El ingeniero
aeroespacial argentino Pablo de León ha ganado un concurso de la NASA, gracias
al cual contará con unas ayudas de 1,3 millones de dólares para crear viviendas
y un hábitat apto para las primeras personas que pisen Marte en el año 2030,
informa el diario 'La Nación'.
actualidad.rt - El
proyecto, bautizado como 'Estación multipropósito para misiones tripuladas a
Marte', tendrá que estar listo en tres años y tiene como objetivo construir una
instalación que asegure la vida de los astronautas durante seis meses, tiempo estimado
para la primera misión tripulada al planeta rojo.
"La base para
vivir Marte ya la tenía desarrollada, pero le voy a agregar elementos para
investigar directamente ahí", cuenta el ingeniero, refiriéndose a un
proyecto anterior con el que ganó otro concurso en 2009.
De este modo, los
hábitats contendrán módulos para cuatro astronautas con lugares para dormir,
cocina, un lugar para realizar trabajos científicos, un invernadero para
cultivar plantas comestibles, una estación de comunicaciones, un gimnasio, un
laboratorio para reparar equipos, un laboratorio geológico planetario y un
vehículo motorizado, que permitirá que los habitantes se muevan por las
proximidades de su vivienda.
Pablo de León explica
que "la idea es que, cuando lleguen los primeros tripulantes, no tengan
que armar todo desde cero, sino que ya exista una estructura. Para lograrlo,
hemos diseñado unos hábitats inflables que varios robots se encargarán de montar.
Cuando lleguen los astronautas, sólo tendrán que terminar los últimos
detalles".
Además, el ingeniero
argentino sostiene que "a muchos de nuestros descendientes les va a costar
pensar que la Tierra era el único lugar en donde existía la especie
humana", asegura que "vamos a estar en Marte y a tener bases
permanentes en la Luna y en órbitas terrestres" y prevé que "en el
futuro, podremos producir comida en otros planetas: esa será la clave para su
colonización".
Pablo de León,
director del Laboratorio de Vuelos Espaciales de la Universidad de Dakota del
Norte, fue el primer argentino y segundo latinoamericano en participar en un
vuelo en ingravidez, en 1997.