En Ramadi reina el miedo y el caos tras la toma de esa
ciudad iraquí por el Estado Islámico (EI). Las milicias chiítas intentarán
bloquear el camino a Bagdad, por el cual planea avanzar el EI. La caída de esta
urbe a 100 kilómetros de la capital, es la peor derrota militar sufrida por el
gobierno iraquí desde que perdió el norte del país hace casi un año. Entre
tanto, los expertos advierten que la situación en la región sólo se agravará.
Hubo cierta discrepancia en torno a la toma de Ramadi. El
domingo, la portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, Maureen
Schumann, dijo que era "demasiado temprano para hacer declaraciones
definitivas sobre la situación en el terreno".
Sin embargo, desde la ciudad iraquí ya llegaban
informaciones de que había sido completamente tomada y que los militares habían
huido. Los extremistas se hicieron con el control de la localidad detonando
seis coches bomba y reduciendo a cenizas el cuartel central de la Policía.
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El mismo portavoz del gobernador de la provincia de Anbar,
Muhannad Haimour, lo confirmaba. "Ramadi cayó. la ciudad fue tomada
completamente. Los militares están abandonando la urbe", constató.
Al menos 500 militares y civiles murieron tras la toma. La
ONU confirmó que unas 25.000 personas han escapado de Ramadi tras la ocupación.
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Además, las autoridades de la provincia de Al Anbar
confirmaron que unos 3.000 milicianos chiítas planean a unirse a las fuerzas de
seguridad para recuperar la ciudad tomada.
Varios analistas ven en esa 'mezcla' de fuerzas indicios de
posibles tensiones sectarias. Para el analista de CNN, Robert Baer, el hecho de
que las fuerzas chiítas luchen contra el EI en un Irak predominantemente suní,
puede desembocar en nueva ola de violencia. "Podría convertirse en otro
baño de sangre. Sería sunitas contra chiítas. ¿Quién sabe lo que puede
provocar?", pregunta Baer.
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La situación en Ramadi hizo que en Washington tuvieran que
dar por perdida la batalla. El congresista Adam Schiff declaró que la pérdida
de Ramadi, era "un serio revés después de los importantes refuerzos"
en Tikrit y en otros lugares.
EE.UU. comenzó la campaña militar contra el EI en agosto de
2014. A partir de ese momento, lanzó más de 2.200 bombardeos contra las zonas
controladas por los extremistas en Irak. También ha realizado ofensivas en
Siria. Junto a Jordania y sus aliados del Golfo, ha lanzado más de 1.400
ataques desde septiembre.
En opinión de José Miguel Álvarez, miembro de Hermes
(Federación internacional de comunicadores populares), los bombardeos de EE.UU.
no han conseguido nada, ya que "sólo han arrojado armas".