Eroski Consumer- Montse Arboix.- En este artículo se explica cuáles son
los principales riesgos de la luz en la visión, cómo afectan los distintos
sistemas de iluminación y qué efectos tienen las pantallas.
Cómo afecta a la vista el tipo de
iluminación
La
retina es la estructura ocular más sensible y donde se producen los daños más
importantes provocados por la luz
Eroski
Consumer- Montse Arboix.- El ojo humano es un órgano sensible a factores
externos como la luz, ya sea natural (solar) o artificial. En concreto es en la
retina donde la luz puede tener efectos más nocivos. Y es que en esta membrana
se encuentran dos tipos de receptores muy delicados: los bastones (susceptibles
a la intensidad de la luz) y los conos (responsables de la visión del color).
Los daños se producen sobre todo por la exposición a la luz intensa que se
recibe en un espacio de tiempo corto y por la exposición continua a una
intensidad de luz moderada. En
este artículo se explica cuáles son los principales riesgos de la luz en la
visión, cómo afectan los distintos sistemas de iluminación y qué efectos tienen
las pantallas.
Los riesgos de la luz en la
visión
Los principales riesgos que produce la luz sobre la
visión son de tres tipos, según la página web del Área Oftalmológica Avanzada
del Dr. Carlos Vergés:
·
Estructurales: están provocados sobre todo
por radiaciones láser.
·
Térmicos: causados por exposiciones
breves que aumentan la temperatura del tejido ocular de 10 ºC a 20 ºC por
encima de la temperatura ambiente.
·
Fotoquímicos: se producen tras un tiempo
de exposición más largo y baja intensidad y se asocian a algunas retinopatías
relacionadas con la exposición solar generada por actividades en entornos muy
luminosos como esquiar, navegar o pilotar aviones.
También
se ha asociado la luz a otros aspectos fisiológicos, no solo el visual, como
el ritmo circadiano.
El ser humano dispone de un ciclo biológico que se repite aproximadamente cada
24 horas (los ritmos circadianos) y que están ligados de manera estrecha con el
reloj interno del cerebro. Es determinante, por tanto, en el ciclo
sueño/vigilia. En distintos estudios se ha demostrado que la exposición a la
luz durante la noche, y más si esta es rica en azules, disminuye o elimina la
secreción de melatonina, la hormona responsable de regular el ciclo
sueño/vigilia y básica en el sistema inmunitario.
Bombillas y visión
Bombillas, fluorescentes,
halógenas... Los sistemas de iluminación han evolucionado de manera
significativa a lo largo de los años. Cada uno de ellos, según Vergés, con sus
ventajas e inconvenientes.
La mayoría de los síntomas de fatiga
visual aparecen a consecuencia de hábitos inadecuados con los dispositivos
electrónicos
Los
económicos fluorescentes,
con una luz cálida, no son muy eficaces desde el punto de vista de luz visible.
Las luces halógenas,
con una luz más blanca, se considera que pueden emitir más radiaciones de luz
ultravioleta que las bombillas antiguas. Las lámparas de bajo consumo, si bien consumen menos y
duran más, podrían contener mercurio, son más grandes y la luz no es tan
cálida.
¿Qué
ocurre con los sistemas LED? Esta fuente de luz blanca,
cada vez más utilizada por su bajo consumo y alta eficacia, aporta, además de
una mayor durabilidad, algunos inconvenientes. Según este especialista, el
principal problema de este tipo de iluminación es la alta intensidad y más
proporción de luz azul. La luz LED provoca deslumbramiento, si se produce una
sobreexposición, se mira directamente el estímulo luminoso o si se acerca a
menos de 20 centímetros.
Son
muy sensibles a la
luz azul los niños, personas con problemas o alteraciones en la retina como
degeneración macular y personas expuestas a este tipo de iluminación como instaladores eléctricos.
No obstante, para la Federación de Asociaciones Nacionales de Fabricantes de
Aparatos Luminosos y Electrotécnicos de la Unión Europea (CELMA), la
iluminación LED cumple la normativa europea actual y un uso correcto no supone un riesgo particular para la
salud.
Ojos cansados: ¿son necesarias
gafas con pantalla protectora de luz azul?
La fatiga ocular, o
astenopia, es la respuesta a un esfuerzo muscular prolongado. Está causada por
el empleo de libros electrónicos y ordenadores e, incluso por leer durante
muchas horas en papel.
Las
principales señales de la fatiga ocular son escozor, enrojecimiento, lagrimeo y
mayor sensibilidad a la luz o al viento. También pueden
producirse alteraciones visuales como vista borrosa o ver manchas, así como
problemas como mareaos,
cefalea o dolor cervical.
En
la mayoría de los casos, estos síntomas aparecen a consecuencia de hábitos
inadecuados, como mantener una mala
postura frente al ordenador, excederse en las horas de uso, contar
con una mala
iluminación o la presencia de demasiados reflejos en la pantalla.
También pueden surgir tras realizar actividades que requieren mucha
concentración, como coser
o dibujar. Los expertos de los colegios de ópticos hablan de
problemas, no de enfermedades, siempre y cuando lo corroboren las revisiones
que descarten otras alteraciones oftalomológicas. Desde la Academia Americana de Oftalmología admiten que los signos
de fatiga visual se agudizan cuando hay falta de sueño.
La Sociedad Española de Oftalmología reconoce que no hay
evidencias científicas que demuestren que la luz azul emitida por las pantallas
dañe el ojo. Por tanto, sostiene que no se puede recomendar de manera
generalizada la utilización de pantallas de protección de luz azul para evitar
un daño no demostrado en condiciones reales y en humanos por dispositivos, como
ordenadores o tabletas. Estos no son, por tanto, nocivos para el ojo; sí lo
son, por el contrario, los hábitos.
Para
ayudar a prevenir los
síntomas, es importante contar con una buena iluminación; evitar los reflejos
en la pantalla; apartar la mirada de la pantalla cada 20 minutos
aproximadamente y enfocar a una distancia de unos seis metros; colocarse bien
frente a la pantalla del ordenador; forzar el parpadeo; y evitar ambientes muy
secos.