"Te pueden decir mil veces que la Tierra es redonda.
Pero cuando la ves desde el espacio, te sorprende igualmente". Hace medio
siglo el ruso Alexéi Leónov realizó la primera caminata espacial de la historia
de la humanidad.
actualidad.rt - El 18 de marzo de 1965 la exploración del universo vivió una
revolución. El ruso Alexéi Leónov se convirtió en el primer ser humano en salir
al espacio abierto. Los 23 minutos y 41 segundos de su caminata marcaron una
nueva etapa en la carrera espacial entre dos superpotencias —EE.UU. y la URSS—
y un reto personal sin precedentes para el cosmonauta.
"El silencio me impresionó. Oía los latidos de mi
corazón con tanta claridad... Oía la respiración con tanta fuerza que no me
dejaba pensar", dijo Leónov sobre los primeros momentos de su 'vis-à-vis'
con el universo en una entrevista a RT.
El viaje estuvo lleno de momentos imprevistos que podrían
haber resultado mortales. La nave, Vosjod-2, fue puesta en la órbita terrestre
con éxito, pero a 495 kilómetros sobre la Tierra, 200 kilómetros más alto de lo
planeado. Una vez equipado, Leónov esperó más de una hora encerrado dentro de
su traje espacial hasta que el centro del control de vuelo le autorizó la
salida. Desde la Tierra le estaba guiando el primer hombre en el espacio, Yuri
Gagarin. "Puedes salir, te vemos bien", finalmente oyó Leónov, y
saltó.
"El tamaño de la Tierra, el espacio. En el suelo no lo
podemos entender. Solo allí se puede comprender el cosmos", cuenta el
cosmonauta.
"Te ponen un traje que pesa más de 100 kilos y te dicen
que hagas una caminata espacial en un sitio donde realmente no se puede
caminar. ¡Y es que no es un simple paseo! Es una actividad muy exigente. Y no puedes
permitirte el mínimo error. Tu vida está en peligro constante en un entorno muy
agresivo", comentó a RT en español un representante de la nueva generación
de astronautas, Paolo Nespoli, de la Agencia Espacial Europea.
RIA NOVOSTI |
Una vez terminada la caminata, Leónov tuvo otros instantes
muy tensos: su traje no respondía como lo hacía en la Tierra. En gravedad cero
se había hinchado y el grosor no le dejaba entrar en la cápsula. "Tuvo que
hacer algo muy arriesgado: sacar aire del traje espacial, descomprimirlo. ¡Eso
aterraría a cualquier astronauta que realiza caminatas espaciales en estos
nuevos tiempos!", comenta Nespoli.
Pero las dificultades no acabaron ahí. Nadie antes había
tenido que embarcar en la nave desde el espacio, por lo que el cosmonauta ruso
fue también el primero en toparse con ciertos fallos en el diseño. "Cuando
estaba junto a la esclusa, no tenía dónde agarrarme. Deberíamos haber puesto un
asidero donde poder meter los pies para tener las manos libres. Pero nadie lo
había pensado", cuenta Leónov.
"Si ahora me ofrecieran ese mismo contrato, jamás lo
firmaría. Pero en aquel entonces, lo hice", confiesa Leónov, aunque, por
más seriedad que pretenda transmitir, sus palabras no suenan más que a una
broma.