madera de la Amazonía hacia el mercado mundial.
Los últimos árboles de la Amazonía
30 de setiembre del 2018
EXCLUSIVO. Un equipo de periodistas de cinco países de
Latinoamérica investigó el mecanismo que utiliza el tráfico global para saquear
y lavar la madera amazónica. Los tablones de origen ilegal de Perú, Bolivia,
Brasil, Ecuador y Colombia son incorporados en el mercado internacional con documentos
oficiales que casi nunca son verificados. Las mafias ahora están detrás de
nuevas especies forestales, pero los gobiernos no hacen nada para protegerlas.
“Si continuamos talando árboles sanos a este ritmo,
en menos de 600 años habrá quedado reducido a un tocón el último árbol del
planeta”.
Hope Jahren. “La memoria secreta de las hojas”.
Hope Jahren. “La memoria secreta de las hojas”.
Alertados
por el ingreso de extraños que extraían ilegalmente los árboles más longevos de
su territorio, en agosto de este año, los miembros de la comunidad indígena
Shawi, en la zona nororiental de la Amazonía de Perú, convocaron a una asamblea
para decidir qué acciones tomarían contra este grupo de taladores que estaba
utilizando la única vía que conecta a la comunidad con el distrito más cercano,
Balsapuerto. Los traficantes usaban la trocha para sacar en enormes camiones
los troncos de los árboles cortados, y a su paso, las enormes llantas y pesado
cargamento destruía la vía. Los shawi decidieron instalar un punto de control y
frenar con ello el tránsito de estos camiones. Hicieron lo que hace tiempo el
Estado peruano no logra hacer: controlar las rutas del tráfico de madera. Lo
que siguió fue una historia violenta de amenazas contra sus principales
dirigentes.
No fue la
primera vez que traficantes amenazaban a líderes indígenas. En setiembre del
2014 una de estas amenazas se cumplió. Un grupo de taladores ilegales asesinó a
Edwin Chota, Leoncio Quinticima, Jorge Ríos y Francisco Pinedo, miembros de la
comunidad Saweto, ubicada en Ucayali, cerca a la frontera con Brasil. Chota era
presidente de la comunidad y hacía más de doce años que venía denunciando el
tráfico de madera en sus territorios, sin que las autoridades iniciaran una
investigación seria. A cuatro años de este crimen, la justicia de Perú no ha
logrado condenar a los asesinos, ni mejorar la seguridad de otros líderes
amenazados, ni reducir la extracción de árboles en bosques prohibidos que luego
acabarán siendo parte de ese millonario y sofisticado negocio del tráfico
global de madera en el mundo.
Los
cálculos del Programa de la Naciones Unidas para el medio ambiente señalan que
este ilícito negocio supera los 50 mil millones de dólares y pueden representar
el 30% de toda la madera que se comercializa en el mundo. #MaderaSucia, es una
investigación -liderada por Ojo-Publico.com y Mongabay Latam, en alianza con un
equipo de reporteros y medios de Colombia (Semana, El Espectador), Bolivia (El
Deber), México (Connectas) e Infoamazonía (Brasil)- que analiza la situación
actual del mercado de la madera amazónica y los mecanismos que utilizan las
mafias para lavar los productos de origen ilegal con el fin de incorporarlos a
la cadena de comercio global.
LOS
PAPELES FALSOS DE LA SELVA
El
sistema que permite la “legalización” de la madera extraída de bosques
prohibidos para luego ser comercializada y exportada se repite en todos los
países amazónicos. Los documentos oficiales -que no cuentan con procesos de
verificación en campo por parte de las autoridades de cada país- están
permitiendo desde hace años un sistema impune de saqueo de los recursos
forestales de la Amazonía latinoamericana.
Los destinos más frecuentes de esta madera son Estados Unidos y China.
En todos
los casos reportados y entrevistas realizadas para esta serie investigativa las
autoridades confirman que el método que más usan las mafias madereras es la
declaración de información falsa en documentos oficiales. Es decir, en la
mayoría de casos, la madera de origen ilegal se vende con papeles que dicen que
esos árboles salieron de una zona autorizada, cuando en realidad fueron
extraídas de áreas naturales protegidas o tierras indígenas.
Los
ejemplos más recurrentes se encuentran en Perú, país que después de Brasil,
exporta más madera al mundo. Durante los últimos años, el Organismo de
Supervisión de los Recursos Forestales (Osinfor) ha identificado planes
forestales aprobados por los gobiernos regionales que sostienen tener un número
determinado de una especie de árboles en tasas científicamente imposibles.
