Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco. Youssef Boudlal-Reuters |
El capitalismo es un sistema económico "salvaje" que
conduce a la humanidad poco a poco hacia una catástrofe. Así lo afirmó el papa
Francisco en entrevista con Jordi Évole, presentador del programa 'Salvados' de
la cadena española La Sexta.
"Cada vez hay menos ricos con mucha plata
y cada vez hay más pobres con muy poca plata", lamentó el pontífice luego
de aseverar que considera al capitalismo como el causante
de la pobreza mundial.
"El capitalismo, concebido así como
salvaje [...] la economía de mercado, si es social, puede andar,
pero lo que no anda es el mundo de las finanzas",
aclaró Francisco, precisando que en ese ámbito es donde se crean las
"guerras por la posesión de las riquezas".
"Sostengo que estamos ya en una tercera
guerra mundial a pedacitos", acotó el obispo de Roma.
El papa, no obstante, negó considerarse a sí
mismo como anticapitalista, sino que abogó por lo que llamó un "capitalismo
sano". "La doctrina social de la Iglesia no
condena formas, sean más para el capitalismo o más para el socialismo, que sean
objetivas, justas", elaboró.
Europa y la migración
Francisco, hijo de emigrante, afirma además
sentir "mucho dolor" porque la migración de las personas que buscan
alejarse de la creciente pobreza se ha encontrado de frente con puertas
cerradas en varias partes del mundo, un rechazo que contradice la
reciprocidad estipulada en la Biblia.
En el caso específico de la Unión Europea, el
papa destaca algunos puntos en los que las restricciones migratorias
de ese bloque incluso contradicen la propia historia del
continente europeo. "[Europa] se olvidó cuando después de las guerras sus
hijos iban a golpear las puertas de América [...] y nos olvidamos que
Europa está hecha de inmigrantes", recordó.
Por otra parte, el pontífice hace hincapié en
que países como Turquía, Líbano y Jordania albergan a millones de personas que
no fueron acogidas como refugiados en el Viejo Continente, algo que
también va en contra de sus propias necesidades, pues
su población envejece y las tasas de nacimiento son muy bajas.
"[Europa] como que se ha ensimismado [...] estamos viviendo un invierno
demográfico grave", acotó el papa.