En todo el mundo unos
35 millones de personas conviven con el virus del VIH. Una mujer estadounidense
a la que diagnosticaron el sida hace 23 años no manifiesta sus síntomas, lo que
la convierte en un elemento clave en las investigaciones para lograr una cura a
esta enfermedad.
"En un sentido clínico, no estoy progresando hacia el
sida, hacia la etapa de enfermedad", afirma.
Forma parte de ese menos de un 1% de pacientes denominados
controladores de élite que tienen VIH
pero pueden controlar la invasión del mismo en su cuerpo. "Sus cuerpos
tiene una forma tan efectiva de reaccionar frente al virus que es difícil
incluso detectar que son cero positivo", cuenta el doctor Richard Pollard,
especialista en enfermedades infecciosas.
El VIH ataca las células T CD4, glóbulos blancos que
combaten las infecciones y son parte fundamental del sistema inmune. En la
mayoría de los pacientes, el virus mata estas células T y se replica a sí
mismo, mientras que debilita otro tipo de células T llamas CD8. Estas últimas
están destinadas a combatir las infecciones virales, pero en casos como los de
Loreen son particularmente fuertes (evitando que el VIH se replique y debilite
el sistema inmunológico).
En la última década, Loreen ha participado en 13 estudios
diferentes en los que los investigadores tratan de averiguar por qué los
controladores de élite actúan así. "Encontrar la respuesta a esto podría
conducir a otras investigaciones para tratar de desarrollar técnicas que imiten a estos controladores de élite",
afirma Pollard.