Elisa Marvena |
La segunda semana de marzo ha sido
especialmente trágica para los vendedores ambulantes de España tras la muerte por paro cardiaco de Mame Mbaye, de origen
senegalés, tras huir corriendo de la policía.
Miembros del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona. Foto de: Playground Do (Usada con permiso) |
"Ya está aquí el proyecto en el que tanto hemos trabajado, que nos permitirá ayudar a mejorar las condiciones de vida de lxs vendedorxs ambulantes, seguir luchando contra el racismo, compartir lo que sabemos: #TOPMANTA #Crowdfunding Colabora y difunde!https://t.co/RAQfYu8Sf0— Sindicato ManteroBCN (@sindicatomanter) March 13, 2018
El proyecto ha sido puesto en
marcha por el Sindicato
Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona, una asociación formada
por migrantes venidos de varios países de África que han encontrado en la venta
callejera una forma de subsistencia a causa del impedimento administrativo para
trabajar bajo las exigencia de la ley.
Bajo el lema “Sobrevivir no es
delito”, el Sindicato se creó en 2015 como “una forma de apoyarnos entre
nosotros ante la dureza del día a día vendiendo en la calle, y como una forma
de defendernos ante el racismo institucional, [la] persecución y la
criminalización”.
A la creación del Sindicato y de
la marca Top Manta le precede más de una década de lucha, auto-organización y
construcción de redes de solidaridad.
“Somos individuos creativos con ideas y ambición, como tú.”
La idea de crear Top Manta ya
fue anunciada por el colectivo en 2017, junto con un video
promocional lanzado por Playground
Do que ya ha alcanzado más de 1 millón de visitas. En él, Aziz Faye,
portavoz del Sindicato y sastre de profesión, explica cómo tras ocho años sin
empleo, descubrió la dignidad de este trabajo de vendedor ambulante a pesar
del acoso policial, la discriminación de la gente y un salario
que apenas alcanza los 200 euros al mes.
¿Cómo lo hacen? De acuerdo con
Faye, en el video: “porque tenemos muchas ideas y tenemos muchas riquezas”.
En el video, Faye reflexiona sobre
la repentina atención mediática y cómo contrasta con la intensa
invisibilización y el rechazo que caracterizan las imágenes que se expanden
sobre ellos:
Hace poco hemos lanzado nuestra propia marca, la marca Top Manta (…) de pronto, la gente que nos ignoraba o rechazaba, nos tenía admiración. Los medios querían entrevistarnos, los diseñadores querían conocernos (…) ¿Qué había cambiado? Dos cosas. Primero se descubrió que no somos solamente inmigrantes ilegales, sino que somos individuos creativos con ideas y ambición, como tú. Segundo, empezamos a hablar el lenguaje del capitalismo.
En su página web, la marca Top
Manta se describe como algo más allá de un proyecto
comercial: un instrumento de resistencia y reivindicación, una marca
“colectiva, sencilla, rebelde y digna”, contra las fronteras, el desprecio y el
olvido.
En este momento y tras menos de
una semana activa, la campaña de crowdfunding para financiar la puesta en
marcha del proyecto ya ha superado su objetivo mínimo y sigue en aumento.
Aquellos que colaboren pueden elegir entre diferentes recompensas, como
camisetas y sudaderas, diseñadas por el colectivo y producidas de manera
solidaria, justa y sostenible (es posible el envío a Europa, Latinoamérica y
Senegal).
Manteros:
solidaridad frente la criminalización, el racismo y la invisibilidad
Según un informe del Ayuntamiento
de Barcelona, en 2016 había 400 vendedores ambulantes en la ciudad, y más de la
mitad de ellos se encuentran en situación administrativa irregular. El informe
también desmiente que detrás de los manteros estén las mafias
como últimas beneficiarias de su actividad, rumor muy extendido en la calle y
las redes.
Gracias a la presión ejercida por
diferentes colectivos migrantes, en 2010 se consiguió despenalizar la venta
ambulante, que pasó a ser falta leve. Pero de nuevo en 2015, la
conflictiva reforma del código penal, llevada a cabo por el
gobierno conservador del Partido
Popular (PP), vuelve a considerar la venta ambulante como
delito sancionado con penas de entre seis meses a dos años de cárcel.
Una importante consecuencia de
esta penalización es que ayuda a perpetuar la situación de vulnerabilidad legal
de los vendedores. El delito queda reflejado en su expediente e impide que
puedan regularizar su situación administrativa. Como consecuencia, conseguir un
trabajo legal alternativo a la venta ambulante se vuelve aún más difícil. Éste
es el caso de muchos de los manteros, que siguen “sin papeles” a pesar de
llevar más de una década en España.
Como
destaca el “Manifiesto por la despenalización del top manta”:
…cuando un mantero es condenado por vender, esto cierra de facto cualquier posibilidad de regularización futura debido al tema de los antecedentes penales. Esto es lo que llamamos criminalización de la pobreza.
Iniciativas como la de Top Manta y
su aceptación por el público español abren la puerta a un gran número de
esperanzas y posibilidades. Sin embargo, todo logro será pequeño hasta que no
se confronte el insidioso racismo social e institucional que normaliza las
violencias policiales, denunciadas
con insistencia por el colectivo: “Hace mucho tiempo que la violencia
ejercida contra nosotros se ha aceptado como algo natural. (…) Tenemos decenas
de compañeros con piernas y manos rotas por los operativos policiales”.