Los astrónomos han teorizado durante mucho tiempo sobre la
existencia de una primera generación de estrellas — conocida por los astrónomos
como estrellas de población III — que nacieron del material primordial del Big
Bang [1]. Todos los elementos químicos más pesados (como oxígeno, nitrógeno,
carbono y hierro, que son esenciales para la vida) se forjaron en el interior
de las estrellas. Esto significa que las primeras estrellas debieron haberse formado
a partir de los únicos elementos que existían antes de las estrellas:
hidrógeno, helio y trazas de litio.
Estas estrellas de población III habrían sido enormes
(varios cientos o incluso mil veces más masivas que el Sol — ardientes y
efímeras —) y habrían acabado explotando como supernovas después de tan solo
unos dos millones años. Pero hasta ahora la búsqueda de la prueba física de su
existencia no había encontrado ninguna evidencia clara [2].