Otros, declaran tener árboles en los cauces del río o en coordenadas
equivocadas.
Las
autoridades de Bolivia reconocen una situación similar: los traficantes de
madera adulteran los Certificados Forestales de Origen (CFO) para incorporar
cargamentos ilegales y comercializarlos.
La
historia se repite, aunque en menor escala, en Colombia. Como señalan los reportajes de Semana y El Espectador, el
47% de la madera que se vende en este país es ilegal, según los cálculos del
Ministerio del Ambiente. La investigación revela que el negocio de la
madera de origen ilegal puede movilizar 750 millones de dólares al año, casi la
tercera parte de lo que mueve el narcotráfico.
“El negocio de la madera ilegal moviliza US$750 millones al año, casi la
tercera parte de lo que mueve el narcotráfico”
En
Brasil, una investigación de Greenpeace detalla cómo se inventa información en
los papeles que certifican el origen de la cotizada madera Ipe. El sistema es
el mismo. Los madereros las declaran en sus inventarios, pero en realidad no
existen en el campo. Según esta organización, Estados Unidos es el país que más
madera de tipo Ipe ha importado con documentos oficiales que tienen evidencias
de haber “inflado” o mentido sobre el origen real de los árboles talados.
Solo en
Perú, entre octubre del 2017 y agosto de 2018, Osinfor identificó la extracción
ilegal de 274 mil metros cúbicos de madera valorizada en más de 30 millones de
dólares, equivalente a la carga de 5 mil camiones.
Parte de
la madera que durante los últimos años se extrajo de la Amazonía peruana, fue
exportada hacia México, desde allí se envía a EEUU. En el reportaje
desarrollado por Connectas, se identifica a las 10 empresas que compraron la
madera de origen ilegal de uno de los operativos más exitosos contra el tráfico
impulsado por la Interpol y la fiscalía peruana. El análisis de la
documentación revela que el 81% del total de madera que se comercializó había
sido extraído de áreas prohibidas.
TERRITORIO.
En lo que va del 2018, Osinfor ha identificado cerca de 4 mil metros cúbicos de
shihuahuaco de origen ilegal proveniente de la Amazonía.
Foto-
Leslie Moreno.
Todos los
caminos conducen al Perú. En Colombia, Brasil y Ecuador los investigadores
señalan que la madera extraída de sus territorios es enviada a la parte
amazónica peruana, donde es lavada y comercializada. Para entender la magnitud
del tráfico, miremos el número de personas procesadas por delitos vinculados a
la tala ilegal. Una base de datos construida por Ojo-Publico.com como parte de
esta investigación, determina que entre el 2009 y 2017, las fiscalías
ambientales y juzgados en todo el país investigaron a casi 8 mil personas por
casos relacionados al tráfico ilegal y extracción de madera.
NUEVAS
ESPECIES AMENAZADAS
Ante los controles y protección de especies de alto valor comercial como
la caoba y el cedro, el mercado ha comenzado a presionar otros árboles.
Sobre los últimos años se ha incrementado, por ejemplo, la presión de
extracción y exportación del Shihuahuaco. Un comité de científicos que analizó
la densidad de esta especie sostuvo que si la presión sobre este árbol
continúa, la especie podría estar atravesando sus últimos días.
La única
forma de llevar un adecuado control sobre las especies de madera exportadas
sería si las empresas detallaran siempre en el documento de exportación el
nombre correcto de la especie, pero eso no ocurre. Las aduanas no lo exigen y
la gran mayoría de las empresas declara solo el volúmen, más no el nombre de la
especie que exportan. Las pocas compañías que sí lo hacen, utilizan el nombre
local que le dan al árbol, lo que dificulta incluso tener una muestra de las
especies de madera exportadas. La incorporación de estos datos permitiría tener
un control más eficaz de las especies exportadas.
En Perú
hace doce años no se actualiza el listado de especies amenazadas. El lobby del
sector maderero quedó en evidencia cuando se frenó el documento científico que
recomendaba incorporar al shihuahuaco en entre las especies más amenazadas en
los últimos años.
