Para llevar a cabo esta investigación Kunio Nakamura y sus
colegas del Instituto Neurológico de Montreal (Canadá) analizaron casi 10.000
imágenes por resonancia magnética (3.269 escaneos de múltiples pruebas de
esclerosis y 6.114 del proyecto de la enfermedad de Alzheimer, ADNI).
Nakamura y sus colegas determinan el tamaño del cerebro en
términos de la fracción del parénquima cerebral (BPF, por sus siglas en
inglés), que es la proporción del volumen intracraneal que está llena de tejido
cerebral.
El BPF se redujo en un 0,18% en el transcurso del día en los
múltiples estudios de la esclerosis múltiple y un 0,44% en el conjunto de datos
de Alzheimer. Es más o menos el mismo grado de contracción que alguien con la
enfermedad de Alzheimer experimentaría en el transcurso de un año.
Nakamura sugiere que los fluidos pueden ser la clave para
entender los cambios del tamaño del celebro. "Un mecanismo posible sería
que el estar acostado durante la noche esté asociado con una redistribución de fluidos
corporales que se habían acumulado en las extremidades inferiores durante el
día (...) También es posible que el efecto producido durante el día esté
relacionado con el estado de hidratación", sostiene el investigador.