Sastres de santos

Casa Oshún Ladé
FOTO: Isis Marquez
La fe mueve montañas, también vacía los bolsillos. Hoy día, un Atelier de ropas religiosas en Cuba es un negocio lucrativo.  

Cubanet - LA HABANA, Cuba. - Isis Marquez - Hacer cualquier tipo de ceremonia religiosa en la Isla, requiere atuendos específicos, según lo indique el Santo. Descubrir el mundo de los sastres y costureras que trabajan en casas de servicios a religiosos, es un viaje hacia lo más profundo del imaginario folclórico.

Clientas en la casa Oshún Ladé
FOTO: Isis Marquez
Antes del 1959 existían casas de moda y talleres especializados. Allí se creaban prendas de vestir a la medida. Las más prestigiosas eran las de Bernabéu y Emilio. Después, con la llegada de los barbudos al poder, las costureras pasaron a ser poco a poco piezas de museo en la Isla. El oficio de sastrería se fue extinguiendo, al menos con el nivel de detalle y de minuciosidad con el que se trabajó hasta principios de la década del 60.

Luego de las “aperturas raulistas” en el año 2011, florecieron otro tipo de atelieres
Empleados de la tienda Belinda Modas
FOTO: Isis Marquez
Cubanet salió a indagar en algunas tiendas privadas de servicios religiosos que incluyen atelier. Visitó los establecimientos Iyabo, Oshún Ladé. También llego hasta la sedería estatal Belinda Modas.

En el municipio Playa, la costurera Niurka de la Rosa nos comenta: “Las telas se pueden conseguir a un precio módico, pero a veces escasean. Las sayas de Ochun (amarillas) se venden a 15.00 dólares, las de 7 colores y las de 9 colores (Yemayá y Oya) tienen un precio de entre 7.00 y 15.00. El trabajo es muy laborioso y agotador, pero vale la pena por las ganancias.”

Llegamos hasta la casa de servicios religiosos Iyabo La Musa, ubicada en Cuatro Caminos, Centro Habana.

Taller de costura, casa Oshún Ladé
FOTO: Isis Marquez
Allí la dependienta Ileana Fraga nos cuenta: “El negocio de la costura de santos es una mina de oro, aquí no se para de producir todo tipo de atuendos. Lo que más vendemos son los trajes de Oshun a 100 dólares y los trajes blancos de hilo que cuestan entre 50 y 75. Aquí creamos una caja chica para la inversión en la compra de las telas, especialmente las de satín. Eso sí, tenemos que comprarlas en la Sedería Belinda o 3er Milenio a sus astronómicos precios. Los clientes vienen con sus bolsillos llenos y hacen sus pedidos, nosotros hacemos los trajes a la medida.”

En Casa Oshún Ladé, la dueña del atelier, Silvia Rodríguez detalla: “Este local fue un atelier abandonado por el estado. Yo tenía mi pequeña fortuna ahorrada y con mi licencia de cuentapropista lo alquilé al Estado. Lo remodelé hasta convertirlo en lo que es: un centro de excelencia en sus costuras.”

Silvia añadió: “Aquí pagamos mensualmente a la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT) unos 3710.28 pesos (148 dólares). Como puedes ver, aquí no se para de producir y los pedidos son incontables. Por eso decimos que ‘los santos ayudan’”.
Trajes blancos entre 50 y 100 dólares
FOTO: Isis Marquez
Tuvimos la oportunidad de acceder al taller y hablar con dos costureras, Karina Cordero y Yamilet Almanza. Esta última expresó: “Aquí nos pagan muy bien, 50 pesos por día y 300 pesos al final del mes. Damos gracias a Dios que el trabajo es constante”.

“Lo que más hacemos son los trajes de Oshún, Changó, Yemayá, Eleggua y San Lázaro. Éstos pueden costar según el pedido del cliente. Desde el precio módico de 25 dólares hasta 500”, añadió Yamilet.

La fe mueve montañas y vacía los bolsillos

En ambas casas nos remitieron a la Tienda TRD Sedería Belinda Modas, ubicada en el Boulevard de Galiano. Allí, los empleados de seguridad nos permitieron tomar fotos, dentro de la tienda, a las telas en exposición, pero no a los precios.

Yamilet Almanza, costurera.FOTO: Isis Marquez
Uno de ellos, que no quiso identificarse, habló a esta reportera: “Aquí es donde más viene la gente que tiene casas de servicios religiosos. Compran las telas, se las llevan por carretes completos. Estos pueden costar hasta 300 dólares. Es muy buscado el satín, especialmente el amarillo de Oshún.”

Otro empleado añadió: “Aquí la clientela no falla, aunque el precio de las telas sea astronómico lo pagan, ese es el sacrificio. Pero esa es la esencia del negocio. Como que son trajes para los santos, la gente no escatima el dinero para el buen vestir en sus ceremonias.”

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