Parece un argumento de ficción, pero no lo es, ya que en varias partes del mundo aún se pueden hallar tesoros, tanto antiguos como contemporáneos.
Conozca los siete lugares donde vale la pena buscar.
El portal Yahoo! ha seleccionado 7 lugares en el mundo donde
aún es posible encontrar un tesoro, aunque no siempre es tarea fácil.
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Caribe
En 1715 la flota española que partía de Cuba perdió en un
huracán una decena de naves que portaban oro, cuyo valor se estima ahora en
2.000 millones de dólares. Una parte del botín fue recuperado cerca de Florida,
pero aún permanece desaparecida la fragata San Miguel llena de la preciada
carga.
El pasado mes de agosto un artista alemán en colaboración
con la oficina de turismo enterró 30 barras de oro -valoradas en 16.000
dólares- en una playa de la ciudad de Folkestone, en Reino Unido. Miles de
cazatesoros se lanzaron a buscar el oro con detectores de metal, tarea que
complicada debido a que el artista también enterró miles de piezas metálicas.
Filipinas
Durante la segunda Guerra Mundial el general japonés
Tomoyuki Yamashita escondió en 175 cuevas en torno a la ciudad de Baguio, en la
isla filipina de Luzón, el botín de guerra que había conquistado en los
territorios que van desde Singapur hasta Filipinas. Es probable que el tesoro
siga ahí.
En 2010 Forrest Fenn, coleccionista de arte enfermo de
cáncer, enterró un cajón con sus piezas más valoradas al norte de la ciudad de
Santa Fe, EE.UU., después de lo cual publicó un libro lleno de las pistas sobre
su ubicación, que desde entonces buscan miles de personas.
Según diversas leyendas, la tumba del famoso conquistador
mongol Gengis Kan está llena de riquezas traidas de distintas partes de su
enorme imperio. Si bien nadie sabe donde está enterrado, algunos arqueólogos
sugieren localizar la búsqueda de la tumba en Mongolia o en el norte de China.
Los territorios son enormes, como también lo son los tesoros a encontrar.
En 1512 el barco portugués Flor Do Mar, que iba cargado de
oro, gemas y joyas, se hundió y desapareció en el estrecho de Malaca, entre
Indonesia y Malasia. Las 60 toneladas de su valiosa carga estarían hoy
valoradas en unos 60.000 millones de dólares, lo que explica el interés que
despierta en miles de cazatesoros de todo el mundo.