¿Amor o necesidad?
¿Cuál es la diferencia entre amar y depender? Parece que no es fácil definir
las finas líneas que a veces separan estos dos términos. Para Anna Ferre
Giménez, psicóloga y terapeuta Gestalt y de constelaciones, en una relación
basada en el amor, "dos personas están juntas por el placer de compartir
con el otro aquello que cada uno es y que le hace sentir bien consigo mismo, no
para que el otro le proporcione lo que uno siente -de manera consciente o
inconsciente- que le falta en su vida". Así, la persona que vive una
relación con amor -situación distinta del enamoramiento- se siente completa,
libre y puede recibir y dar bienestar a su pareja en una relación de
intercambio entre iguales.
Pero, como en la
mayoría de las cosas, no todo es blanco o negro, amar o depender. Hay grados de
dependencia, y es fundamental que uno detecte cómo le afecta un tipo de
relación así en su vida y de qué manera impide un desarrollo personal sano.
Perfil que predispone
al apego patológico
Hay quienes tienen más
predisposición a sufrir relaciones de pareja de dependencia. "Sin duda,
las personas emocionalmente más frágiles", puntualiza la experta. Entre
estas se encuentran las que han vivido una infancia difícil, con ausencia física
o emocional de los progenitores, o que han tenido una relación de pareja
dañina; en definitiva, con carencias emocionales.
En una relación de
dependencia emocional, ninguno de los dos miembros de la pareja puede dar o
recibir amor
Cuando durante la
infancia uno no se ha sentido seguro con el entorno encargado de protegerlo, se
hace difícil madurar y ser sujetos independientes de una manera saludable.
Entonces se desarrollan estrategias para obtener amor (o para huir del dolor)
que se mantienen a lo largo del crecimiento y en la edad adulta. "Si de
pequeña, en mi casa había problemas económicos graves y mi padre llegaba a casa
nervioso y agresivo, yo me decía 'mejor me quedo quietecita para que papá no se
enfade y hago lo que me pida. Si obedezco, me querrá'", ilustra Ferre.
Este patrón basado en el miedo se repite de forma inconsciente y de manera
automática en la vida adulta: "establezco relaciones de pareja en las que
me comporto de manera sumisa o, también en el ámbito laboral, soy una empleada
ejemplar... Es decir, obedezco a cambio de no tener conflicto", explica la
psicóloga, a modo de ejemplo. Estas situaciones, a veces, son adaptativas y
beneficiosas, pero otras, es el primer paso para no poner límites y permitir
abusos.
No obstante, la
experta aclara que ante una misma situación de desamparo o de heridas
emocionales, diferentes personas desarrollan estrategias distintas, según el
tipo de carácter. Por eso en una relación de dependencia emocional, los dos
miembros de la pareja son "codependientes": ninguno de los dos puede
dar o recibir amor. "Se tiende a definir como dependiente al miembro de la
pareja que muestra más fragilidad, sin embargo, el sujeto tenido como 'fuerte'
también necesita del miembro débil para mantener esta relación basada en el
poder o el miedo, en lugar de en el amor como sería deseable", asegura la
especialista.
Relación de
dependencia: síntomas de alarma
Algunas frases o
creencias pueden indicar que se está ante una relación de apego patológico:
"¿Dónde estás,
con quién estás, qué haces, qué piensas?": deseo de afecto constante y de
contacto ininterrumpido, por ejemplo, estar juntos o en contacto a través de
móvil todo el tiempo posible, de manera adictiva.
"Con lo bien que
estamos juntos, no necesitamos a nadie más": tendencia a que la relación
sea exclusiva. Los amigos desaparecen y se crea una especie de burbuja de dos.
"Lo que tú digas,
cariño", "lo que yo te diga, cariño": la pareja se relaciona a
través de poder-miedo, uno somete y el otro es sumiso. Esto puede incluso ser
aceptado tácitamente, sin que sea cuestionado.
"Por favor, no te
vayas, cambiaré, si me dejas me muero": miedo a la soledad y, por tanto,
el abandono o el rechazo de la pareja se vive como una catástrofe, como dejar
de existir. A menudo este tipo de relaciones se rompen y se recomponen de manera
continua.
"Tengo mucha mala
suerte, siempre me encuentro con el mismo tipo de hombres/mujeres": muchas
relaciones con parejas de un mismo perfil. Tras la ruptura hay resentimiento o
desprecio hacia el otro miembro de la pareja.
Soy emocionalmente
dependiente, ¿qué puedo hacer?
El primer paso y, por
seguro, el más difícil, es reconocer que uno tiene una relación de dependencia
emocional. A veces, la persona necesitará recurrir a un profesional psicólogo o
terapeuta para que le ayude a tomar conciencia de la situación, del sufrimiento
evitable, y le ayude a ver las heridas y curarlas.
"Es necesario
comprender cuál es el vacío que quiero llenar con esta relación y reconocer que
solo se llena aceptando la realidad y tomando responsabilidad sobre ella, sin
esperar que un 'príncipe azul' o una 'segunda mamá' cubran estas necesidades infantiles.
Esa etapa infantil debe quedar atrás para construir relaciones saludables entre
adultos y poder desarrollar el potencial personal y disfrutar de un proyecto de
vida", puntualiza Anna Ferre.