Los astrónomos han captado impresionantes imágenes mientras exploraban los restos del nacimiento de un grupo de estrellas masivas, parecidos a fuegos artificiales, demostrando que la formación de estrellas también puede ser un proceso violento y explosivo.
😎 A 1.350 años luz de distancia, en la constelación de Orión (el cazador), hay una densa y activa fábrica de formación de estrellas llamada Nube Molecular de Orión 1 (OMC 1, por sus siglas en inglés) que forma parte de la conocida nebulosa de Orión.
Las estrellas nacen cuando una nube de gas, cientos de veces más masiva que nuestro Sol, comienza a colapsar bajo su propia gravedad.
En las regiones más densas, las protoestrellas se encienden y comienzan a amontonarse sin control.
Con el tiempo, algunas estrellas comienzan a caer hacia un centro común de gravedad, dominado generalmente por una protoestrella particularmente grande. Si antes de que puedan escapar de su vivero estelar, algunas estrellas se acercan mucho entre sí, pueden tener lugar violentas interacciones.
Hace unos 100.000 años, varias protoestrellas comenzaron a formarse en las profundidades de OMC-1.
La gravedad comenzó a atraerlas entre sí a una velocidad cada vez mayor, hasta que, hace 500 años, dos de ellas acabaron chocaron.