
Revisemos las
ideas de quienes creen posible que vivamos en un 'matrix'.
Vivimos en el mundo que, de hecho, es una simulación
de vida, creada por un "programador", que controla todo lo que
hacemos como si fuéramos los personajes del juego Sims, opina Rich Terrile, director del Centro de
Computación Evolutiva y Diseño Automatizado del Laboratorio de Propulsión a
Chorro de la NASA.

"Usted ve exactamente lo
que necesita ver en la ciudad en este momento, reduciendo una metrópoli hasta
el tamaño de una consola. El universo se comporta de la misma manera. En la
mecánica cuántica, las partículas no tienen determinado estado si no están siendo
observados en este momento. Muchos teóricos han pasado mucho tiempo tratando de
explicarlo. Una de las posibles explicaciones es que vivimos en una especie de
simulación, viendo lo que tenemos que
ver en el momento oportuno para alguien", explica a Vice.
Terrile cree incluso que
estamos a punto de modelar nuestro propio universo y ser
"programadores" de un 'matrix'. Uno de los logros que podría
contribuir a ello es la capacidad de introducir la conciencia artificial en las
máquinas, lo que -según él- será posible dentro de 30 años.

La idea no es nueva, ya que
en 2003 el filósofo Nick Bostrom sugirió que vivimos en una simulación modelada
y regulada por nuestros descendientes, es decir, desde el futuro. Bostrom y
otros escritores postulan que hay razones empíricas por las que la hipótesis de
simulación podría ser válida. Según su propuesta, una civilización futura
tendría tal capacidad de computación enorme, que nuestros descendientes podrían
con sus tecnologías desarrolladas
ejecutar una simulación de ancestros. Sin embargo, el científico no explica
por qué estos "programadores" estarían modelando la realidad.

Otra idea que va ganando
fuerza es la de los hologramas. La semana pasada, un grupo de científicos
anunció haber conseguido demostrar el "principio holográfico", una
conjetura acerca de las teorías de la gravedad cuántica propuesta en 1993 por
Gerard 't Hooft. La idea postula que el universo no tiene un espacio
tridimensional, sino que tiene una
estructura bidimensional similar a un holograma, cuya proyección se refleja
en un horizonte cósmico inmensamente extenso.