eso.org.-
Utilizando telescopios de ESO y otras instalaciones, un equipo de
astrónomos ha encontrado claras evidencias de la presencia de un
planeta orbitando la estrella más cercana a la Tierra, Próxima
Centauri. Este mundo, tan intensamente buscado y bautizado como
Próxima b, orbita a su fría y roja estrella anfitriona cada 11 días
y tiene una temperatura que permitiría la existencia de agua líquida
en su superficie.
Este mundo rocoso es un poco más masivo que la
Tierra y es el exoplaneta más cercano a nosotros —y también puede
ser el planeta más cercano que pueda albergar vida fuera del Sistema
Solar. Un artículo que describe el hallazgo de este hito se
publicará en la revista Nature el 25 de agosto de 2016.
A
poco más de cuatro años luz del Sistema Solar, se encuentra una
estrella enana roja que ha sido nombrada Próxima
Centauri,
dado que es la estrella más cercana a la Tierra aparte del Sol. Esta
estrella fría de la constelación de Centaurus es demasiado débil
para poder ser detectada a simple vista y se encuentra cerca de un
par de estrellas, mucho más brillantes, conocidas como Alfa
Centauri AB.
Durante
el primer semestre de 2016, Próxima Centauri fue observada con
regularidad con el espectrógrafo
HARPS,
instalado en el Telescopio
de 3,6 metros ESO en
La Silla (Chile) y monitorizada simultáneamente con otros
telescopios de todo el mundo [1].
Esto formó parte de la campaña Pale
Red Dot (Punto
rojo pálido), en la que un equipo de astrónomos, dirigido por
Guillem Anglada-Escudé (de la Universidad Queen Mary de Londres),
buscaba el pequeño bamboleo que, por la fuerza de la gravedad,
provocaría en la estrella la existencia de un planeta en órbita [2].
Dado
que se trata de un asunto de gran interés público, los avances de
la campaña Pale
Red Dot obtenidos
entre mediados de enero y abril de 2016 se compartieron públicamente
en el sitio web y a través de las redes sociales. Los informes iban
acompañados por numerosos artículos de divulgación escritos por
especialistas de todo el mundo.
Guillem
Anglada-Escudé explica el trasfondo de esta búsqueda única: "Las
primeras señales de un posible planeta se vieron en 2013, pero la
detección no era convincente. Desde entonces, hemos trabajado duro
para obtener más observaciones con la ayuda de ESO y de otras
instituciones. La reciente campaña Pale
Red Dot ha
sido llevado casi dos años de planificación".
Al
combinar los datos de Pale
Red Dot con
observaciones anteriores llevadas a cabo en observatorios de ESO y en
otros lugares, se ha obtenido claramente un resultado verdaderamente
emocionante. A veces, Próxima Centauri se aproxima a la Tierra a
unos 5 kilómetros por hora –el ritmo de una marcha humana normal-
y, a veces, retrocede a la misma velocidad. Este patrón regular de
cambio de velocidades radiales se repite con un período de 11,2
días. Un análisis cuidadoso de los minúsculos cambios en el efecto
Doppler indicó
la presencia de un planeta con una masa al menos 1,3 veces mayor que
la de la Tierra, orbitando a unos 7 millones de kilómetros de
Próxima Centauri -sólo el 5% de la distancia Sol-Tierra [3].
Guillem
Anglada-Escudé nos habla sobre la emoción de los últimos
meses: "Seguí
revisando la consistencia de la señal todos los días durante las 60
noches de la campaña Pale
Red Dot.
Los 10 primeros fueron prometedores, los primeros 20 fueron
consistentes con las expectativas, y a los 30 días el resultado era
bastante definitivo, ¡así que empezamos a redactar el artículo!".
Este vídeo lleva al espectador a hacer un vuelo de reconocimiento hasta la estrella más cercana, Próxima Centauri. Aquí podemos ver el planeta Próxima b, que orbita a su estrella enana roja cada 11,2 días. Este planeta orbita dentro de la zona habitable, lo que significa que podría existir agua líquida en su superficie.Crédito:PHL @ UPR Arecibo, ESO. Music by Lyford Rome
Usage of ESO Images, Videos and Music
Las
enanas rojas como Próxima Centauri son estrellas activas que pueden
tener variaciones, generando efectos parecidos a los que genera la
presencia de un planeta. Para excluir esta posibilidad, durante la
campaña el equipo también monitorizó de forma cuidadosa la
luminosidad cambiante de la estrella usando el telescopio ASH2,
instalado en elObservatorio
de Exploraciones Celestes de San Pedro de Atacama (Chile)
y la red de telescopios del Observatorio
Las Cumbres.
Se excluyeron del análisis final los datos de velocidad radial
tomados cuando la estrella se dilataba.