¿Quién no ha experimentado en algún momento de su
vida un ataque de tos? La prevalencia de la tos, como
síntoma, es un motivo de consulta médica muy frecuente: varía del 3,3 % al 12 %
de las visitas y, entre estas, se calcula que un 7 % pueden ser casos de tos
crónica. Cuando se prolonga en el tiempo, puede alterar la calidad de vida de
la persona que lo padece y precisar una gran cantidad de medicamentos, así como
de una atención especial. En el siguiente artículo explicamos en qué
momento este síntoma pasa a convertirse en un problema y qué hacer al respecto.
Por qué tosemos
La tos es un mecanismo de defensa
reflejo de nuestro organismo. Nos sirve para expulsar cualquier cuerpo extraño
de nuestras vías respiratorias mediante una salida de aire súbita y explosiva a
través de la glotis (parte superior de la laringe).
Cuando las fibras nerviosas de nuestra garganta o
vías respiratorias entran en contacto con alguna sustancia irritante, se
produce un estímulo nervioso que llega al cerebro. El cerebro, como respuesta,
manda una orden a los músculos del tórax y abdomen para que se contraigan
bruscamente, produciendo una espiración forzada y rápida.
Es normal y necesario que
aparezca tos de manera ocasional. Con ella se moviliza el
moco que produce nuestro aparato respiratorio para humedecer las vías aéreas y
filtrar el aire que respiramos. Además, se expulsan las sustancias dañinas que
inhalamos al respirar, como los microorganismos causantes de infecciones, o
trozos de comida, entre otros. Si el reflejo de la tos no funciona de manera
correcta, el moco puede acumularse y las sustancias perjudiciales no se
eliminarán, por lo que el riesgo de
padecer infecciones aumenta de forma considerable.
La tos como síntoma
La tos es un síntoma que se puede clasificar en los
siguientes tipos:
· Aguda. Tiene un inicio repentino
y dura menos de tres semanas. Puede ser causada por infecciones de la vía respiratoria
superior o inferior, rinitis alérgica, inhalación de humo, asma, agudización de la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC), goteo postnasal o reflujo
gastroesofágico, entre otras.
· Subaguda: dura entre tres y ocho
semanas.
· Crónica. Cuando persiste más de
ocho semanas. Puede aparecer en EPOC, asma, infecciones pulmonares crónicas
como la tuberculosis, con la toma de medicamentos para la hipertensión arterial
y el cáncer de pulmón.
· Tos
productiva:
si se acompaña de flemas.
· Tos
seca:
si no se acompaña de expectoración.
La tos no
suele aparecer como un síntoma único. Se puede acompañar de
sensación de ahogo, ruidos en el pecho al respirar, moqueo, dolor de garganta,
dificultad para tragar, acidez, fiebre y escalofríos...
En qué momento la tos es un
problema
La tos se convertirá en un problema si se vuelve
persistente, por lo que es importante acudir al médico cuando esto ocurra. Al
ir a la consulta, el especialista nos hará las siguientes preguntas:
· Cuándo comenzó la tos.
· Si se acompaña de flemas y
las características de estas.
· Cuáles son las
circunstancias desencadenantes de los episodios.
· Si hemos estado en contacto
con personas con enfermedades respiratorias.
· En qué trabajamos y qué
hacemos en nuestro tiempo libre, ya que hay sustancias (barnices, pinturas...)
que al ser inhaladas irritan las vías respiratorias y pueden producir la tos.
· Si fumamos.
Para su diagnóstico nos podrán realizar una
auscultación, una pulsioximetría, una radiografía de tórax, un cultivo de
flemas y una espirometría, entre otras pruebas.
Cómo se trata
No siempre está indicado
suprimir la tos, por lo que es muy importante conocer sus causas
antes de pautar un tratamiento. Es recomendable no automedicarse y acudir al
médico para realizar una correcta valoración y diagnóstico.
Los fármacos más utilizados son:
· Antitusígenos (codeína,
dextrometorfano, cloperastina): inhiben el reflejo de la tos. No se deben
utilizar en casos de tos productiva.
· Mucolíticos (derivados de la
cisteína y de la vasicina): favorecen la eliminación de moco y solo deben
usarse si la tos es productiva.
· Expectorantes: cumplen la misma función
que los mucolíticos pero actúan por mecanismos distintos.
En muchas ocasiones, en más de un 60 %, la tos
puede no solucionarse con facilidad, debido a su origen multifactorial. Las
nuevas investigaciones, como apunta el doctor Christian Domingo, neumólogo de
la Corporación Sanitaria Parc Taulí, indican que terapias como la
logopedia o la toma de fármacos neuromoduladores son
necesarias para solucionar este problema.
Prevención de la tos
Entre los consejos para prevenir las
causas que producen tos están:
· Mantener una alimentación
saludable.
· Hidratarse.
· Evitar cambios bruscos de
temperatura.
· Protegerse del frío.
· Tener una correcta higiene
de manos.
· Evitar el alcohol y el
tabaco.
· Minimizar la exposición a
irritantes como polvo, humo, aerosoles...
· Realizar lavados nasales.