En Estados Unidos, los estudiantes nunca estuvieron más endeudados que ahora. Los créditos que piden para poder formarse son la primera causa de endeudamiento en ese país, después de las hipotecas. De ahí su alto riesgo.
Alrededor
de 44 millones de estadounidenses viven bajo la presión constante de los
créditos que solicitaron para poder estudiar; muchos de ellos se ven asfixiados
por esas deudas hasta mucho después de haber salido de la universidad y entrado
al mercado laboral. En conjunto, esa multitud le debe al Estado la cifra sin
precedentes de un billón y medio de dólares. Sólo la montaña de deudas por
hipotecas es más grande en ese país norteamericano.
Siete
por ciento de las deudas adquiridas por sus ciudadanos con el Estado fueron
créditos estudiantiles; eso no incluye aquellos otorgados por los bancos,
actualmente valorados en 64.200 millones de dólares. Según un estudio publicado
por el Sistema de la Reserva Federal en junio de 2018, un 42 por ciento de los
estudiantes en Estados Unidos se han visto obligados por las circunstancias a
endeudarse para poder costear su formación académica superior.
Una señal positiva
Cada
uno de ellos le debe al Estado un promedio de entre 20.000 y 25.000 dólares.
Esa cifra es aún mayor - 37.172 dólares - para los que empezaron a
estudiar en 2016. Jon Fansmith, director de la federación de
universidades American
Council on Education, sostiene que ese fenómeno apunta hacia un
desarrollo positivo: ahora hay un mayor número de estadounidenses estudiando
que antes, señala el experto, remitiéndose a estadísticas recientes.
En
otoño de 2018 había veinte millones de personas inscritas en las universidades
estadounidenses; cinco millones más que en otoño de 2000. Eso es comprensible,
considerando que los diplomas se han vuelto imprescindibles para dar la pelea
en el competitivo mercado laboral. Un estudio de la Universidad de Georgetown
de 2013 reveló que, de aquí a 2020, alrededor del 65 por ciento de los empleos
exigirá como requisito al menos una licenciatura.
Estudiar
es una inversión en el futuro que se hace cada vez más grande.
El encarecimiento de la educación