Autor Victoria Dannemann-DW.- La reciente visita de la vicepresidenta colombiana Francia Márquez a tres países de África vuelve la mirada hacia un continente que pareciera no estar en el radar de América Latina. Las relaciones con el norte, ya sea Estados Unidos o Europa, siempre han sido prioridad.
La vicepresidenta colombiana Francia Márquez (centro de la imagen) en su visita a Kenia (15.05.2023) |
Con el continente africano se ha dado un vínculo fluctuante y de menor intensidad. "Son dos regiones que lamentablemente no se miran o no conversan propiamente tal”, dice a DW el doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad de Ankara, Jorge Araneda.
"Hay una construcción acumulativa de acercamientos entre los países, en la que la iniciativa es más latinoamericana que africana, con alguna receptividad africana. Son impulsos que en algunos casos crecen y en otros van y vienen”, indica a DW la doctora en Sociología, Gladys Lechini.
Cuando surgen problemas internos o cambios de política exterior, estos acercamientos se ven afectados, observa la investigadora y profesora de la Universidad Nacional de Rosario.
La profesora investigadora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, Élodie Brun, explica a DW que las relaciones entre África y América Latina "suelen ser bastante concentradas alrededor de algunos países” y "los gobiernos que más fomentaron un acercamiento interregional desde inicios de los años 2000 son también los que han enfrentado graves crisis internas de diferentes índoles, en particular Brasil y Venezuela”.
Diásporas y nexos ideológicos
"El mayor nexo en términos de identidad y cultura tiene que ver con las diásporas africanas, numerosas en varios países de América Latina”, afirma Brun. Para la Unión Africana, la diáspora constituye una sexta región económica y política, cuya cultura se está visibilizando en forma creciente.
Esto se observa en Brasil especialmente, donde las poblaciones afrodescendientes han marcado la identidad y la cultura del país. Según ha señalado el presidente Lula da Silva, África es una prioridad para Brasil, país que lleva la delantera en la región en cuanto a comercio con países africanos.
En el caso de Cuba, hay un factor más ideológico. "En términos históricos, Cuba ha sido un referente para la lucha de descolonización africana”, apunta Araneda. En Venezuela, en tanto, la relación fue impulsada en el contexto de la petrodiplomacia de Hugo Chávez, explica Lechini.
Este país tiene incluso un viceministerio para África, para fortalecer la cooperación con ese continente. El gobierno realiza celebraciones y fomenta la hermandad con los pueblos de la que llama "madre África”.
"También existen lazos que no son visibles, con las actividades transnacionales de empresas multinacionales del sur o iniciativas diplomáticas puntuales, como la reciente gira de la vicepresidenta de Colombia”, destaca Brun. En su visita, Márquez firmó varios convenios culturales y acuerdos comerciales con el objetivo de fortalecer las relaciones sur-sur y el comercio justo.
Oportunidades comerciales
Se trata de dos regiones con elementos comunes: un pasado colonialista, sociedades desiguales y economías basadas en la extracción de materias primas y productos agrícolas. A la vez, en distinta medida, se ven afectados por vaivenes políticos, inestabilidad e inseguridad social. Y de ambas partes, hay desconocimiento y prejuicios.
Separadas por un océano de distancia, están tan cerca y a la vez tan lejos si se trata de viajes. Hasta hace no mucho, los latinoamericanos debían triangular por Estados Unidos o Europa para llegar a África. Actualmente, hay vuelos desde Buenos Aires a Etiopía vía Sao Paulo, y desde Brasil también a Angola, los cuales facilitan un mayor acercamiento.
"Hay áreas de colaboración posibles y otras donde algunos países exportan productos similares. Sin embargo, las economías africanas no representan una competencia tal como la china para algunos sectores industriales latinoamericanos. Las exportaciones agrícolas europeas y estadounidenses compiten mucho más con las de América del Sur que los productos de África en este sector”, explica Brun. Actualmente, América Latina le vende a África principalmente productos agrícolas y le compra en su mayoría fertilizantes, químicos y minerales.
"Algunos de los países más poblados de África, como Nigeria y Angola, son productores de petróleo, con lo cual tienen muchos más ingresos por esta exportación que por la de alimentos y no se autoabastecen. América Latina puede proveer cereales y arroz para el consumo africano”, afirma Lechini. Se trata de un mercado de 1.200 millones de habitantes, el doble de la población latinoamericana.
Relación sur-sur
A pesar de que se han creado grupos y asociaciones de distinta índole entre América Latina y África, el interregionalismo no ha marcado las relaciones entre ambas. Sin embargo, iniciativas de países van tendiendo puentes. Un ejemplo es la cooperación de Brasil con las naciones productoras de algodón conocidos como Cotton-4 (Benín, Burkina Faso, Chad y Mali) para mejorar el sector algodonero.
"Chile tuvo algunas iniciativas para ayudar a mejorar servicios públicos en el área fiscal y de salud en Mozambique y Cuba sigue teniendo una diplomacia médica activa en África, recordemos su rol importante en los primeros momentos de la crisis de ébola”, destaca Brun.
En opinión de Araneda, las relaciones entre ambas regiones "presentan enormes potencialidades”, pero se ven marginalizadas por problemas como las crisis de liderazgo en estas regiones. El investigador plantea la necesidad de profesionalizar los cuerpos diplomáticos, con el fin de mejorar el diálogo y avanzar en acuerdos para enfrentar problemas comunes, como la inseguridad alimenticia.
Al respecto, Lechini subraya las oportunidades de la vinculación sur-sur: "Hay muchas condiciones para sumar y generar mayores márgenes de maniobra en el escenario internacional, cosa que en forma individual los países no pueden hacer”. La investigadora apunta a la cooperación y desarrollo de políticas comunes para enfrentar temas que les afectan directamente, como cambio climático, pobreza, recursos naturales, desarrollo sustentable e incluso disminuir su dependencia a nivel global.
En esa dirección va la reciente reactivación de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (Zpcas), que llevaba paralizada más de 10 años. En la reunión de abril pasado en Cabo Verde se adoptaron acuerdos para fortalecer el diálogo y la integración y avanzar en cooperación en defensa, desarme, desarrollo sostenible, océanos y crimen organizado, entre otros asuntos.