GRAIN.- Casi dos décadas han pasado desde que la industria de la
biotecnología ha lanzado su trabajo para crear el arroz dorado, un cultivo
modificado genéticamente supuestamente destinado a luchar contra la
malnutrición. Sin embargo, todavía no se ha comercializado en todo el mundo.
Un nuevo informe de GRAIN, MASIPAG y
la !parada de arroz dorado¡ sobre los defectos y fallas del arroz dorado
desenmascaran la cuestión de si el mundo realmente necesita el arroz dorado o
se trata de los esfuerzos de relaciones públicas de otra industria de semillas
en favor de los cultivos genéticamente modificados (GM).
El arroz dorado sigue siendo
considerado por sus defensores como una panacea para curar la deficiencia de
vitamina A. Sin embargo, la evidencia ha demostrado que el arroz dorado tiene
niveles mucho más bajos de beta-caroteno, el precursor de la vitamina A, que
las patatas dulces - una fuente abundante y natural de vitamina A- qué se puede
encontrar fácilmente en todos los países objetivo para la comercialización del
arroz dorado. Además, más de la mitad del nivel de beta-caroteno en el arroz
dorado disminuye durante el almacenamiento. Como era de esperar, la aprobación
de seguridad reciente del arroz dorado por la Food and Drug Administration (FDA
de EE.UU.) llegó con una nota explícita diciendo que el nivel de beta-caroteno
en el arroz es demasiado bajo para que pueda ser presentado como un alimento
especialmente nutritivo.
Mientras tanto, los países de
destino para la comercialización de arroz dorado como Filipinas y Bangladesh
han logrado bajar a lo largo de los años sus niveles respectivos en Deficiencia
de Vitamina A con mejoras en la dieta y otros métodos que son más rentables y
ha demostrado ser seguros.
El campo pro-arroz dorado es visto
como vendiendo un producto modificado genéticamente que no está probado ni
demostrado ser seguro, y que sirve como un caballo de Troya para abrir la
puerta a otros cultivos genéticamente modificados.
“Arroz dorado es un remedio
tecnológico a la desnutrición y una estratagema corporativa para controlar
nuestra agricultura”, dice Cris Panerio de MASIPAG. “Los asiáticos y el resto
del mundo no necesitan arroz dorado”. De hecho, la solución al hambre y la
desnutrición radica en enfoques integrales que aseguren que la gente tiene
acceso a diversas fuentes de nutrición. Asegurar el control de los pequeños
agricultores de los recursos, tales como semillas, tecnologías apropiadas, el
agua y la tierra es la verdadera clave para la mejora de la producción
alimentaria y la erradicación del hambre y la malnutrición.
El informe
está disponible en Inglés en: http://www.grain.org/e/6067