Países como Pakistán, Yemen o Somalia continúan sufriendo y estando desgarrados por los constantes ataques aéreos de drones estadounidenses, una pesadilla que parece no tener final y donde muchas de las víctimas mortales son civiles.
actualidad.rt - El 23 de enero del año 2009, solo tres días después de llegar al cargo, el presidente estadounidense Barack Obama lanzó su primer ataque aéreo. Con él mató al menos a 9 civiles en Waziristán del Norte, Pakistán. Desde entonces, los drones estadounidenses se han cobrado la vida de más de 2.400 civiles. Entre los años 2004 y 2013 la cifra estimada de muertos oscila entre 2.525 y 3.613, según las distintas referencias. El portal estadounidense Global Post publica una serie de testimonios y reflexiones de algunas de las víctimas de estos ataques en Pakistán, Yemen y Somalia."Los veo todos los días y estamos asustados (…) muchos de los niños de esta zona se despiertan debido a las pesadillas y algunos de ellos tienen ahora problemas mentales. Han transformado nuestra zona en un infierno y horror continuo", relata Mohammed Tauiman, un niño yemení de 13 años, al diario 'The Guardian'. El 26 de enero de este año un ataque de dron mató a Mohammed.
"Ya no quiero cielos azules. De hecho, ahora prefiero los cielos grises", cuenta Zubair Rehman, un niño de 13 años de la localidad paquistaní de Waziristán del Norte. "Los aviones no vuelan cuando el cielo está gris. Cuando el cielo se aclara, vuelven los drones y vivimos con miedo. Es algo que sabe hasta un niño de dos años. Escuchamos el ruido de los aviones 24 horas al día", explica Rehman, cuya abuela fue asesinada en un ataque perpetrado el 24 de octubre de 2012 cuando esta trabajaba en el campo.
"Como profesor, mi trabajo es educar. Pero, ¿cómo enseño algo como esto? ¿Cómo explico algo que ni yo mismo entiendo? ¿Cómo puedo tranquilizar a los niños con que 'el robot' no regresará y no los matará tampoco si ni yo entiendo por qué mató a mi madre e hirió a mis hijos?", declara Rafiq ur Rehman, padre de Zubair.
Aziz Mabkhut al-Amri fue testigo de un ataque aéreo perpetrado en la boda de su hermano en la región de Rada, Yemen, en diciembre de 2013, en el que cuatro misiles alcanzaron el lugar. "Tengo el sentimiento de una persona que ve a sus hermanos, primos, parientes y amigos muertos por un ataque sin razón alguna", declara. "Ahora, la gente está aterrorizada por asistir a cualquier reunión grande como una boda o un funeral. Todo el mundo trata de sobrevivir", cuenta Saeed Mohammed Al Youseffi, que tenía previsto casarse dos días después de esta tragedia.
"Yemen está perdiendo toda una generación por culpa de los drones", afirma Faisal bin Ali Jaber, ingeniero ambiental de Yemen que perdió a dos familiares en un ataque perpetrado en 2012. "Es imposible llevar una vida normal cuando tienes un dron volando sobre tu vecindario", añade.
Como constatan numerosos informes de la ONU, Human Rights Watch y Amnistía Internacional, los ataques de aviones no tripulados no solo matan y hieren a miles de civiles, sino que aterrorizan y traumatizan a la población civil de manera constante, obligando a los padres a mantener a sus hijos en casa en lugar de llevarlos a la escuela o permanecer escondidos antes de que mueran sin poder probar siquiera su inocencia. "Existe un temor generalizado por parte de la población cada segundo del día", afirma Sarah Knuckey, uno de los investigadores y editores del informe 'Viviendo bajo drones', quien añade que ello "tiene un gran impacto negativo sobre la salud".
La efectividad de las campañas estadounidenses llevadas a cabo con los llamados 'ángeles de la muerte' –como muchos civiles los llaman– es enormemente criticada. Un estudio de 'The Bureau of Investigative Jounalism' revela que solo el 12% de las víctimas de ataques de drones en Pakistán pudieron ser identificadas como activistas violentos. Además, el 30% de las mismas no estaban vinculadas a ningún grupo específico y de menos del 4% se pudo confirmar su pertenencia a Al Qaeda.