Una
imagen del lago, que ya no alberga vida, fue capturada por la NASA en
abril de 2013 y lo muestra aún lleno de agua. En la segunda imagen,
tomada en enero de 2016, se puede apreciar el mismo lago, pero
convertido en un desierto.
Como
consecuencia del desastre, cerca de dos tercios de la comunidad que
residía en el área ha decidido buscar destino en otra zona, por lo
que muchos han abandonado esa región del altiplano, desplazándose a
otras zonas de Bolivia o emigrando a Argentina o Chile.
Como
resultado de la desaparición del agua, murieron millones de peces,
mientras que unas 500 aves, como flamencos y patos, también
perdieron la vida debido a la sequía.