En
Colombia el 47% de la madera que se vende en este país es ilegal. Foto- El
Espectador
DEFORESTACIÓN
La
tala ilegal en la Amazonía tiene de contexto el incremento permanente de áreas
deforestadas. Pese a los esfuerzos, nadie detiene la destrucción de los bosques
en manos de ganaderos, mineros ilegales, monocultivos y otras formas de
agricultura. En Colombia, el 70% de la
deforestación se concentra en la Amazonía y, desde la salida de las FARC, aumentó 44%. Los bosques de la zona de
Quibdó, son los más afectados. La minería ilegal, como ocurre con la selva de
Madre de Dios, en Perú, está devastando el ecosistema de esta región. En la
Amazonía de Colombia, la deforestación en varios lugares tiene como nombre los actores
armados, donde se mezclan los paras, disidentes de las Farc y corredores del
narcotráfico hacia el Pacífico.
En un
breve artículo publicado en la revista Science Advances a finales de febrero de
2018 -y citado por El Espectador- el científico Lovejoy mencionaba que los
bosques de la Amazonía estaban acercándose a un punto de no retorno. Sus cálculos
sostienen que en los últimos 50 años toda la Amazonía -compartida por nueve países-
ha perdido el 17% de la vegetación. Y advierte: si esta cifra alcanza el 20%,
uno de los últimos pulmones verdes más importantes de la humanidad dejará de
ser sostenible.
“Osinfor
de Perú identificó la extracción ilegal de madera valorizada en más de US$30
millones, equivalente a la carga de cinco mil camiones”
Las
autoridades colombianas han reconocido que no podrá cumplir su compromiso de
alcanzar la deforestación cero el 2020. Incluso, los datos de la Fundación para
la Conservación y el Desarrollo Sostenible sostienen que en este país la
pérdida de bosque natural el 2020 crecerá 200%. En Perú, que también asumió el
mismo compromiso, nadie ha dicho nada.
ESTRATEGIAS
DISPARES
Las
acciones contra el tráfico de madera por parte de los países que comparten la
Amazonía no son conjuntas. Salvo esporádicas intervenciones en las que
participa la Interpol, los gobiernos de Perú, Colombia, Brasil, Bolivia y
Ecuador no tienen un plan integral y conjunto para enfrentar el tráfico global
de madera amazónica y ponerle frenos a la depredación de ciertas especies.
Las comunidades waorani viven en el Parque Yasuni.
Sus pobladores dicen que los madereros ilegales son colonos y que los tablones
tienen como destino Perú.
Foto- Edú León Las comunidades waorani
En
Ecuador, por ejemplo, como explica el informe de la Revista Vistazo, el año
pasado declararon en veda por 10 años la caoba o ahuano (Swietenia
macrophylla). Pero eso no ocurre en Perú o Bolivia. Las acciones penales
también son diferentes. Mientras que en
Perú el tráfico de madera es un delito penado con cárcel, en Bolivia o Colombia
son solo faltas administrativas. En el contexto aduanero ocurre un tema
similar. Los papeles de exportación de madera no se encuentran estandarizados y
cada exportador coloca voluntariamente el nombre de la madera que exporta. Usan
las denominaciones locales y no el nombre de la especie, lo que dificulta
conocer los volúmenes globales por tipo de árboles.
Con la
publicación de la investigación transnacional #MaderaSucia iniciamos la primera
de una serie de reportajes en los que se busca desentrañar el sistema que
permite el saqueo impune de los árboles de nuestra Amazonía, pero también el
imparable incremento de la demanda internacional a costa de la degradación
ambiental y la violencia de las mafias.
La
destacada científica y bióloga Hope Jahren explica las consecuencias del
imparable apetito humano por los recursos en “La memoria de los árboles”: “Nuestro
mundo se está desmoronando en silencio. La
civilización humana ha reducido las plantas – una forma de vida de 400 millones
de años- a tres cosas: alimento, medicina y madera. En nuestra implacable y
cada vez más intensa obsesión por obtener más volumen, potencia y variedad de
esas tres cosas, hemos devastado los sistemas ecológicos vegetales hasta un
extremo que millones de años de desastres naturales no pudieron alcanzar. Si
continuamos talando árboles sanos a este ritmo, en menos de 600 años habrá quedado
reducido a un tocón el último árbol del planeta”.
Madera Sucia
Historias del tráfico global de
especies amazónicas
Es un proyecto de:
En alianza con:
Créditos
Coordinación y edición general
Nelly
Luna Amancio
Editora Mongabay Latam
Alexa
Vélez
Equipo de investigación y análisis
de datos
Leslie
Moreno (OjoPúblico), Vanessa Romo (Mongabay Latam), Miriam Jemio (Mongabay
Latam/OjoPúblico), Jaime Florez (Semana), Sergio Silva y Helena Calle (El
Espectador), Elizabeth Ortiz Tapia y Priscilla Hernández (Connectas) y María
Belen Arroyo (Revista Vistazo).